Dos adolescentes españoles acompañan a Senegal a un joven que llegó en patera para conocer la realidad de su país

Bruno y Unai son dos adolescentes españoles de 13 y 14 años respectivamente que acaban de volver de Senegal después de participar en la campaña de Save the Children 'Se buscan familias'. Ambos han acompañado a Omar, un joven senegalés que llegó a España en patera con 17 años. El viaje es el cierre de la campaña que la organización puso en marcha en mayo para dar a conocer las dificultades de los menores que emprenden solos su viaje hacia países como España.

La Vanguardia, EUROPA PRESS, 10-08-2018

Bruno y Unai son dos adolescentes españoles de 13 y 14 años respectivamente que acaban de volver de Senegal después de participar en la campaña de Save the Children ‘Se buscan familias’. Ambos han acompañado a Omar, un joven senegalés que llegó a España en patera con 17 años. El viaje es el cierre de la campaña que la organización puso en marcha en mayo para dar a conocer las dificultades de los menores que emprenden solos su viaje hacia países como España.

Durante cuatro días, Bruno y Unai han conocido la realidad de Omar en Keur Sega, el pueblo donde nació y creció, en la región senegalesa de Thies, y donde sus únicas posibilidades de futuro eran trabajar en el campo o dedicarse al comercio ambulante. Por eso Omar decidió emprender el viaje a España, en una travesía en patera por la que su padre tuvo que pagar más de 500 euros.

Unai y Bruno han recorrido con Omar el viaje hasta la playa desde donde salió y donde les explicó cómo fue la travesía, una pesadilla de siete días en los que las 150 personas que viajaban tuvieron que hacer turnos para sacar con cubos el agua que se colaba en la barca para evitar hundirse, según ha informado Save the Children.

“El día que salió mi hijo lo pasé rezando, estuve una semana sin comer hasta que tuve noticias de él y supe que había llegado a salvo”, contaba su madre a Bruno y Unai cuando le preguntaron cómo vivió la marcha de su hijo.

“Yo ya había visto noticias sobre gente que llega en pateras a Europa y ya estaba bastante informado, pero no es lo mismo documentarse, que alguien que lo ha sufrido y que lo ha vivido me lo haya contado. Ahora ya puedo entender mucho mejor por qué tanta gente como Omar arriesga su vida de esa manera”, ha explicado Bruno tras la experiencia vivida.

Porr su parte, Unai ha puesto el acento en la situación que viven las personas en Senegal. “Todos hemos visto por la televisión las pateras y los miles de migrantes y refugiados navegando por el mar. Pero vivirlo, ver a la gente que realmente no tiene nada, rodeada de basura y sin apartar la sonrisa de la cara, trabaja duro todo el día, soñando en marchar algún día, es otra cosa”, añade Unai.

Una vez que llegó a España, las cosas no fueron más fáciles para Omar. Al llegar a Tenerife nadie comprobó si era menor de edad y pasó cinco semanas en un centro de internamiento de extranjeros sin apenas comida ni duchas, hasta que consiguió el traslado a casa de unos parientes a la península.

Omar salió adelante y hoy trabaja en Madrid en el sector de la hostelería gracias al apoyo de asociaciones y particulares, pero denuncia la indefensión que sintió al llegar con una administración que le trató como adulto sin comprobar su edad.

Save the Children recuerda que, como Omar, miles de menores llegan solos a España cada año. Solo en patera, durante 2017 llegaron a España 2.177 menores no acompañados, casi cuatro veces más que en el año anterior. A pesar de la magnitud de las cifras, España sigue sin estar preparada para acoger a los niños que llegan solos y les condena a la invisibilidad y la exclusión.

Save the Children tiene en marcha una campaña de recogida de firmas en www.savethechildren.es/elviajedeomar para pedir al Comisario Europeo para las Migraciones Dimitris Avramópulos que se comprometa a que ningún niño migrante sea detenido al pisar suelo europeo y se realice una correcta identificación de los menores que llegan a Europa con pruebas de determinación fiables. La organización reclama, asimismo, que no se realicen separaciones forzosas de familias con hijos menores, que se ponga a su disposición la información necesaria para su idioma y edad y que en el proceso de acogida se de priodidad siempre al interés superior del menor.

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