Enormes pateras coexisten con motos de agua, kayaks y neumáticos en su ruta hacia España

Los inmigrantes viajan en infraembarcaciones de todo tipo ya que saben que no hace falta llegar a la costa, Salvamento les rescatará

ABC, Laura L. Caro, 10-08-2018

Mediterráneo sur, pero por debajo de la media. Salvamento Marítimo localizó y llevó a tierra a 207 personas. Últimamente se superan las 400 con facilidad. Pero en esta jornada particular del miércoles ocurrió que entre patera y patera, también hubo que asistir en el área del Estrecho a cuatro varones que intentaban alcanzar la costa en un kayak y a otros dos que avanzaban a duras penas sobre la cubierta de un neumático de camión. Ya el domingo había tocado buscar una moto de agua con dos magrebíes que había salido de Alhucemas, en Marruecos y el sábado se interceptó frente a las costas de Alicante a siete inmigrantes en una barquita de pesca tradicional con su nombre y todo pintado a brocha en el costado: «Yasmin». Como hace quince años.

Recurrir a infraembarcaciones muy poco convencionales para cruzar el Mediterráneo no es nuevo el catálogo incluye también tablas de surf y siempre ha respondido a una voluntad de ahorro económico. De desembolsar un puñado de euros en vez de una pequeña y muchas veces inalcanzable fortuna de varios miles a las mafias que operan las pateras.

Como contrapartida, el uso de cachivaches flotantes entrañaba y sigue entrañando un mayor riesgo. Aunque la sensación de peligro parece amortiguarse cuando no se trata exactamente de llegar al litoral de España, sino fundamentalmente de separarse del marroquí lo suficiente para que los buques de rescate españoles hagan su trabajo. Previo aviso, eso sí, de organizaciones humanitarias (o no) que se dirigen a Salvamento Marítimo por teléfono para dar la oportuna señal de alarma. Lo resume una fuente que trabaja en la gestión migratoria, «ya no hace falta que lleguen a ninguna parte, los recogemos en el mar y los traemos».

A 2009 se remonta la detección de las primeras barquitas hinchables tipo «toy», las que se compran en playas y jugueterías para los niños, como improvisado medio de transporte de magrebíes y subsaharianos rumbo a nuestras costas. Su uso se generalizó en torno a 2013, complicando enormemente la labor de los servicios de búsqueda, puesto que eran muy difíciles de encontrar. La mayoría escapaba por su pequeño tamaño a los radares del SIVE, el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior. Es imposible calcular cuántas de ellas se tragaría el mar.

Las barcas de juguete siguen apareciendo en el Mediterráneo, coexisten junto a lanchas neumáticas y toda la lista de artefactos de navegar ultraprecarios antes mencionada con todo lo contrario: inmensas pateras, de hasta 80 personas que constituyen hoy los nuevos barcos negreros. En esta campaña de verano es frecuente rescatar cada día al menos una con 40 o 50 personas a bordo. Ante tamaños pasajes, es inevitable echar cuentas y multiplicar por el precio del billete 1.500 por cabeza, 2.000, 2.500 para atisbar el poderío de las redes de traficantes. Y cómo están haciendo el agosto…

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