M. J. ÁLVAREZ

MADRID. El estado de salud de los madrileños está entre los mejores de España. La principal consecuencia de ello es que vivimos más años. Así, las féminas de la Comunidad son las más longevas, no ya de todo el país sino de toda Europa, al situarse su esperanza media de vida en los 84,36 años; mientras que los varones, con 77,51 años, se encuentran en cabeza entre todas las regiones. ¿Las causas? Los factores genéticos, los hábitos nutricionales y el aumento de la calidad de vida.

Pero hay más. En el hecho de que la vida se alargue ha influido notablemente la reducción de un 50% de la mortalidad infantil respecto a años anteriores, con 3,81 defunciones por cada mil habitantes, por debajo de las 4 de los países desarrollados.

Los cambios sociodemográficos por la inmigración han hecho resurgir patologías con escasa incidencia en la región (tuberculosis, paludismo, hepatitis A…), y ha traído consigo uno de los datos más destacados del segundo Informe del Estado de Salud de la Población de la Comunidad, correspondiente a 2004, que ayer fue presentado por el director general de Salud Pública, Agustín Rivero. Las costumbres y los hábitos de la población extranjera y el grupo de mujeres que se encuentra en edad fértil ha hecho que, por primera vez en veinte años, aumente la natalidad, con una fecundidad estimada en 1,35 hijos por mujer y 70.310 nacimientos anuales. «Durante años hemos sido el país con menos hijos de nuestro entorno. Lo ocurrido es una buena noticia que ayuda a la reposición de la población, si bien, aún estamos lejos de los 2,1 hijos necesarios por mujer para que se produzca el remplazo», subrayó el responsable de Sanidad. Junto a ello, destacó que la edad media en la que se tiene el primer vástago es casi a los 32 (31,7), frente a los 28 de 1980.

Otro aspecto clave en el aumento de la esperanza de vida es el descenso de la mortalidad asociada a las enfermedades cardiovasculares, cáncer, trastornos digestivos y sida. Con todo, las principales causas de los fallecimientos en los madrileños son la cardiopatía isquémica (10,3%), enfermedades coronarias (7,5%) y el cáncer de pulmón (5,85%), hasta el punto de concentar el 23,5% del total de las defunciones.Los trastornos cardiovasculares suponen en la región el 30% del total de los fallecimientos, con 12.097. No obstante, cabe destacar que, en los últimos diez años ha descendido notablemente las patologías cerebrovasculares, tanto en hombres (36%) como en mujeres (40%). Un aspecto a tener muy en cuenta es el relativo a la carga de enfermedad que provocan determinadas patologías, un nuevo indicador que alude a la pérdida de calidad de vida, al aumento de la dependencia.

Salud mental y discapacidad

Los trastornos mentales, que se sitúan en cabeza, con 13.174 ingresos hospitalarios en 2004, son los más discapacitantes. La depresión (9,8%), demencias (7,85%), patologías del aparato osteomuscular – artrosis, osteoporosis, etc. – (5,2%), problemas derivados del abuso del alcohol, junto a los que afectan a los sentidos – cataratas, pérdida de visión, ectétera – , con el 4,8% en ambos casos, son las enfermedades más incapacitantes ya que acarrean el mayor número de años de vida sana perdidos. En la población juvenil, la palma se la llevan los trastornos de la alimentación en las chicas de entre 15 y 19 años – anorexia y bulimia – y en los adultos, varones de entre 25 a 45 años las patología derivadas por el elevado consumo de drogas. «Los inmigrantes también la están sufriendo por los cambios sociales y culturales a los que se están viendo sometidos en un corto espacio de tiempo», dijo Rivero.La prevención para que descienda su incidencia por la carga que supone para el sistema sanitario, es uno de los objetivos de la consejería.