De Malta a los EEUU

Canarias 7, 22-04-2006

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El fenómeno de la inmigración ilegal sigue ocupando un lugar destacado en todos los medios de comunicación, no sólo en Canarias sino también en toda España y en el resto del mundo. Como ejemplo de este interés informativo podemos referirnos a dos casos muy distintos y casi opuestos.


Uno es el caso de Malta, uno de los estados más pequeños del mundo, con sólo 400.000 habitantes asentados en dos pequeñas islas en el centro del Mediterráneo, de unos pocos kilómetros cuadrados. Malta recibe anualmente unos 2.000 inmigrantes ilegales. A diferencia de Canarias, que cuenta con el hinterland de la España peninsular, lo que permite redistribuir la población inmigrada y recibir ayudas del Estado español para su atención, Malta es una república independiente que no puede dispersar a los inmigrantes fuera de las islas y que ha de soportar el coste total de la atención a los inmigrantes detenidos con algunas ayudas, insuficientes, de la UE. El resultado es una situación deplorable, descrita en una resolución reciente del Parlamento Europeo, con miles de inmigrantes hacinados en centros de detención que no reúnen las condiciones mínimas, sanitarias y de otro tipo, y con dificultades, para su alimentación diaria.


En el otro extremo se encuentran los EEUU, uno de los países más grandes y ricos del mundo. A pesar de su tradición de «país de inmigrantes», casi doce millones de personas, en su mayoría hispanos, residen ilegalmente. Un sector mayoritario de la Cámara de Representantes ha pedido la expulsión de estos inmigrantes a pesar de que llevan muchos años trabajando en EEUU, se encuentran bien asentados en este país y cuentan con familiares y descendientes en él. El intento de un sector del Senado, apoyado por el presidente Bush, de regularizar la situación de buena parte de estos inmigrantes se ha estrellado frente a un bloque nacionalista que teme la dilución del ethos norteamericano en un mar latino. Incluso se han organizado patrullas de «vigilantes» voluntarios armados para cerrar el paso de más inmigrantes a través de la frontera mexicana.


Estos ejemplos muestran la dificultad de tratar el fenómeno desde una perspectiva local o nacional. En Europa intentamos desarrollar una política común de inmigración pero estamos sólo en un primer estadio de su formación. En todo caso, una política europea de inmigración que tome en cuenta los aspectos internacionales de este fenómeno constituiría un formidable avance hacia la necesaria política mundial de movimientos de poblaciones.

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