Los casos de rubeola y sarampión se disparan en las grandes ciudades

- Los médicos detectan un aumento de las infecciones de hasta un 800 por

La Razón, 22-04-2006

Madrid – Los sistemas de detección y vigilancia epidemiológica funcionan
dese hace años en nuestro país. Esto no evita, sin embargo, que
enfermedades contagiosas como la rubeola o el sarampión sigan acechando.
Ambas enfermedades, provocadas por virus y transmitidas a través del aire,
estornudos, tos o contacto con la persona afectada, tuvieron un
protagonismo inusual en 2005 frente al al año anterior. Los casos de
rubeola detectados en España se multiplicado por ocho en tan sólo un año,
pues pasaron de 73 durante el 2004 a 576 en 2005, según las fuentes del
Centro Nacional de Epidemiología.
   Este repunte de la enfermedad
tuvo su mayor incidencia en la Comunidad de Madrid, donde se registraron
la mayoría de los casos, 460, frente a los 14 que se detectaron durante el
año anterior. De ellos, más de la mitad, en concreto, el 56, 2 por ciento,
se produjo en personas procedentes de fuera de nuestras fronteras y,
principalmente, en los que llegaron de países suramericanos, de acuerdo
con los datos de la Consejería de Sanidad.
   Calendarios
vacunales. «La rubeola es una enfermedad benigna que tiende a
desarrollarse y padecerse durante la infancia. En estas edades se controla
perfectamente gracias a los calendarios vacunales de las diversas
comunidades autónomas, que inmunizan a todos los menores frente a esta
patología». Así lo explica el microbiólogo del Hospital Clínico de
Valladolid, José María Eiros.
   No obstante, el experto
indica que «se están detectando grupos de población que no están
inmunizados contra la rubeola que proceden de otros países más
desfavorecidos». Aunque el microbiólogo considera que «no hay que lanzar
un mensaje de alarma a la sociedad», ya que el sistema de salud de nuestro
país «es muy solidario con la emigración», Eiros asegura que «existe el
posible contagio a mujeres embarazadas, dado que la enfermedad puede
provocar malformaciones en el feto».
   «Una situación
transitoria». El rebrote de la enfermedad registrado el año pasado hay que
interpretarlo, a su parecer, «como una situación transitoria y puntual». A
pesar de ello, y con el objetivo de atajar posibles nuevos brotes, el
especialista cree necesario que los sistemas sanitarios hagan «programas
selectivos» y «detecten» estas muestras poblacionales para vacunarlas y
así minimizar los riesgos, y reducir la exposición de las embarazadas, que
pueden tener niños con graves problemas.
   La rubeola, infecciosa
y benigna, está considerada una enfermedad leve, salvo para las
embarazadas, pues puede ocasionar durante los primeros meses de gestación
desde un aborto o muerte fetal, hasta una complicación llamada síndrome
rubeola congénita, que provoca graves secuelas cerebrales, cardíacas,
oculares o auditivas.
   Para combatirla en la Comunidad de Madrid, la
Consejería de Sanidad ha lanzado una campaña de vacunación hacia las
mujeres de edad fértil, de 15 a 49 años, que no hayan sido inmunizadas
previamente o no tengan constancia de ello. Una situación en la que se
encuentran, según las estimaciones de los expertos, más de 335.354
mujeres, de las cuales, la gran mayoría, 315.354, son inmigrantes en cuyos
países de origen no se contempla la administración de la vacuna anti
rubeola.
   Contagios de sarampión. Junto a la rubeola, el virus del
sarampión también hizo estragos el pasado año, y su incidencia entre la
población se disparó respecto al 2004, en el que se produjeron 29 casos,
frente a los 79 del 2005. El sarampión es una enfermedad muy contagiosa
que provoca fiebre muy alta, erupciones cutáneas severas y trastornos
respiratorios que, en el caso de complicaciones, puede derivar en una
neumonía. Andalucía, Cataluña y Madrid fueron las comunidades autónomas
más afectadas.
   Para Emilio Bouza, portavoz de la Sociedad de
Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), la incidencia de
la rubeola y el sarampión en nuestra sociedad tienen detrás un «fenómeno
esencial como es la importación de una población no sometida a vacunas,
una población muy importante en número que llega a España sin las debidas
vacunaciones». Una situación que, lamentablemente, «está provocando un
aumento considerable en estas enfermedades». La rubeola y el sarampión,
destaca el también jefe del servicio de microbiología y enfermedades
infecciosas del Hospital Gregorio Marañón, son en principio y en la
inmensa mayoría de los casos, enfermedades de evolución «benigna, salvo
por circunstancias muy especiales de la complicación de la enfermedad o el
hecho que incida, en el caso de la rubeola, en una mujer embarazada».
   Consultas específicas. Para tratar de atajar la extensión de estos virus,
Emilio Bouza, igual que su colega José María Eiros, es partidario de que
se refuercen las consultas destinadas «específicamente a apoyar y a
mejorar la salud del inmigrante».
   El microbiólogo es consciente
de que existe un sector social y médico que rechaza este tipo de consultas
para grupos determinados porque entienden que puede implicar una
discriminación para los pacientes, pero para Emilio Bouza ésta podría ser
una posible solución para disminuir la tasa de afectados: «A mí me parece
que la mayor discriminación es que no se atienda a la gente y hay grupos
específicos que, por sus condiciones humanas y sociales, necesitan un
tratamiento especial, por lo que sería beneficioso ofrecer consultas en
las que saben que no se les va a pedir papeles y que se les va a atender
sin problemas».
   El jefe del servicio de Microbiología y
Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón, desvela que en el
centro donde realiza su trabajo también se ha detectado un mayor número de
pacientes afectados por tuberculosis, una infección bacteriana crónica que
se contagia de persona a persona. «Durante los últimos tres y cuatro años
no se ha producido un descenso, como era de esperar, en la cifra de
tuberculosis». De los pacientes que atiende en el hospital, Emilio Bouza
dice que un porcentaje de «más del 20 por ciento de los pacientes nuevos
diagnosticados son personas nacidas fuera de nuestras fronteras».
   Frente a la rubeola y el sarampión, para el que se hacen muchas
campañas de vacunación, el problema de la tuberculosis, expresa el
especialista, es más complicado: «No existe en la actualidad un sistema de
sometimiento a un chequeo clínico en toda persona que se incorpora a vivir
con nosotros y mucha de esa gente, aunque lo hubiera, por no tener
papeles, no estaría dispuesto a pasar por él». De nuevo, el microbiólogo
incide en la importancia de que se haga «una consulta a la población que
se incorpora a residir con nosotros procedente de países donde los niveles
de salud infectológica y de sanidad son menores que los nuestros».
   La tuberculosis, concluye el experto, es una enfermedad importante e
implica un riesgo porque es transmisible: «Estamos investigando con
marcadores moleculares de las cepas concretas de tuberculas, es decir,
podemos leer el carné de identidad de la microbacteria tuberculosa y
podemos ver cuál pasa a quién y cuáles se están transmitiendo de una
población a otra. Una transmisión que es muy importante en ambas
direcciones, tanto desde la población inmigrante a la autóctona como al
revés».
   

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