Comunidad Valenciana

David Beversluis: «Ha sido duro pero volvería a hacer un viaje como este»

El médico ha estado a bordo del Aquarius atendiendo a los migrantes

ABC, J. G. Stegmann, 18-06-2018

David Beversluis fue los ojos y los oídos del mundo entero durante ocho días. Este estadounidense de 36 años, con ojos azules, barba recortada y cara de niño se hizo cargo de las 106 almas, «algunas inconscientes y sin respirar», y las subieron al Aquarius con el fin de rescatarlas de unos botes en los que sufrieron quemaduras por el sol o químicas por la gasolina de las embarcaciones en las que venían, hipotermia o deshidratación.

Beversluis trabajó en Etiopía y Bangladesh, donde trató, de la mano de Médicos Sin Fronteras, casos muy difíciles. Pero era la primera vez que se subía a un barco a cuidar de inmigrantes. «Fue muy duro pero volvería hacer un viaje como éste», sentenció.

La experiencia en el Aquarius fue para Beversluis diferente a todo lo que había hecho hasta el momento como médico. «Traté con un grupo más pequeño de pacientes y pasé ocho días seguidos con ellos, así que he podido conocer todas sus historias: extorsión, abusos, violencia sexual, torturas…». Y de todo ese horror, hubo un caso que lo marcó: «Lo más terrible para mí fue el caso de un joven nigeriano que me contó que pasó siete meses horribles en Libia. Escuchar su historia sobre la tortura que sufrió en la cárcel, quedarse sin comida ni agua y que su hermano muriera en la celda me conmovió».

Al margen de contar que con lo que más sufrió fue con los mareos, Beversluis dio detalles de los severos casos con los que se encontró durante el rescate: «Hemos subido al barco gente que no respiraba, con agua en los pulmones, con quemaduras o inconscientes». Sin embargo, aseguró que fueron capaces de «dar tratamiento médico adecuado a todos», por lo que el barco llegó a España «sin casos serios». De aquellos que tienen que se tratados en el hospital confía en que serán muy bien atendidos por los sanitarios españoles.

Los 106 inmigrantes que acompañó hasta el muelle 1 del puerto de Valencia llegaron cansados, con mucha fatiga, pero con esperanza en España. «Estaban deseando llegar», aseguró en una rueda de prensa en la que estuvo acompañado de la ONG SOS Mediterráneo, que tuvo menos visibilidad estos días pero que fue la que puso el Aquarius a disposición de los inmigrantes. El trabajo de Beversluis terminó en el momento del desembarco pero intentó, de algún modo, que su mensaje no se quedara allí. «Me siento orgulloso de mi trabajo, de poder ayudar a la gente pero es muy difícil saber qué pasará a partir de ahora, solo espero que todas estas personas puedan tener una vida mejor aquí».

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