Sanidad pública, derechos humanos y solidaridad

El Diario, , 16-06-2018

Más de 600 personas viajan hacia nuestra tierra con el sueño de un futuro mejor, huyendo de conflictos y de la pobreza. Parece que algunos Gobiernos europeos no entienden que cualquier ser humano buscará siempre la esperanza  antes que la resignación e intentará hacer cualquier cosa por arriesgada que sea antes de ver sufrir a su familia  entre  guerras y penurias.

La búsqueda de la esperanza, por su trascendencia, está por encima de lo económico,  de tratados y fronteras, además compromete a todos los Estados a elegir entre la solidaridad o el egoísmo, entre ayudar o mirar al otro lado.

Cuando un Gobierno europeo decide abandonar a su suerte a seres humanos en medio del mar, un escalofrío recorre a todos los pueblos de Europa. El Gobierno italiano quizás no se plantea que sus decisiones también representan los valores morales de su pueblo.

En este momento siento orgullo de pertenecer a un país que, a pesar de las dificultades, comienza a abandonar la senda de la oscuridad y pretende fomentar valores como la solidaridad para construir un futuro común. Y orgullo de ser valenciana puesto que Valencia mediante el acogimiento a los refugiados se muestra como la ciudad que queremos, abierta, solidaria y que apuesta por la paz.

Quisiera hablar ahora de lo afortunados que somos nosotras y nosotros por tener  un Sistema de Salud que se ocupa de nuestras necesidades  sanitarias, y que actualmente camina en la dirección de devolver la universalidad de la sanidad a todos los seres humanos.

La mayoría de los países  de origen de los viajeros del “Aquarius” no se pueden permitir un sistema nacional de salud, tienen otras prioridades para garantizar la supervivencia de sus ciudadanos, no se pueden permitir la asistencia al enfermo porque luchan para que no se mueran los sanos. Cuestiones como una adecuada alimentación o el abastecimiento de agua potable o que no caigan bombas sobre una ciudad deben ser resueltas antes de abordar la prevención de la enfermedad y la respuesta a la misma.

Pero nosotras y nosotros hemos alcanzado las condiciones para tener un sistema sanitario público que nos cura y nos cuida desde que nacemos hasta que abandonamos este mundo pero que no está exento de amenazas e incertidumbres que lo deterioran progresivamente.

El sistema público de salud español, desde sus comienzos, manifestó una contradicción: un sistema público de salud financiado a través del esfuerzo colectivo de una sociedad, pero al mismo tiempo rodeado de un sistema capitalista de libre mercado que lo observaba como una oportunidad de negocio.

El “Informe  Abril”  de 1991  marcó la hoja de ruta para privatizar y desmantelar el sistema sanitario público, desde entonces diversos gobiernos han desarrollado iniciativas políticas y legislativas que exponen a nuestro sistema sanitario a un continuo deterioro y a la amenaza de los mercados, recordemos como ejemplo los numerosos casos de privatización de hospitales públicos en territorios como Madrid o la Comunidad Valenciana, como el caso de Alzira que por fin en nuestra comunidad hemos podido rescatar  este año, al igual que debe hacerse con otros centros hoy aún en manos privadas.

Para revertir las políticas sanitarias que favorecieron las políticas  privatizadoras debe abordarse la derogación de normas como la Ley de 1997, sobre habilitación de nuevas formas de gestión que abrió las puertas a la participación privada en la gestión de la asistencia sanitaria, o el Real Decreto Ley 16/2012  que supuso, en la práctica, la liquidación de la universalidad de la asistencia sanitaria.

Si perseguimos extender la esperanza,  hemos de abordar la reforma de la Constitución y, entre otras medidas, incluir el “derecho a la protección de la salud” entre los derechos fundamentales y libertades públicas para que quedase garantizado frente a cualquier nueva amenaza. Reformas como esta,  abrirían sin duda un nuevo horizonte sanitario para todas las personas sin exclusión, las que ya están, las que ahora vienen y las que puedan estar por venir.

*Chelo Poveda Caballero.  Médica. Inspectora de Servicios Sanitarios.  Activista de Podemos – Podem

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