Los matrimonios entre españoles y extranjeros se multiplican por 14 en 5 años

El Ministerio de Justicia alerta a los funcionarios del Registro Civil

La Razón, 18-04-2006

Madrid – La convivencia entre extranjeros y españoles a lo largo de los
últimos años ha provocado una avalancha de bodas internacionales,
interculturales y, en determinados casos, incluso interraciales. A la
llegada de inmigrantes que buscan un futuro mejor en los últimos años se
suman las facilidades legales que disfrutan los ciudadanos procedentes de
otro país de la Unión Europea, así que enamorarse y casarse con un español
o española está dejando de ser un acontecimiento excepcional.
   En apenas cinco años, los matrimonios entre españoles y extranjeros se
han multiplicado por catorce, según los datos procedentes de los registros
civiles. Así, de las 756 uniones que se celebraron en 2001 se ha pasado a
casi once mil – concretamente 10.979 – a lo largo del año pasado. En los
cuatro meses transcurridos de 2006, el número de bodas asciende a 2.395,
es decir, la cuarta parte de los enlaces celebrados el año pasado.
   Estos datos son los ofrecidos por el Gobierno al diputado de
Convergencia i Unió, Carles Campuzano, que había formulado una pregunta
sobre ese particular en el Congreso. Sin embargo, aunque las cifras son
muy representativas, no son absolutas, ya que los datos proceden de los
registros civiles de todo el país, pero sólo de aquéllos que están
informatizados. Y resulta que, aunque pueda parecer asombroso en un país
industrializado, sólo la mitad (219) de los 432 registros civiles de
España tiene organizadas sus estadísticas en un ordenador.
   De este modo, conviene consultar además el Instituto Nacional de
Estadística (INE), cuyos datos de 2004 (los últimos disponibles) reflejan
que de los más de 216.000 matrimonios que tuvieron lugar en España, 22.648
eran uniones en las que uno de los dos cónyuges era de nacionalidad
española. En otras palabras, los matrimonios mixtos representan ya más del
diez por ciento del total.
   Carles Campuzano, el diputado que
solicitó al Ejecutivo un balance de estos enlaces internacionales, declaró
ayer a este periódico que este fenómeno «puede contemplarse en sentido
positivo o en negativo. Por una parte, ese aumento es sinónimo de
integración, el que españoles y los inmigrantes se mezclen es bueno, una
vía de normalización de estas personas. Pero también está claro que para
otros es el camino más directo para obtener la nacionalidad española y
poder residir legalmente en nuestro país», comentó.
   Como respuesta a la pregunta parlamentaria de Campuzano, el Gobierno
ofreció también una distribución de matrimonios por comunidades autónomas.
Madrid está a la cabeza de bodas mixtas, con 4.059 parejas que
formalizaron su unión en 2005. Le siguen Cataluña (1.009), Castilla y León
(883), Castilla la Mancha (749) y Comunidad Valenciana (747). Resulta
llamativo el alto número de bodas entre foráneos y nacionales registradas
en Asturias – 535 matrimonios – a pesar de tratarse de una comunidad poco
atractiva para los extranjeros y donde sólo están empadronados 26.797
inmigrantes. En el resto de autonomías, los datos son los siguientes:
Aragón (561), Galicia (121), Baleares (419), La Rioja (139), Andalucía
(318), Cantabria (247), Extremadura (282), Murcia (382), Ceuta (109),
Melilla (121) y Navarra (289).
   Según el INE, en 2004, 13.574
españoles contrajeron matrimonio con una ciudadana extranjera,
principalmente de origen iberoamericano. El colectivo más numeroso es el
de las colombianas, seguido de ecuatorianas, argentinas y brasileñas. Las
esposas rusas o ucranianas también son frecuentes.
   En el caso
de las mujeres, los maridos extranjeros más numerosos son marroquíes – más
de mil matrimonios en 2004 – , colombianos y argentinos. En quinto lugar se
encuentran los primeros europeos, en este caso, británicos. Además, un
total de 424 mujeres decidieron casarse con un rumano, mientras que 387 lo
hicieron con un hombre de Ecuador y más de 300 con otro procedente de
países comunitarios como Italia, Alemania o Francia.
   Marroquí y
español. Por las diferencias culturales, resulta llamativo que tantas
mujeres procedentes de Marruecos se casen con hombres españoles. Parte de
este fenómeno se explica por el hecho de que en las estadísticas no se
refleja si el varón es nacido en España o nacionalizado como tal.
   Los marroquíes son el colectivo de extranjeros junto con los argentinos que
con más frecuencia asimilan la nacionalidad, ya que la migración a través
del Estrecho es un fenómeno anterior a la llegada de personas del nuevo
continente. En el caso de los argentinos, los antepasados españoles son
clave para que puedan nacionalizarse.
   Otro dato curioso es la
ausencia de matrimonios entre chinos y españoles a pesar de que el volumen
de ciudadanos de este país asiático en España no es nada desdeñable, lo
que viene a confirmar el hermetismo del colectivo chino instalado en
nuestros país y sus preferencias por personas de su misma raza a la hora
de consolidar relaciones personales.
   Mientras que en un plato de la
balanza se encuentran los matrimonios como elemento integrador de culturas
de la España del siglo XXI, el contrato civil que implica el «sí quiero»
también es aprovechado por algunos para conseguir la ansiada nacionalidad
a través de un acuerdo económico, sexual o un amor fingido. En 2005 se
rechazó la inscripción de 259 matrimonios en el Registro Civil por existir
la sospecha de que podía tratarse de un matrimonio de conveniencia.
   La proliferación de estos acuerdos fraudulentos en los últimos años ha
llevado al Ministerio de Justicia a decretar que se extremen los controles
para evitar más fraude. Según explicaron a este diario fuentes
ministeriales, «la autorización de un matrimonio en función de si hay un
negocio jurídico detrás siempre ha sido una de las competencias del
encargado del Registro Civil. Sin embargo, las nuevas directrices – en
concreto la instrucción 31 – 01 – 2006 – recuerdan la utilidad del control
preventivo y previo de la capacidad y del consentimiento de los
contrayentes. En la práctica, todo ello se refleja en la realización, por
ejemplo, de entrevistas al estilo norteamericano que se puede ver en
películas como «Matrimonio de Conveniencia», protagonizada por el francés
Gerard Depardieu y Andie MacDowell. Los funcionarios verifican que no
existe fraude con las entrevistas personales realizadas en las que se
pregunta por datos básicos sobre el futuro cónyuge que el entrevistado
debería conocer como, por ejemplo, el nombre de sus familiares, sus gustos
o datos clave de la infancia.
   «En cualquier caso, creo que hay que
adoptar una actitud prudente y no extender una sombra de sospecha sobre
estas uniones. A fin de cuentas, cuando dos españoles se casan nadie
pregunta si lo suyo es amor o existe un interés por el patrimonio del
otro. No es tan fácil detectar un enlace fraudulento y hay que respetar la
libertad de dos personas adultas que suscriben un contrato privado»,
aseguró Campuzano.
   «Por otra parte – prosigue – hay casos que
invitan a sospechar, como cuando existe una gran diferencia de edad entre
ambos y ella ronda los veinte cuando el cumple sesenta y cinco. Pero
incluso en ese caso también se puede pensar que él es libre para casarse y
acepta o es consciente de que su esposa no le quiere. Es complejo».
   
   

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