Los bazares y tiendas de conveniencia cambian el mapa de la distribución

La Vanguardia, 17-04-2006

Ya son alrededor de 16.000 bazares y tiendas de conveniencia repartidos por toda España, de los que un 60% se encuentra entre Madrid, Andalucía y Catalunya. Los antiguos todo a cien – una terminología que ha caído en desuso desde que los euros sustituyeron a las pesetas en el bolsillo de los españoles – han sufrido una transformación radical en los últimos años.
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Con una antigüedad media de siete años, el sector que engloba a estos establecimientos obtiene ahora un 17,11% de sus ventas de los productos de alimentación y un 9,8% de las bebidas, según consta en un informe realizado por la consultora Quota Research para el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
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La diversificación de la oferta ha sido mucho más acusada en el segmento comercial de los bazares, que en los últimos años se han especializado en pequeñas droguerías, perfumerías, papelerías, jugueterías, tiendas de electrónica, de moda o de regalos de empresa, entre otros. Ya no son, pues, tiendas ocasionales en las que se entraba a comprar algún regalo barato o un utensilio de usar y tirar. La iniciativa y el progreso económico de sus propietarios les han llevado mucho más allá, hasta el punto de que los comercios tradicionales ya les perciben, clarísimamente, como una amenaza.
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El citado informe, elaborado a través de datos estadísticos y con entrevistas a responsables de distintas administraciones y del sector de la distribución, recoge los temores a que la eclosión de los bazares y tiendas de conveniencia suponga “la desaparición del concepto de tienda de barrio (tradicional), que subsistan sólo las que sean capaces de satisfacer necesidades concretas de los ciudadanos – tabaco, productos alimentarios de primera necesidad – o aquellas que se especialicen en algún producto concreto”.
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La batalla comercial está planteada, pero las armas utilizadas para convertirse en una fuente de suministro importante para la población son distintas, debido, sobre todo, a la diferente forma de vida de los propietarios de los establecimientos de pequeño formato.
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Y es que, según el informe, la llegada masiva de inmigrantes es uno de los principales factores en la transformación del sector comercial. Entre los colectivos de inmigrantes, “destaca la comunidad china, que ha pasado a controlar los bazares en gran parte del territorio español y a copar progresivamente la distribución de algunos de los productos que comercializan”.
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Los ciudadanos de origen chino tienen un 26% de estos comercios, pero lo más destacable es que sumando los que están en manos de pakistaníes, latinoamericanos e inmigrantes de otras procedencias (véase gráfico) ya copan más de la mitad de este segmento comercial. Los comercios en manos de españoles son sólo un 46% del total.
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Los comerciantes entrevistados por Quota Research se quejan de que los tenderos inmigrantes importan productos a mejores precios que ellos por su dominio de las redes de distribución. También ponen en duda el cumplimiento de sus obligaciones fiscales, laborales – buena parte de la familia trabaja en los establecimientos – y los horarios. Otro de los problemas denunciados es el supuesto plagio de los productos de mayor éxito.
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Las consecuencias más graves de esta relativamente nueva competencia son “la pérdida de muchos puestos de trabajo en el comercio tradicional minorista por no poder mantener el volumen de ventas y el convencimiento de que este tipo de tiendas va a tener grandes dificultades para subsistir”.
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