Las princesas del Báltico

La Vanguardia, 17-04-2006

este es el argumento de quienes se oponen a la abolición de la prostitución en Finlandia:
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Y"¿Abolirla para combatir el tráfico de personas? Esto no es Holanda. Aquí las prostitutas son libres, las rusas y las estonias van y vienen por iniciativa propia y los clientes son galantes: quieren tener la fantasía de que la prostituta también goza y siempre usan condón". Habla Anna Kontula, ex prostituta, socióloga y concejal de Tampere. Defiende el derecho a prostituirse como opción de vida, sobre todo para las inmigrantes que no tienen otra vía para quedarse en la UE o las vecinas del Este que vienen como turistas a ganar un dinero y mantener a la familia. “A muchas les gusta el trabajo y en media hora pueden ganar cien euros: así basta con un cliente al día”.
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Kontula comparte paradójicamente partido – Alianza de Izquierda – con una de las mujeres que tiene un papel más relevante en el impulso de la ley contra la compra de sexo que propone el gobierno conservador: Tuija Brax, quien preside la comisión parlamentaria que estudia esa ley, similar a la sueca, que tiene divido a este país de 5 millones de habitantes donde sí se prohíbe la prostitución en lugares públicos. La prensa amarilla publica hoy una encuesta según la cual la mitad de los finlandeses rechaza que se penalice del todo la compra de sexo.
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“El debate ciudadano aún no ha empezado: no es profundo, les falta mucha información y no han reflexionado sobre el porqué de quienes ejercen ni sobre el modo en que condiciona el tráfico de seres”, dice Brax. “La prensa da voz a estudiantes que comentan lo ventajoso que es ganar un dinero extra así. La propaganda está en boca de mujeres que dicen ejercer voluntariamente porque prefieren eso a trabajar horas y horas como cajeras de McDonald´s. En cambio, no se habla del escándalo del Mundial de fútbol… parece que hay aspectos que la prensa no quiere abordar”.
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En el Parlamento finlandés las mujeres están a favor de la ley, pero algunas de izquierdas se oponen de forma radical. Sostienen que todos vendemos algo y que no hay motivo por el que las cosas tengan que ser distintas cuando se trata de “tu cuerpo y tu tiempo”. “Puedo entender su postura – añade Brax – , pero ninguna es capaz de responder a la pregunta de por qué entonces nadie puede desear tener a sus hijos en la prostitución”.
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El asunto no es nuevo. Hace unos años, la televisión invitaba a mujeres prostituidas que explicaban lo magnífico que era el trabajo, lo mucho que ganaban y la ayuda que daban a los hombres que no podían tener una relación normal. La policía negaba la conexión entre prostitución y tráfico. Ahora, sus informes señalan que los chulos y las prostitutas que actuaban por libre en Finlandia han ido desapareciendo desde que el crimen organizado de Estonia y Rusia ha invadido el mercado, y que ahora los proxenetas finlandeses trabajan para estas mafias.
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Desde la desmembración de la URSS, la mayor parte de las prostitutas son aquí estonias y rusas y, en menor medida, letonas y lituanas. Las investigaciones muestran que conocen las condiciones de trabajo antes de venir al país, saben que vienen a vender sexo. Pero son bien conocidos los métodos de opresión de los proxenetas: el más usual, limitar su libertad reteniendo el pasaporte.
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“Me parecería triste si el Parlamento no hiciera nada por minimizar la demanda”, dice Brax, que ha visto cómo la Unión de Profesionales del Sexo, la activa organización de Kontula, se ha reunido ya con los políticos. Brax está sumida en un mar de dudas sobre si habrá que criminalizar sólo un tipo de compra, tal vez la que se realiza con conocimiento de que se ha traficado con la prostituida…
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