El cardenal de Barcelona propone orientar la Iglesia a pobres y jóvenes

La Vanguardia, EFE, 23-04-2018

El cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha propuesto hoy dar un giro a su archidiócesis para que “salga”, abra los templos más horas, sea más austera, cuente más con los laicos, potencie la buena música en las misas y se centre en los pobres, los jóvenes y la fraternidad, “sobre todo ante la delicada situación sociopolítica que estamos viviendo”.

En sintonía con el papa Francisco, Omella ha presentado esta tarde en la Basílica de Santa María del Mar de Barcelona su Plan Pastoral, que ha definido como “orientaciones y propuestas para una conversión pastoral” de su archidiócesis.

Bajo el título de ‘¡Salgamos!’, Omella ha detallado la nueva “hoja de ruta” que ha elaborado durante meses tras consultar con creyentes y no creyentes, y que incluye la reforma de los arciprestazgos y la agrupación de algunas parroquias.

“La solidaridad y el servicio a los pobres es una de las claves” de este plan que, según ha dicho, “no tiene intención de ser un programa cerrado y completo”.

Consciente de que el proceso soberanista también ha dividido a las comunidades eclesiales, Omella ha incluido la priorización de “la comunicación interna”, y pide que “la empatía, la comprensión y la confianza guíen las relaciones dentro de la Iglesia”.

“Nuestra misión siempre será una tarea de reconciliación, de romper muros y de rehacer relaciones”, subraya.

Según el plan, “ante la delicada situación sociopolítica” de Cataluña, “el objetivo prioritario del presente y del futuro inmediato es ser factores de convivencia y diálogo en todas las instancias donde podamos estar presentes”.

“Queremos evitar añade la confrontación que nos divide y que nos duele y ser colaboradores de cohesión social y de concordia”.

El cardenal incluye en su plan lo que dijo el papa Francisco: “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”.

Omella divide su plan en cinco orientaciones: encuentro y anuncio de Jesucristo; los pobres; los jóvenes; la fraternidad; y el discernimiento.

Entre otras cosas, pide vivir las celebraciones de la eucaristía “de una manera más intensa y renovada”, “cuidar el lenguaje empleado y hacer homilías con simplicidad, dar importancia a la música y cantos litúrgicos, con buenos estilos musicales, y combinar el buen gusto estético con la sencillez de la ornamentación”.

Ser “la Iglesia de los pobres”, trabajar por la justicia, denunciar las injusticias y acoger a inmigrantes y refugiados son otras de las prioridades que propone Omella.

También apela a “continuar con la labor integradora de las comunidades parroquiales en los años 60 y 70 del siglo pasado ante la fuerte inmigración interior”.

El arzobispo pide cambiar la percepción “del rostro triste y gris de muchas instituciones eclesiales” y abrir más las parroquias.

“No basta con acercarse a los pobres y ser solidarios con ellos. la misma Iglesia debe ser pobre”, por eso propone que las instituciones eclesiales “tengan un estilo adecuado que no insulte la situación de las personas que viven en precariedad y pobreza”.

Para Omella, los jóvenes son los que más “sufren las consecuencias de una sociedad dominada por falsos valores”, por lo que sugiere que haya parroquias que asuman una misión especial dedicada a los jóvenes.

También anuncia que las parroquias “deberán renovarse y adaptarse”, que “será necesario agruparlas” y “en algunos casos suprimir alguna”, que los laicos se hagan “corresponsables” de tareas parroquiales y anima a “ceder locales para actividades culturales o sociales que contribuyan a la convivencia”.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)