Pasiones lejanas

Un grupo de inmigrantes católicos explica cómo viven la Semana Santa a miles de kilómetros de sus países de origen

El Correo, 14-04-2006

Llegaron a Bilbao con el deseo de labrarse un futuro para poder sacar adelante a sus familias. Purificación, Nidia, Amalia, Marta, Marcela, Pablo, Paola, Marina, Armando y Marco son diferentes física y culturalmente, pero estos días comparten un mismo sentimiento. Son católicos practicantes y están a miles de kilómetros de sus países de origen. ¿Cómo viven los inmigrantes la Semana Santa? ¿Participan en los actos religiosos organizados en Bilbao o se limitan a observar? ¿Les sorprenden las tradiciones vascas? ¿Conservan las suyas?

NIDIA GONZÁLEZ Y AMALIA LUNA Colombia

«Nuestras ceremonias son mucho más participativas»

Los cofrades y sus característicos capirotes son uno de las aspectos que más llaman la atención de los inmigrantes. «Dan hasta un poco de miedo», confiesa la colombiana Nidia González, acostumbrada a celebraciones «menos rituales» y «mucho más participativas». Amalia Luna comparte la opinión de su compatriota y asegura que en Latinoamérica «se vive más intensamente la fe» que en Bilbao. «La Semana Santa es una fecha muy especial y significativa. La gente se implica, participa. Las ceremonias de aquí tienen mucha parafernalia, pero resultan muy sosas, incluso frías», reconoce Nidia.

Una de las cosas que más sorprendió a Amalia cuando llegó a la capital vizcaína fue «la escasa presencia de jóvenes» en los actos religiosos. «Sólo hay gente mayor. Señoras de pelo blanco y bastón», lamenta. Todo lo contrario de lo que ocurre en Colombia, donde participa la familia al completo. Niños, adultos y adolescentes comparten el mismo sentimiento cristiano. «La sociedad bilbaína es bastante más laica. No obstante, la fe no se debe medir en función del país al que uno pertenece. Es una cuestión personal», subrayan.

Claro que este «desinterés por los asuntos religiosos» no les extraña demasiado. «Las misas que se celebran aquí son aburridísimas. Parece mentira que los curas latinoamericanos hayan bebido de las mismas fuentes que los europeos. Desde luego, son dos mundos totalmente distintos en cuanto a las formas», insisten.

De hecho, la comunidad latina de Bilbao organiza todos los últimos domingos de mes una misa latinoamericana en la parroquia de San Francisco Javier, ubicada en la calle Juan de Ajurriaguerra. «Estamos notando que empiezan a venir cada vez más jóvenes y gente de Bilbao», se felicita Amalia Luna.

En cuanto a si participan activamente en la Semana Santa bilbaína, Nidia es tajante y reconoce que aunque respeta la tradición de procesiones y cofradías, no la comparte. «No voy nunca. Simplemente no me gustan. Yo estos días los entiendo de una forma diferente», explica.

GRUPO CORAL ELKARTU CORAZÓN DE MARÍA Guinea Ecuatorial

«Tocamos el tambor y cantamos canciones de nuestra tierra»

Purificación y sus compañeras del grupo coral Elkartu Corazón de María de San Francisco viven la Semana Santa con «auténtica devoción» pese a estar a miles de kilómetros de su país de origen, Guinea Ecuatorial. «Lo celebramos prácticamente igual que aquí», sostienen las integrantes del coro. El mismo fondo, aunque salte a la vista que las formas son distintas. El vestuario, la música, el sentimiento…

Domingo de Ramos, Santa Cena, Entierro y Resurrección. Lo celebran todo. «Las ceremonias guineanas suelen ser más emotivas. Los días de alegría son una fiesta. Suenan los tambores, cantamos, bailamos». Nada que ver con la celebración del Viernes Santo. Ese día, mujeres y hombres acuden a las iglesia vestidos con prendas de color negro o morado para demostrar el «dolor» por la muerte de Cristo, ayunan y pasan la noche rezando.

Purificación y sus compañeras de coro aseguran que echan de menos «la pasión» con que los africanos viven la Semana Santa. Reconocen que desde que residen en Bilbao su participación se limita a los actos organizados en la iglesia Corazón de María de San Francisco, como el Vía Crucis Intercultural celebrado el pasado viernes en la parroquia donde entonaron canciones de su tierra. «No queremos olvidar nuestras raíces», explican. Y no lo hacen. Sus voces, la vistosa coreografía de sus brazos moviéndose al compás de los tambores y su vestuario multicolor lograron trasladar a los fieles que se congregaron el viernes en la iglesia bilbaína a la Semana Santa guineana.

Las integrantes del grupo Elkartu Corazón de María no temen a salir en los medios de comunicación para hablar de sus tradiciones y costumbres. «No nos importa en absoluto. Lo que realmente nos molesta es que sólo se hable de nosotros para cosas malas. La mayoría llevamos años viviendo en Bilbao y seguimos siendo unos grandes desconocidas», lamentan.

MARCELA ACUÑA Y PABLO RAMÍREZ Chile

«Los cofrades nos han llamado mucho la atención»

Marcela Acuña y sus tres hijos – Ignacio, Joaquín y Catalina – aterrizaron en Bilbao hace apenas cuatro meses para reunirse con su marido. Católica practicante, esta «chilena de Santiago» reconoce que le despierta «muchísima curiosidad» cómo se celebra la Semana Santa en Bilbao, especialmente «el tema de las procesiones». «Es que en mi país no se hacen estas cosas y la verdad es que me llama mucho la atención. Esos capirotes de colores, la solemnidad con la que desfilan. En ese sentido, la Semana Santa chilena es más de andar por casa», explica.

La respuesta de Marcela y su marido, Pablo Ramírez, cuando se les pregunta qué es lo que más les sorprende de las celebraciones religiosas que se están llevando a cabo estos días en Bilbao coincide con la del resto de sus compatriotas. «Que no hay gente joven. Los chicos no van a las iglesias, aunque también es cierto que los discursos y las formas resultan muy poco atractivas», señalan. Aunque Marcela y su familia participarán activamente de la Semana Santa bilbaína, reconocen que añoran «la calidez y cercanía» de las celebraciones de su país de origen.

«La única pincelada folclórica que se puede ver en Chile se celebra la semana siguiente. Es la fiesta de Cuasimodo. Se trata de una celebración muy vistosa donde cientos de personas acompañan a los curas a visitar a los enfermos a los hospitales. La gente va a pie, en carretas, bicicletas», enumera Marcela.

MARINA LOZA Bolivia

«El trabajo nos deja poco tiempo para procesiones»

A Marina Loza le gustaría seguir todas las tradiciones que realizaba en Bolivia cada Semana Santa, pero el trabajo y las clases en la universidad para convalidar su título de Empresariales y Contabilidad no le dejan tiempo libre. «Allá visitaba siete iglesias todas las noches, pero aquí me resulta imposible. Entre que no dispongo de mucho tiempo y no sé muy bien dónde están todas las parroquias, es prácticamente imposible», explica. Eso sí, hay dos cosas que no perdona: el ayuno de Viernes Santo y el arroz con leche. «Es un postre típico de estas fechas allá en Bolivia. En ninguna otra época del año sabe igual que ahora. Su sabor me recuerda a la Semana Santa».

Marina tiene tres hijas, pero ninguna de ellas ha heredado su fervor religioso. «Los tiempos han cambiado y los jóvenes no están integrados en la religión. Yo he hecho todo lo que he podido, pero no hay manera ¿Y eso que acá han estudiado todas en colegios católicos!», insiste.

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