Un tribunal alemán condena al hermano de una joven turca por matarla en un 'crimen de honor'

Le disparó tres veces en una parada de bus por pretender vivir como una europea

El Correo, 14-04-2006

La pequeña sala B – 129 de la Audiencia Territorial de Berlín está repleta de público, una rara ansiedad reina en la atmósfera y los tres hermanos Sürücü – Mutlu, Alpasian y Ayhan – , acusados de haber asesinado a su hermana Haten el 7 de febrero de 2005 esperan el veredicto en un cubículo blindado.

Cuando el juez, Michael Degreif, inicia la lectura de la sentencia, un silencio de piedra invade la sala. «Ayhan Sürücü es condenado a una pena de 9 años y cuatro meses de cárcel», dice el juez, pero cuando anuncia que los otros hermanos son dejados en libertad por falta de pruebas una exclamación de júbilo inunda la sala: son los familiares de los hermanos. La condena para Ayhan es clara. El joven de 20 años nunca negó ser al autor de los tres disparos que acabaron con la vida de Haten. Pero la exculpación de sus dos hermanos mayores fue una sorpresa. Los dos habían sido acusados de ser cómplices por una testigo que «había escuchado» los planes para asesinar a Heten Sürücü. «No hay pruebas suficientes que demuestren su complicidad en la muerte», añadió el juez.

La sentencia dada a conocer el jueves en Berlín, puso fin a uno de los juicios más inquietantes de la historia criminal alemana y que alcanzó una dimensión nacional cuando el asesinato de la joven fue aplaudido por muchos jóvenes turcos en el barrio de Kreuzberg.

«Ella se lo buscó. La puta andaba por las calles como una alemana», fue el comentario que escuchó el director de un instituto berlinés y que llegó a oídos de la prensa de Berlín. Haten Sürücü tenía 23 años cuando su hermano menor, Ayhan, le disparó en la cabeza para lavar el honor mancillado de la familia. «¿Por favor no lo hagas!», fueron las últimas palabras de la joven. Después de asesinar a su hermana en una parada de bus, Ayhan huyó y fue detenido dos días más tarde. Las investigaciones revelaron que poco antes de morir Haten había denunciado que uno de sus hermanos la había amenazado por violar las rígidas costumbres familiares. La fiscalía llegó a la conclusión de que los hermanos se habían puesto de acuerdo para matarla.

Drama de la emigración

El juicio dejó al desnudo el drama de Haten y también el de muchas mujeres anónimas que viven atadas a las costumbres ancestrales de los inmigrantes. Haten nació en Berlín y cuando tenía 16 años fue sacada de la escuela y enviada a Turquía para casarse con un primo. Cuando cumplió 18 abandonó a su esposo y regresó a Berlín con su hijo, decidida a iniciar una nueva vida.

Fue un error que pagó con su vida. A los ojos de sus hermanos, el crimen capital que cometió la joven fue querer vivir en Alemania como una alemana. «Dejó de usar el hijad, ya no quería vivir con la familia y nos había dicho que se buscaría su propio circulo de amigos», declaró uno de los hermanos.

El asesinato de Haten no es un caso aislado. La policía tiene registrados 59 «crímenes por honor» en Alemania en los últimos 10 años.

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