«No hay que poner barreras a la inmigración, sino buscar el origen del problema»

Ha visitado Irun por segunda vez en dos años y reitera su mensaje de socorro para África

Diario Vasco, 13-04-2006

Paschal Amagba, procurador de las misiones claretianas en Roma, ha visitado por segunda vez Irun. Varios proyectos de cooperación con Uganda y Tanzania que gestiona la irundarra Fundación Buruntza le han traído de nuevo a la ciudad, dos años después de su primera visita a Euskadi. La situación de África y la búsqueda de soluciones al sufrimiento de sus habitantes ocupan la mayor parte del tiempo de este sacerdote, que fue misionero en su propio continente y en Ámérica Latina, donde aprendió a defenderse muy bien en español.

– Ahora vive usted en Roma ¿Qué función desempeña allí y cuáles fueron sus anteriores destinos?

– Trabajo en Roma como procurador para las misiones claretianas. Mi congregación se dedica no sólo a la evangelización, sino también a la solidaridad social y económica con los más necesitados. En este momento, tenemos misiones en 65 países de los cinco continentes. Antes de realizar este trabajo, fui misionero, primero en mi país, Nigeria y después en Panamá, en la diócesis de Colón Kunayala, un área de 125 comunidades rurales, todas ellas con muchas necesidades.

– ¿Cuál es la razón de su visita a Euskadi?

– Este es un lugar donde he encontrado mucha gente solidaria, por lo que quiero dar las gracias a todas las asociaciones, fundaciones, ONG, instituciones y organismos de Euskadi vinculados a la ayuda a los desfavorecidos.

– Su viaje de este año ha coincidido con las trágicas noticias que llegan desde Mauritania y Canarias sobre la muerte de inmigrantes subsaharianos.

– Cuando al ser humano se le colocan muchos obstáculos, él siempre busca una alternativa. Hay mucha gente en África que sufre hambre, violencia, una pobreza agudizada, carecen de toda oportunidad. Van a seguir huyendo, continuamente. España ha sido un país de emigrantes. En otro tiempo, los españoles han buscado alternativas y se han instalado en países de América Latina y de Europa y se han nacionalizado. Hay muchos González repartidos por el mundo. A veces, tenemos la tentación de olvidar la historia y esa actitud puede causar dolor a muchas familias. Debemos acoger a los que llegan. Ellos vienen por razones sociales. Habrá excepciones, pero la gran mayoría no quiere caer en la delincuencia. Sólo quieren mejorar su vida, tener un empleo, buscar un lugar en el que su familia pueda vivir dignamente.

– ¿Le duele, especialmente, la situación de África, su continente?

– África es un continente bendecido por Dios por la cantidad de recursos naturales que posee, pero de poco le sirven, porque no hay estructuras gubernamentales. Hay petróleo, pero no hay refinerías. Las ONG realizan una gran labor de solidaridad y favorecen la educación de los jóvenes con la creación de escuelas. La educación es una inversión grande en futuro, pero ¿qué ocurre? Los jóvenes que están formados no se quedan en su país. No hay un ambiente favorable para que desarrollen sus conocimientos. No hay empleo, no hay oportunidades. No pueden ejercer su profesión y se van.

– ¿Dónde busca usted la solución?

– La solución está en manos de los gobiernos. Está en el diálogo y en la presencia de los gobiernos en ciertos proyectos que favorezcan el desarrollo de los países desfavorecidos. Hay que ver dónde, cómo y por qué se origina el problema. Si no se analiza el origen, el problema seguirá ahí y crecerá. Miramos para otro lado, forzando la máquina y haciendo sufrir terriblemente a mucha gente. No podemos ponerles barreras. Ellos buscarán otra puerta por la que entrar. Tenemos que procurarles una vida en sus países y eso sólo es posible con la participación de los gobiernos.

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