Aumenta el flujo de inmigrantes a los países ricos, según la ONU

EE UU, Alemania y España registran los mayores incrementos

El País, 13-04-2006

SANDRO POZZI
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Nueva York

EL PAÍS
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Internacional – 13 – 04 – 2006

Cuatro millones de inmigrantes entraron en España entre 1990 y 2005

El debate migratorio también está candente en el seno de Naciones Unidas. Las últimas estadísticas del propio organismo revelan que en el mundo se mueven en torno a 190 millones de inmigrantes, casi 36 millones más que hace cinco años. Los países industrializados son los principales receptores, y en ellos vive el 60% del total. Uno de cada tres se gana la vida en Europa, y uno de cada cinco en EE UU.

El 80% de los países recogidos en el estudio están adoptando medidas para integrar a estas personas. La excepción son EE UU, Holanda, Francia, Italia y Dinamarca, que quieren reducir su número de inmigrantes.

El último informe analizado por la Comisión de Población y Desarrollo de la ONU muestra una nueva realidad de los flujos migratorios. La tasa de crecimiento está disminuyendo, principalmente debido al retorno de unos 20 millones de refugiados a sus países de origen tras el fin de los conflictos. Sin embargo, el ritmo de llegada de inmigrantes a los países ricos es más fuerte y éstos absorbieron 33 de los 36 millones de nuevos inmigrantes.

La ONU calcula que tres cuartas partes se concentran en 28 países. EE UU es el mayor receptor. El informe, el más detallado de los publicados hasta la fecha, revela que la población inmigrante creció en la mayor economía del mundo a un ritmo de un millón de personas al año desde 1990, hasta sumar 44,5 millones. Le sigue muy de lejos Rusia, con 12,1 millones de inmigrantes, y Alemania, con 10,1 millones. En Europa, la población inmigrante suma 64 millones.

El informe cita a España como el país industrializado que, junto a EE UU y Alemania, registró el mayor incremento de inmigrantes: cuatro millones entre 1990 y 2005. Sobre la inmigración ilegal, se atreve a lanzar algunas cifras, a partir de los datos oficiales. En EE UU, por ejemplo, se empadronó a 8,5 millones de inmigrantes indocumentados en 2000, lo que permite hacer una estimación de inmigrantes clandestinos de 12 millones de personas. Se cree que en Europa habría ocho millones de indocumentados.

El debate es intenso en Washington sobre las medidas que se deben adoptar para combatir la inmigración irregular y facilitar permisos de trabajo temporales. La ONU reconoce que EE UU no necesita de los inmigrantes tanto como Europa, donde estos flujos sirven para compensar las bajas tasas de natalidad. Sin embargo, la economía estadounidense los necesita para realizar trabajos que no quieren hacer sus nacionales, como en Europa. “Si se mantienen las tendencias actuales, entre 2010 y 2030 la migración neta representará todo el crecimiento demográfico en las regiones más desarrolladas”, dice el informe.

La proyección de la ONU para Europa es dramática. La población habría disminuido desde 1995 si no hubiera sido por la inmigración. “Y es probable que no pueda contrarrestar el mayor número de defunciones que de nacimientos en los próximos decenios”, explica. El informe precisa que entre 2005 y 2050 la población europea disminuirá en 75 millones de personas, hasta los 653 millones. “Sin los inmigrantes, la reducción sería del orden de 119 millones”, añade. La situación es menos acusada en Norteamérica.

La ONU explica que la migración neta representa el 44% del crecimiento demográfico. Se prevé que ascienda al 50% para 2020 y al 78% para 2045. “La población aumentará en 107 millones de personas entre 2005 y 2045. Sin la migración sería de 22 millones”, remacha.

Cada vez son más los Gobiernos que están adoptando medidas para facilitar la entrada del tipo de inmigrantes que necesitan. En 1996, el 40% de los Gobiernos tenía como objetivo reducir su número. “Desde entonces, esa proporción se ha reducido al 22%”, explica. En el caso de los países desarrollados pasó del 60% al 12%.

El informe de la ONU especifica que en la actualidad hay 75 países con programas específicos para integrar a los inmigrantes. Y sólo EE UU, Dinamarca, Estonia, Francia, Italia y Holanda se declaran en el mundo desarrollado dispuestos a reducir el número de inmigrantes que entran en su país.

Rita Sussmuth, parlamentaria alemana, reitera que debe existir una política migratoria coherente a escala regional e internacional para poder “maximizar los beneficios y minimizar los aspectos negativos” de esta nueva realidad. Los expertos de la ONU insisten en que los efectos económicos de la inmigración para los países receptores son “generalmente positivos”.

El impacto en los salarios se califica de “escasa importancia” en los sueldos de los nativos. Y aseguran que a medio plazo, “la migración puede generar empleo y producir beneficios fiscales netos”. “Los estudios en poblaciones que están envejeciendo rápidamente indican que los inmigrantes pueden contribuir considerablemente a aligerar la carga fiscal que pesará sobre las generaciones futuras”, añade.

El informe precisa también que a pesar de los cambios de tendencia que se observan en los flujos migratorios, “ningún país puede considerarse una isla”. “La inmigración forma parte de la globalización”, señaló Hani Zlontink, directora de la División de Población de la ONU, quien recordó que la población inmigrante en los países en vías de desarrollo alcanza ya los 75 millones, en su mayoría concentrados en los países asiáticos.

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