DIME DE QUÉ PRESUMES...

ABC, 12-04-2006


FERMÍN PALACIOS Secretario general del Sindicato Independiente

SEGURIDAD y Libertad. Probablemente sean éstos los dos conceptos más aceptados por la ciudadanía de cara a poder ejercitar el resto de los derechos recogidos en la Carta Magna y, por su desarrollo, en todas las otras leyes incluido nuestro joven Estatuto de Autonomía recientemente aprobado por las Cortes.

Hoy, al borde de la celebración (!) del 75 Aniversario de la II República Española que tantos muertos y dolor aportó al negro acervo de los agravios familiares, hay que recordar que tanto la libertad como la seguridad fueron bienes escasos en aquella turbulenta y ominosa etapa de Historia de España reciente. Mejor olvidarla en lugar de celebrarla.

Con distintos parámetros, aunque cada día con más mimetismo con «los años de piedra y plomo» que convulsionaron negativamente la convivencia (recordemos la llamada al abuelo de Zapatero y las continuas alusiones a la memoria histórica), el deterioro de la libertad y la seguridad es cada día más patente.

Sin olvidar el falseamiento de los datos desde el titular del Palacio del Temple que vive en un mundo idílico donde el delito no existe, es importante recordar el azote que nuestra Comunidad sufre ante las bandas organizadas y delincuentes por libre, inédito hasta la toma del Poder por Zapatero desde los Trenes de Atocha, auténtico «Acorazado Potenkin» del siglo XXI.

La crónica de sucesos de los asaltos, butrones, tirones, robos o violaciones progresa geométricamente al mismo ritmo de la complacencia del Gobierno Central instalado en un mundo de autoengaño.

Jamás habíamos visto tanta sangre en las calles, tanto miedo en las miradas, tanta inseguridad en la ciudadanía y tanta desconfianza en nuestros políticos de Madrid que nos abandonan a nuestra miserable suerte y que intentan – incluso – transformar en un erial del tercer mundo los antiguos vergeles.

El tratamiento a la inmigración es inexistente y su único objetivo es hacer de la Comunidad un aparcamiento de miserias donde enfermedades ya erradicadas y tercermundistas reaparecen con empeño y desolación para todos nosotros.

Ni seguridad ni libertad. Así no podemos continuar.

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