Una trayectoria llena de conflictos

El Correo, RAFAEL M. MAÑUECO, 19-02-2018

Es verdad que la presión de las autoridades es enorme a todos los clubes rusos para que controlen a sus aficionados y eviten altercados, tanto dentro como fuera del país, que puedan poner en cuestión la reputación organizativa de Rusia ante el Mundial de Fútbol 2018. Pero no menos cierto es también que determinados sectores de aficionados, del Spartak precisamente, acumulan un deplorable historial de incidentes.

Los del club moscovita han demostrado ser de los más pendencieros, xenófobos y radicales en su ideología ultra. Y no sólo los seguidores más fanáticos de la formación, también algunos futbolistas. El mes pasado, apareció en la cuenta de Twitter del equipo la entrada: «Miren cómo los chocolates se derriten al sol», que iba ilustrada con un vídeo de tres jugadores negros del equipo durante un entrenamiento en Dubái.

El autor de la «broma», tal y como la calificó, fue el defensa Gueorgui Dzhikia y los «chocolates» eran sus compañeros Luiz Adriano, Pedro Rocha y Fernando, los tres brasileños. El lance provocó de nuevo la polémica y la UEFA, que ya antes se vio obligada a investigar acusaciones contra el conjunto ruso por comportamientos racistas, tuvo que tomar otra vez cartas en el asunto. La cosa quedó en nada y Fernando negó que exista racismo en el club.

Pero la mala fama está ahí y no se elimina fácilmente. El club ha sido sancionado por los gritos de sus ultras llamando «mono» al jugador holandés del Liverpool, Bobby Adekanye, de origen nigeriano, en la Youth League. También demostró una actitud xenófoba el capitán del Spartak juvenil, Leonid Mirónov, hacia el jugador del Liverpool, Rhian Brewster.

Los seguidores del Spartak son los más radicales dentro de su ideología ultra

Vladímir Kozlov, un estudioso de los vándalos deportivos en Rusia, señala en un libro a los aficionados del Spartak como los más agresivos, sobre todo los que forman parte de la escisión habida en 1996, los Gladiator Firm. Ellos fueron los principales protagonistas e instigadores de los desórdenes el día del partido entre las selecciones de Rusia e Inglaterra en Marsella, el 11 de junio de 2016. Aquellos enfrentamientos se saldaron con casi 40 heridos y la UEFA multó a la Federación de Fútbol de Rusia con 150.000 euros y amenazó con expulsarla de la Eurocopa si se repetían los tumultos. Pese a ello, los gamberros rusos fueron jaleados por el diputado de la Duma, el ultraderechista Ígor Lébedev.

Los desórdenes dentro de los estadios, con lanzamiento de bengalas, petardos u otros objetos peligrosos para los jugadores, además del despliegue de pancartas provocadoras, también está en el historial de los hinchas del Spartak. Una bronca memorable fue la que montaron el 8 de diciembre de 2010 en el campo de Zilina eslovaco. El partido tuvo que ser suspendido durante unos minutos por la lluvia pirotécnica lanzada desde las gradas.

Los seguidores del equipo ruso, concretamente los Gladiator Firm, ya habían advertido que boicotearían el encuentro por el asesinato, aquel mismo mes, de Egor Svirídov, hincha también del Spartak, en una pelea con jóvenes caucasianos.

Durante varios días, mantuvieron en jaque a la policía moscovita, llegando a manifestarse ante el Kremlin con auténtico descaro. Participaron en estas concentraciones varios miles de jóvenes armados con armas blancas y bates de beisbol. Hubo decenas de heridos y más de medio centenar de detenidos.

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