El servicio militar, entre los pocos caminos viables para los "soñadores"

El Periodico, EFE, 14-02-2018

En medio de la dura batalla para encontrar una vía legislativa en Estados Unidos que proteja a los beneficiarios de la Acción Diferida (DACA) antes del 5 de marzo, el servicio militar se muestra como uno de los pocos caminos viables y seguro para que los “soñadores” puedan salvarse de la deportación.

Aunque el Senado estadounidense abrió las puertas para discutir una legislación que permita proteger a unos 800.000 “soñadores” de la deportación, y un tribunal de Nueva York puso freno hoy a eliminar el programa DACA, el futuro de las negociaciones se muestra desalentador sobre un acuerdo que favorezca a estos jóvenes sin perjudicar a otros inmigrantes.

“Si la propuesta lleva a la deportación y a nuestro encarcelamiento o el de nuestros amigos y familiares, nos opondremos y llamaremos a los demócratas y republicanos moderados a hacer lo mismo”, advirtió hoy a Efe Greisa Martínez Rosas, de la agrupación cívica United We Dream (Unidos Soñamos).

Cuando sólo faltan 20 días para que se cumpla el plazo que dio el presidente Donald Trump para rescindir el programa, la única voz de la administración que ha asegurado que protegerá a algunos “soñadores” es la del secretario de Defensa, el general James Mattis.

Mattis advirtió de que su departamento había llegado a un acuerdo con el de Seguridad Nacional para evitar la deportación de aquellos beneficiados del programa que formen parte de las Fuerzas Armadas.

Según datos del Pentágono, unos 900 amparados por DACA prestan servicio en las filas estadounidenses.

El camino que abrió Matis a los “soñadores” militares no es nuevo. En el pasado, funcionarios de gobiernos republicanos han hablado a favor de los inmigrantes indocumentados que quieran servir en el Ejército.

EN 2006, cuando se debatía un proyecto de reforma migratoria, varias voces de la administración de George W. Bush se alzaron para proteger a este sector, incluyendo la del general Colin Powel, que fue presidente del Estado Mayor Conjunto estadounidense y secretario de Estado durante el mandato de Bush.

En el Senado, John McCain lideró el llamamiento para proteger y regularizar a estos jóvenes que querían comprometerse con las Fuerzas Armadas.

En 2014, el representante republicano Mike Coffman patrocinó la Ley de Oportunidades de Alistamiento Militar de 2013, que favorecía a los inmigrantes indocumentados que sirvieran en el Ejército.

Todos los esfuerzos fracasaron. Solo el programa DACA firmado en 2012 les permitió a los jóvenes cumplir el sueño de pertenecer a las fuerzas militares.

Actualmente, estos soldados respiran tranquilos por la intervención de dos jueces federales.

El juez federal de California William Alsup, que evalúa cinco querellas contra el Gobierno de EEUU por poner fin a DACA, dio el primer paso para detener las intenciones de la administración Trump.

Hoy, el juez Nicholas Garaufis, del Tribunal del Distrito Este de Nueva York, también bloqueó la decisión del Gobierno republicano de Trump aduciendo que los demandantes tienen opción de demostrar la ilegalidad de la decisión.

Organizaciones como Foro Nacional de Inmigración y FWD.us han querido incorporar a los militares “soñadores” en el frente de la batalla y demostrar que hacen aportes valiosos al país.

“Debemos mantener los valores familiares y asegurarnos de que los inmigrantes que necesitamos para mantener próspera a nuestra nación tengan los sistemas de apoyo familiar que les permitan contribuir a su máximo potencial”, instó Ali Noorani, director ejecutivo del Foro.

Historias de “soñadores” como la de los gemelos James y John Anthony Sena, de la ciudad californiana de Covina, han resonado entre los ciudadanos estadounidenses.

Estos jóvenes de 21 años están enrolados desde 2016 en las fuerzas militares y enfrentan la posibilidad de ser separados de las filas cuando pierdan DACA, a finales de este año.

Ambos inmigrantes pertenecen al programa Military Accessions Vital to the National Interest (MAVNI), una iniciativa diseñada para que accedan a la ciudadanía estadounidense reclutas nacidos en el extranjero con habilidades médicas o conocimientos de idiomas.

El programa ha incorporado a 10.400 soldados en el Ejército desde 2009.

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