World Press Photo con los refugiados

El Mundo, SALVA TORRES , 12-02-2018

“Desde la II Guerra Mundial es el mayor desplazamiento forzado”. Jaume Durá, coordinador de CEAR en Valencia, se refirió así al drama de los refugiados del que World Press Photo, en su edición de 2017, se hace cargo. Las 143 fotografías que la Fundación Chirivella Soriano acoge por sexto año consecutivo, como sede de la célebre muestra de fotoperiodismo, buscan sensibilizar al público acerca de los problemas más candentes, entre los cuales se halla sin duda esa migración no deseada por parte de miles de personas.“Ya no es ninguna novedad, sino algo habitual”, remarcó Durá con relación a esos desplazamientos masivos de gente que huye de la guerra o el hambre. Por eso se congratuló de que el mundo del arte se pusiera al servicio de temas sociales. Pablo Brezo, responsable de Doctor Nopo, entidad coorganizadora junto a la propia Chirivella Soriano de la exposición que cuenta con el patrocinio de la Fundación Banco Sabadell, quiso subrayar precisamente ese carácter reflexivo de World Press Photo, habitualmente eclipsado por el impacto que generan sus imágenes: “Queremos ir más allá del efectismo y que la gente se posicione ante lo que ve; que el espectador no se inmunice”.Manuel Chirivella, al frente de la Fundación que acoge la muestra, no deja de incidir en ello: “¿Hasta qué punto una imagen puede sensibilizar? No lo sé, pero si hay una exposición que puede lograrlo, es ésta”. Y puestos a reclamarle al arte, del que las imágenes forman parte, algo propio de su esencia, dejando de lado su más reconfortante colchón ideológico, es precisamente su capacidad para movilizar interrogaciones: “Si sirve para abrir ventanas de inquietud ya será suficiente”, apostilló. Babette Warendorf, en calidad de comisaria de la exposición que bajo el lema ‘Crea Refugio’ permanecerá en Chirivella Soriano hasta el 11 de marzo, fue desgranando algunas de las imágenes, entre las que se encontraban las de los españoles premiados, Santi Palacios, Francis Pérez y Jaime Rojo, centradas en la actualidad y la naturaleza. También la ganadora de esta edición, obra del turco Burhan Ozbilici, que recoge el asesinato a tiros del embajador ruso en Turquía, Adrey Karlov, a manos del policía fuera de servicio Mevlut Mert Altintas. Su salto a lo John Travolta, captado por la cámara del fotoperiodista, causa desconcierto: “Es muy controvertida, porque se habló de si pudiera servir de plataforma a los terroristas”, desveló Warendorf, quien agregó: “No es malo que haya discusión”.De las 80.408 imágenes presentadas a la edición de 2017, pertenecientes a 5.034 fotógrafos de 126 países distintos, “únicamente el 2% es de africanos y un 6% de Latinoamérica”, confesó la comisaria, quien dijo haberse puesto en marcha algunas iniciativas para que haya más participación de fotoperiodistas africanos. “Son muchos los europeos que recogen en sus imágenes lo que sucede en África, pero no por los propios africanos”. De ahí, por ejemplo, los talleres fotográficos en Ghana “con el fin de incentivar allí el talento”.Warendorf reconoció que su foto preferida era la de Robin Hammond, quien retrata a Hellen Alfred, mujer cuyo trastorno mental carece de la asistencia médica necesaria en Sudán. Ese carácter más intimista de la exposición contrasta con el de la violencia explícita que atraviesa el conjunto expositivo, si exceptuamos algunas de las relacionadas con el deporte o la naturaleza. Violencia que puede llegar a inmunizar la mirada del espectador, como apuntó Brezo, debido a la proliferación de imágenes que por acumulación anestesia nuestra percepción. Con el fin de motivar el debate, más allá de la pulsión escópica que propicia el acelerado flujo audiovisual, World Press Photo cuenta con una serie de visitas guiadas y una mesa redonda en el Centre Octubre, sobre las personas refugiadas y la vulneración de sus derechos.CEAR, que por segundo año colabora con la muestra de fotoperiodismo en Valencia, se implica en esas labores de concienciación social. Durá destacó las más de 200 plazas de acogida con que cuentan en la actualidad y el hecho de que cada vez haya más personas inmigrantes que llegan a España. Y puestos a ofrecer cifras, Manuel Chirivella, adelantando que le importaban poco, dio algunas: “Más de 8.000 personas visitan la exposición, y aquí los números sí son reales”, precisó sin mirar a nadie. “No hay ninguna que tenga más que ésta”, insistió. World Press Photo continuará en Valencia durante al menos tres años más, según confirmaron los responsables del proyecto. Su idea, dados los resultados esgrimidos, es continuar ofreciendo imágenes conmovedoras, cuya belleza plástica queda en muchas ocasiones al servicio del documento gráfico, enmarcadas en el debate y la reflexión. “Queremos que el público adopte una posición crítica ante las imágenes; no dar respuestas concluyentes”, resaltó Brezo.

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