Balmaseda debate cómo mejorar la convivencia

El grupo de trabajo intercultural presentará sus conclusiones el próximo mes

Deia, ELIXANE CASTRESANA, 09-01-2018

BALMASEDA- La reciente renovación del plan de inmigración de Balmaseda trajo consigo un sustancial cambio de enfoque: se tomarían como referencia los espacios de socialización, lugares como la kultur etxea donde vecinos originarios de la villa y procedentes del extranjero pudieran encontrarse y conocerse sin prejuicios. En uno de ellos, la casa de la mujer, se reúne todos los meses el grupo intercultural del municipio. Formado por agentes políticos y sociales que debaten sobre la convivencia, encara la recta final de su labor pendiente de formular seguramente en febrero las conclusiones de casi un año de encuentros.

“Intentamos cohesionar para que la inmigración se perciba como una oportunidad y no como amenaza”, dice Carmen Díaz, de la empresa Bidea Eginez, que ha estructurado las sesiones de trabajo junto con el Ayuntamiento de acuerdo a distintos temas: servicios sociales, empleo, educación, vivienda, cultura, sensibilización y no discriminación.

Según las últimas estadísticas municipales, alrededor del 10% de la población de Balmaseda es de origen extranjero, cifra superior en proporción a localidades como “Portugalete o Getxo. Pese a poseer una mayor tasa de desempleo “la oferta de vivienda más barata” podría ser uno de los factores que valoran los inmigrantes a la hora de establecerse en Enkarterri.

“De alguna manera, resulta inevitable que nos cambien, pero a veces el desconocimiento puede llevar al rechazo”, comentaba una vecina asistente a la reunión del grupo que conversó sobre cultura y fiestas. Respondía a la pregunta de cómo involucrar a los extranjeros en eventos y celebraciones de la villa y el por qué “salvo quizás la comunidad saharaui”, ellos no comparten sus tradiciones de puertas afuera. Otro de los asistentes explicó una situación que han observado en Balmaseda: “a veces los inmigrantes salen a otras horas;argumentan que con el fin de no molestar, pero los de aquí dicen que dónde van a esas horas”.

Para evitar ese recelo mutuo y con el objetivo de servir en bandeja más visibilidad, en diciembre, durante la semana de la interculturalidad, el taller de cocinas del mundo se trasladó de la casa de la mujer a la kultur etxea. La grata acogida que recibió invita a un optimismo con el que también se queda Alioune Cámara, nacido en el Congo. “En Balmaseda me han acogido con los brazos abiertos”, elogió.

Una confianza que se reproduce en el grupo de trabajo. “Creo que está ocurriendo como en la calle. Al principio todo es idílico. Con el tiempo van saliendo cosas y abandonamos lo políticamente correcto”, admitió Carmen Díaz, pero para unir y no separar.

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