La consejera de Bienestar Social, María Antonia Garbín, confirmó ayer que un menor marroquí de trece años, discapacitado físico, fue abandonado el miércoles en la puerta de uno de los centros dependientes del área.

Garbín explicó que el menor, postrado en una silla de ruedas, atravesó la frontera en compañía de quien dijo ser su madre y que, además, disponía de los documentos oportunos. En este sentido, la consejera reconoció que la situación es cada vez más preocupante porque la Ciudad Autónoma se ha convertido en receptora de muchos problemas y no existe una estimación sobre su capacidad para afrontar estas nuevas circunstancias.

Aunque ya se ha dado parte del abandono y se ha iniciado una investigación, Garbín asegura que el margen de acción de la Consejería es muy limitado, porque se trata de casos en los que los protagonistas son marroquíes. En cualquier caso, la Ciudad Autónoma ya ha mantenido contactos con la Delegación del Gobierno para que se tomen las medidas oportunas que eviten que esta situación vaya en aumento.

Ante las nuevas circunstancias que se presentan, el área de Bienestar Social debe buscar fórmulas alternativas. Sin embargo, hay circunstancias difíciles de solucionar, como el caso del menor con huesos de cristal que continúa aún en Melilla ante la imposibilidad de ser derivado a un centro especializado de la península.

Menores discapacitados

En la actualidad, entre ocho y diez menores no acompañados y con discapacidad dependen de la Ciudad Autónoma, lo que obliga al área de Bienestar Social a buscar fórmulas alternativas para su atención. En algunos casos, como el del discapacitado psíquico abandonado en Melilla, el Gámez Morón se hace cargo de ellos a pesar de estar habilitado únicamente para acoger a mayores de 16 años. En otros casos, son derivados a instituciones de la península.