Un juez saca a un menor del avión en el que iba a ser expulsado a Marruecos

El Mundo, 07-04-2006

Cinco de abril. Barajas. Vuelo Madrid – Rabat. B. E. vio cómo la azafata hacía las muecas típicas de la seguridad aérea.El chaval, tutelado por la Comunidad de Madrid, volvía a Marruecos rodeado de agentes. Pero algo pasó. Un juzgado ordenó la suspensión «cautelarísima» de la repatriación. Eran las 10.59 horas, seis minutos antes de la hora de despegue.

El chico, que había llegado a España en una patera y llevaba tres años tutelado por la Comunidad de Madrid – la misma que ahora le expulsaba – , ya se veía devuelto a Marruecos con su permiso de residencia en vigor, detenido de madrugada sin posibilidad de llamar a su abogado, sin ver la orden de repatriación y sin que nadie le preguntara si quería regresar a su tierra de pobreza.


Al chaval, 17 años atribulados, lo bajaron del avión media hora más tarde y le devolvieron el móvil que los policías le habían quitado cuando lo capturaron en el portal de su casa. Ayer, un día después de su no viaje, el Juzgado de lo Contencioso – Administrativo número 14 de Madrid le daba la noticia de su vida: te quedas en España y tendrás un defensor especial por si tratan de repatriarte.


Ese juzgado dictó ayer un auto histórico que suspende una repatriación ordenada por la Delegación de Gobierno y por la Comunidad de Madrid. Un escrito que, además, obliga al Ministerio del Interior a devolver el pasaporte de B.E. a la Comisión de Tutela del Menor de la Comunidad para que lo conserve «a disposición de este juzgado».


Además, nombra a un «defensor judicial» para el joven por el «conflicto de intereses» detectado entre el menor y la propia Comunidad. «Yo le representaré en este asunto para evitar que le pase como a tantos niños, porque la Administración les está quitando la voz y está tomando decisiones por ellos», contaba ayer entre alivios sin disimulo Ignacio de la Mata, uno de los abogados de la Coordinadora de Barrios, el colectivo que luchó por B.E. y que duerme desde anoche con la victoria de un menor más protegido por la Justicia y a salvo de la impunidad.


Los folios firmados por el juez Celestino Salgado son un tirón de orejas al Gobierno central, a la Comunidad de Madrid y hasta al Ministerio Fiscal, «que se mostró conforme» con la devolución forzosa, sostiene el auto. Y son también un antes y un después en el folletín de las repatriaciones de menores, en ese sin sentido legal que permite a las comunidades autónomas expulsar a menores que ellas mismas tienen tutelados.


B.E. lleva al abrigo del Gobierno de Esperanza Aguirre desde 2003, aprendiendo en un taller ocupacional desde 2004 y cuidando como un tesoro ese permiso de residencia que tiene concedido hasta julio de 2006. O sea, es legal al menos hasta este verano.

Sin abogado

El Instituto Madrileño del Menor y la Familia y la Delegación del Gobierno en Madrid decidieron repatriar el miércoles a B.E., pero olvidaron algunas exigencias de la ley: no le notificaron la orden de expulsión, le denegaron asistencia letrada para defender sus derechos fundamentales – como exige el informe de 2005 del Defensor del Pueblo – , no pidieron informes sobre la situación de su familia en Marruecos y no le permitieron expresar su consentimiento.


El auto del juez Salgado argumenta la suspensión de la repatriación teniendo en cuenta que el joven «vive en España desde 2003; tiene permiso de residencia; cuenta con informes educativos favorables, integración educativa y lazos afectivos con sus educadores, y ha manifestado su deseo de continuar en España».


«Dada la celeridad de este Procedimiento de Derechos Fundamentales de la Persona y primando el interés superior del menor, se mantiene la suspensión», refleja el auto de ayer, en referencia a la «cautelarísima» del miércoles.


«Este auto le pone luz a un procedimiento habitualmente opaco, a las repatriaciones que se producen sin asistencia letrada, sin defensa de los derechos del menor. Es una actuación propia de un Estado policial. Pero hoy le han puesto freno», decía De la Mata con la sonrisa de un chaval resucitado in extremis clavada en la toga.

«Si te portas mal, ya sabes»


Cuando B. E. salió de la sala en la que le había dicho al juez que quería quedarse en España, la gente de la Coordinadora de Barrios le aplaudió. El chaval sonrió, y quién sabe si fue Ronaldinho o Eto’o por un instante, que para eso lleva el escudo del Barça en el móvil.


El mismo teléfono que los policías nacionales de la Brigada Provincial de Extranjería le arrancaron a las 6.30 horas del miércoles, cuando casi le cambian la vida. «Estaban en el portal. Allí había cuatro y otros dos en un coche. Me dijeron que me llevaban a Marruecos. Metí la mano en el bolsillo para llamar a Nacho [el abogado] y un policía me dio una torta. Me quitó el móvil y lo apagó. Los otros eran amables. Me pusieron una cuerda en las manos y me llevaron a la comisaría del aeropuerto». B. E. cuenta que allí, sin poder hablar con el abogado ni con sus educadores de Mensajeros por la Paz, pidió que le quitaran la cuerda. «Les dije que me hacía daño, que iba a ser bueno». En eso llegó el embarque. Embarque con el pasaporte en poder de la Policía «y caducado», matiza el abogado.


Y cuando B.E., sin un antecedente penal, sin un conflicto social en tres años y «con unas notas cojonudas», dice la Coordinadora, se sentó en el avión… «Un policía me enseñó una cinta de pegar en la boca y me dijo: ‘Si te portas mal, ya sabes’».

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