Congo tiene ya más desplazados que Siria

El Mundo, CAROLINA VALDEHÍTA, 07-12-2017

Si bien el año pasado se convirtió en una de las crisis de desplazados más importantes, la “mega crisis” en la República Democrática del Congo aumenta sus números día tras día, sobrepasando incluso el número de refugiados en algunos países de Oriente Medio. Durante el primer semestre del año 2017 una media diaria de 5.500 personas se ha visto obligada a abandonar sus hogares en busca de refugio, superando los 1,7 millones de personas en la actualidad, según el último informe del Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno del Consejo Noruego para los Refugiados (CNR). En 2016, el continente africano ya alcanzó los 12,6 millones de desplazados internos. “Es una mega crisis. La escala de personas que huyen de la violencia es obvia, superando incluso a Siria, Yemen e Irak”, aseguró recientemente Ulrika Blom, la directora del CNR en la República Democrática del Congo. La persistencia de los conflictos existentes, los nuevos enfrentamientos y el retraso en la celebración de elecciones son los tres agravantes de esta catástrofe humanitaria según el informe publicado esta semana. Hace un año el país debía haber llevado a cabo elecciones presidenciales. Sin embargo, en un escenario en el que la inestabilidad ha sido la ley imperante y donde los grupos rebeldes combaten entre sí o contra las fuerzas militares por el control de determinados territorios o recursos, las elecciones resultaban harto complicadas. De esto ha sabido aprovecharse Joseph Kabila, hijo del desaparecido Laurent Kabila, que ocupa la presidencia desde 2001 (reelegido en 206 y 2011) y se mantiene aferrado al poder mientras el Congo se desmorona.Pero a pesar del número de desplazados y la inseguridad en casi todos los territorios del país, la ayuda humanitaria ha tardado en llegar y cuando lo ha hecho no siempre ha podido ser repartida. A principios de este mes el Programa Mundial de Alimentos (PMA) denunciaba las “catastróficas consecuencias” que se avecinan a causa de la insuficiencia alimentaria que afecta ya a 7,7 millones de personas, el 40% de ellas en la región de Kasai, donde más de 400 personas han muerto en los últimos meses. “Si no avanzamos ahora, el hambre masiva se extenderá y la gente morirá. Estamos en una carrera contra el tiempo”, advirtió Blom. Contratación de mercenariosLa llegada de los Kabila dio unos años de tregua después de la devastadora guerra civil. Sin embargo, la sucesión dinástica condujo al país por los mismos derroteros que sus predecesores. A la falta de voluntad política para encontrar una salida a las múltiples crisis que asolan a uno de los países más ricos del continente, como el desempleo generalizado, batallas por el control de recursos, permanencia de las milicias rebeldes, aumento de los seguidores de una secta religiosa y ataques a la sociedad civil, se junta con el retraso de las elecciones, al menos hasta el fin del 2018. Un caldo de cultivo para el estallido de nuevas protestas contra Kabila, quien al no poder presentarse a un tercer mandato tal y como sostiene la constitución congoleña, ha mantenido la estrategia de posponer los comicios hasta que la táctica se le agote. El lunes pasado, Human Rights Watch (HRW) denunció que entre octubre y diciembre de 2016, las fuerzas de seguridad reclutaron a ex rebeldes del grupo M23 con órdenes específicas de usar la fuerza letal si era necesario, “para proteger al presidente y sofocar las protestas” contra el gobierno.La organización asegura que más de 200 ex combatientes recibieron nuevos uniformes y armas y fueron desplegados en las tres ciudades más importantes del país, Kinshasa, Lubumbashi y Goma. En el mismo informe revelan que entre el 19 y el 22 de diciembre de 2016, las fuerzas de seguridad y los combatientes del M23 mataron al menos a 62 personas y arrestaron a cientos.La directora de HRW para África Central, Ida Sawyer, remarcó que estas operaciones encubiertas que ha llevado a cabo el gobierno reclutando combatientes de un grupo armado con el objetivo de reprimir los actos de oposición muestran “hasta dónde están dispuestos a llegar el presidente Kabila y su círculo para mantenerse en el poder”. Los milicianos del M23 son militares tutsis que se encuentran instalados en Uganda y Ruanda después de que las fuerzas congoleñas y de la ONU les expulsaron del país hace cuatro años. Desde entonces algunos esperan la llegada de la prometida amnistía para regresar al país, según lo acordado tras la firma de la paz.

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