“Atrévete a convivir con una persona refugiada, sin miedo”

La Vanguardia, VÍCTOR-M. AMELA, 07-12-2017

Sí. De supremacismo racista. De desprecio.

Es una acusación dura.

En Togo, un embajador tenía el mal gusto de circular por las calles ¡en Ferrari! Y un agregado de la embajada pagaba a prostitutas y las metía en el edificio oficial.

¿Y qué hacía usted?

Tenía sólo 23 años y estaba muy abochornada, pero me callaba. ¡Hoy no me callaría!

¿Hay racismo en Alemania?

Mis amigos africanos residentes en Alemania me confiesan que les incomoda la mirada de los alemanes.

¿Por qué?

A los alemanes les cuesta mucho aceptar que una persona de piel oscura pueda ser tan ciudadano alemán como ellos. No sucede así en Londres: los ingleses están habituados a tratar a gentes de sus viejas colonias.

Pero usted es alemana y no es racista.

Desde niña me gustó leer libros sobre países lejanos, vivencias de mujeres… Quise ser bibliotecaria, me apasioné por los estudios de Filología, y por un máster en religión y cultura. Eso me llevó a Togo, y cambió mi vida.

¿Qué pasó?

Conocí a gente maravillosa, cálida, amorosa, entregada, hospitalaria, amistades incondicionales. Mi mejor amiga allí tenía 25 años, como yo, y murió: jamás la olvidaré.

¿Eso le motivó en su vuelta a Alemania?

Pasé a Egipto y allí pensé: ¿por qué no alojar a alguien en mi apartamento de Berlín? Mi pareja estaba allí y estuvo de acuerdo.

Y alojaron a… ¿cómo me ha dicho que se llamaba?

Bakari, maliense, un sintecho de 39 años, musulmán. Luego llegué yo también, y convivimos con él ocho meses. Hasta que encontró trabajo en el sur de Alemania y se fue.

¿Se crearon vínculos entre ustedes?

Hoy somos buenos amigos. Pero eso dependerá de cada persona. Sí es muy valioso compartir algún idioma para comunicarse…

Si alguien aquí quisiera compartir una convivencia así, ¿qué debe hacer?

Contacta con Refugiados Bienvenidos (www.refugiadosbienvenidos.es), apúntate, consigna tu perfil y ofrece una habitación bien amueblada. Te buscaremos el encaje con alguna persona refugiada aquí.

¿Cuánto durará esa convivencia?

Un acompañante local te presentará al candidato. Si acordáis la convivencia, firmaréis un contrato por seis meses, y te pagará un alquiler mensual de 370 euros, con ayuda pública: eso genera dignidad, no es caridad.

¿Quién es ese acompañante local?

Tú mismo: ¿quieres? Cualquiera puede ofrecerse: acompañarás a la persona refugiada a tomar un café, le enseñarás las líneas de metro, las costumbres locales, conversaréis…

¿De dónde vienen la mayoría de las personas refugiadas aquí?

De Venezuela, un 17%. Siguen Ucrania, Palestina, Siria, y hasta 24 nacionalidades.

Cuénteme un caso real de convivencia.

Un adolescente se resistía a que sus padres metiesen a alguien en casa, en la parte alta de Barcelona. Cedió, ¡y hoy ese chico tiene un amigo de Bangladesh para toda la vida! El que se anima a convivir es un valiente, porque está venciendo muchos miedos. Pero tiene un gran premio: su mejoramiento personal y el de su sociedad entera.

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