La CSU elige a un ‘duro’ en política migratoria para gobernar Baviera

El relevo de Seehofer pacifica un partido clave para la formación de un Gobierno en Berlín

El País, Ana Carbajosa, 04-12-2017

Un nuevo movimiento tectónico en la política alemana ha despejado uno de los numerosos obstáculos que rodean a las difíciles negociaciones para formar un Gobierno en Berlín. La Unión Social Cristiana (CSU), el aliado bávaro del bloque conservador de la canciller, Angela Merkel (CDU), ha zanjado su lucha de poder intestina con el relevo del primer ministro de Baviera, Horst Seehofer. La salida de Seehofer, que dejará su cargo en Múnich después de diez años, pero seguirá como presidente de la CSU, pacifica en principio un partido clave para la formación de un Gobierno en Berlín.

La lucha de poder en el seno de la CSU deja a partir de ahora de ser un elemento desestabilizador más en la crisis política que atraviesa Alemania. Pero la consagración de la escalada de Söder en el partido corre también el riesgo de enturbiar aún más las incipientes conversaciones con los socialdemócratas (SPD) para lograr poner en pie un Ejecutivo, ya que amplía la distancia ideológica entre los partidos llamados a entenderse.

Hace ya más de dos meses, el partido de Merkel logró en las elecciones un cuarto mandato sin obtener sin embargo la mayoría suficiente para formar Gobierno. Después de un intento fallido para pactar un tripartito con liberales y Verdes, Merkel trata ahora de seducir a unos socialdemócratas desencantados y en horas bajas. Y ahí es donde la CSU, y sobre todo Söder, actual ministro regional de Finanzas bávaro, se convierte en un actor a tener en cuenta. Seehofer es y en principio seguirá siendo, sin embargo, el encargado de negociar en Berlín la formación de Gobierno.

Con esos resultados, el ruido de sables en Múnich ha ido creciendo en intensidad en los últimos meses y la salida de Seehofer se convirtió en cuestión de tiempo. A sus 50 años, Söder se considera un patriota, que desprecia la multiculturalidad y que prefiere la asimilación a la integración. Está por ver hasta qué punto el nuevo primer ministro bávaro tiene capacidad para imponer un viraje incompatible con las posiciones socialdemócratas en materia de seguridad e inmigración.

A raíz de la llegada de más de un millón y medio de refugiados en los últimos dos años, la CSU de Seehofer ha defendido que se fije un cupo máximo de demandantes de asilo anuales. Merkel, que inicialmente se negó a poner límites a un derecho recogido en las convenciones de Ginebra, acabó aceptando un objetivo político máximo de 200.000 refugiados anuales. El lunes, la prensa alemana publicaba que, en lo que va de año, Berlín ha procesado más solicitudes de asilo (357.625) que todo el resto de la UE junto (199.405). La inmigración fue precisamente uno de los temas que hicieron descarrilar las conversaciones a tres bandas entre conservadores, liberales y Verdes.

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