Alemania quiere incentivar aún más el retorno voluntario

El Gobierno de Berlín ofrecerá hasta 3.000 euros más a los solicitantes de asilo que hayan sido rechazados

Deia, EFE, 04-12-2017

Berlín- El Gobierno alemán quiere incentivar el retorno voluntario de los solicitantes de asilo rechazados con un “apoyo a la reintegración” en sus países de origen de hasta 3.000 euros adicionales, según informó ayer el dominical Bild am Sonntag. En un llamamiento a hacer uso de esta oferta, el ministro del Interior alemán, Thomas de Maizière, afirmó en este diario que “existen perspectivas” en los países de origen de los peticionarios.

“Les apoyamos con ayudas concretas para su reintegración. Si se deciden por un retorno voluntario hasta finales de febrero, pueden recibir además de la ayuda inicial, un apoyo a la vivienda en su país de origen para los doce primeros meses”, precisó el ministro.

Así, los solicitantes de asilo rechazados, procedentes de más de cuarenta países, entre ellos Siria, Irak y Turquía, pueden recibir ayudas al alquiler, para obras de construcción o renovación o para el equipamiento básico de cocina o baño por un valor de hasta 3.000 euros adicionales por familia y de hasta 1.000 euros por persona si presenta su solicitud hasta el 28 de febrero próximo.

Hasta el momento, los peticionarios que abandonan Alemania voluntariamente mientras todavía estaba en proceso su solicitud recibían a su salida 1.200 euros y los menores de 12 años, 600 euros, por lo que una familia de madre, padre e hijo podía recibir 3.000 euros, y ahora, con el nuevo incentivo, el doble.

No obstante, entre febrero y octubre de este año, solo 8.639 solicitantes hicieron uso de esta ayuda inicial a los que retornan voluntariamente. De los 115.000 solicitantes de asilo rechazados, 80.000 viven todavía “tolerados” en Alemania, mientras que en caso de los 35.000 restantes, la obligación a abandonar el país es legalmente vinculante. No obstante, entre enero y septiembre sólo fueron expulsados un total de 19.520 personas.

Las expulsiones son difíciles de llevar a cabo, con frecuencia por la ausencia de documentos de identidad de los solicitantes, por la falta de cooperación de los países de origen y porque cada deportación va acompañada de elevados costes de personal y de viaje. – Efe

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