Entre un invierno y otro

La nieve y el frío llegan pero la situación de los refugiados hacinados en Grecia sigue siendo la misma que meses atrás

El País, ANTONIO TRIVES, 20-11-2017

El año pasado las bajas temperaturas y las condiciones de los campamentos provocaron la muerte de varios refugiados. En las próximas semanas, el agua congelada, los baños inutilizables y tiendas de campaña en el suelo por el peso de la nieve volverán a ser la estampa que cientos de refugiados verán. También será la que coloque el foco mediático en la situación de los refugiados en Grecia.

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Nos volveremos a echar las manos a la cabeza ante la situación indigna que sufren las personas que huyen de la guerra. Como el año pasado, también habrá frustración e impotencia ante la inoperancia de los gobiernos europeos en la toma de medidas efectivas para acabar con la situación indigna en la que malviven miles de refugiados en Grecia. Y no es cuestión de solidaridad, sino de justicia social y respeto por los derechos humanos. Regresará la vergüenza por permitir que esto suceda en el siglo XXI. Entre el invierno pasado y este, las cosas han cambiado bien poco como para no prestarle atención y dejar de indignarnos. Lo único que no ha habido en este periodo ha sido nieve.

Estuve más de tres meses en Grecia– desde finales de diciembre a marzo de este año– documentando y reportando la situación de los refugiados para una investigación de la fundación porCausa. En ese tiempo alcanzamos temperaturas de hasta 12 grados bajo cero. Es cierto que el primer comentario que me hacían era referente al frío– cómo no, medio palmo de nieve se agolpaba a la puerta de las tiendas de campaña o contenedores habitacionales–, pero seguidamente afloraba su frustración y malestar por la espera de la reubicación en otro país europeo. Una agónica incertidumbre que se agravaba por las condiciones en las que estaban obligados a vivir.

“Cruzando la frontera de Siria a Turquía, puedes morir al instante si te disparan. Entre Turquía y Grecia, si se hunde la barca, puedes morir en cinco o diez minutos. Pero entre Grecia y Macedonia mueres a todas horas, en todo minuto. Y cuando ves a tus hijos o sobrinos sufriendo y ves que no puedes hacer nada, mueres cientos de veces”. Así describía el joven sirio Abdelilah en marzo de este año el sufrimiento de la eterna espera. Fue reubicado en Holanda junto con su hermana y sobrinos de seis, cuatro y dos años más de un año y medio después de su llegada al país heleno.

Cuando ves a tus hijos o sobrinos sufriendo y ves que no puedes hacer nada, mueres cientos de veces
La nieve y el hielo se derritieron. En unas semanas volverá, pero en medio, el drama ha persistido pero no ha conmovido. Aunque muchas personas han sido reubicadas, Europa se ha quedado muy lejos de cumplir con el compromiso de los acuerdos de acogida. Desde la entrada en vigor del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, más de 60.000 personas han llegado a Grecia según la Organizacion Internacional para las Migraciones (OIM). En el mejor de los casos no serán deportados y se quedarán en el país heleno. Algunos no han soportado la espera y se han jugado la vida al viajar de forma clandestina hasta Alemania.

Es también para resignarse que en este período, haya casos como el de Bassam, en el que la lentitud administrativa ha provocado que haya tenido que esperar 20 meses para encontrarse con uno de sus hijos que llegó a Alemania como menor no acompañado. O los 14 refugiados que iniciaron a principios de mes una huelga de hambre en Atenas para exigir su aceptada reunificación familiar en Alemania que esperan desde hace más de seis meses.

Desde la entrada en vigor del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, más de 60.000 personas han llegado a Grecia

Para echarse las manos a la cabeza también es el suicidio y el intento de suicidio de varios refugiados ante las lamentables condiciones de los campamentos y la dramática incertidumbre de su futuro. Sobre todo en los campamentos de las islas. O que haya refugiados empujados a la clandestinidad por no ser considerados como tal.

Sigue siendo un drama que las personas solo tengan como opción jugarse la vida en el mar. En lo que llevamos de año, hasta el 11 de noviembre 28.996 personas consiguieron llegar con vida a tierras griegas, 59 fallecieron tratando de alcanzarlas, según la OIM.

Estas situaciones no suelen ser capturadas por una cámara o si lo son, no son tan llamativas como para remover conciencias. O lo que puede ser peor, que la cotidianidad eclipse la indignación y la empatía. Situaciones que se dan entre los dos periodos invernales, entre las imágenes– imprescindibles para alertar de las condiciones que soportan durante el invierno– que vimos de los campamentos nevados y de las que están al caer.

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