Barcos negreros

ABC, 05-04-2006


EN lo que va de año cerca de cuatro mil ilegales han tocado tierra española en las Canarias. El dato es abrumador. Porque sobrepasa al total de los registrados el pasado año. A este ritmo, las cifras de ilegales pueden alcanzar números terribles. Sobre todo en los números de la muerte, en las cifras brutales de los que no llegan, en los que se traga el mar camino del sueño europeo. En algunos medios de nuestra Administración se habla, sotto voce, de la «albanización» de la inmigración africana. Sólo de pensarlo, un repeluco de miedo recorre el sistema nervioso de un Gobierno al que Europa no ayuda.

El negocio esclavista está sufriendo cambios estratégicos. Las bases de salida se han trasladado al sur. Y las pateras y los cayucos empiezan a hacerles sitio a los barcos negreros. Ayer un avión del Ejército del Aire avistó uno a 140 millas entre Tenerife y El Hierro. Estos barcos suelen «enlatar» una media de quinientas personas. Como los buques de Guinea que hicieron la trata para llenar los campos de América de esclavos. Un comunicado de ETA salvó al Gobierno de morir ahogado en la polémica que pudo provocar el número de víctimas que la Guardia Civil registró en aguas africanas. Es posible que no haya primavera suficiente para que la flor de la suerte siga aliándose con una política que no sabe qué hacer con África, más allá de visitas con buena voluntad a los campos de anacardos.

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