Tras el rastro de la inmigración en Durango entre los años 50 y 80

EH Bildu planteará en el pleno del martes que se convoque una beca para poner voz a sus vivencias y rendirles «el homenaje que se merecen»

El Correo, M. DÍAZ DURANGO., 20-10-2017

«Nunca he tenido nostalgia de mi Albacete natal porque llegué aquí con dos años, pero mis padres dejaron allí la mitad de sus vidas y fue bastante duro». La historia de Rafa Peñafiel no es un caso excepcional en Durango, que a mediados del pasado siglo vio triplicada su población por una migración masiva procedente de Andalucía, Castilla y León, Galicia o Extremadura pasando de algo más de 9.000 personas en 1950 a superar las 27.000 en 1979. Peñafiel, que reside en la villa desde hace dos décadas, recaló en Amorebieta-Etxano porque así lo hizo un tío suyo. «Venían a Amorebieta y a Durango pequeñas colonias de gente de un mismo pueblo que incluso trabajaban en la misma empresa como es el caso de la Papelera», apuntó ayer junto a otros hijos de inmigrantes como Juan Antonio Bueno e Iraide Donaire.
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Bueno admitía que el corazón de sus padres se dividía entre sus raíces malagueñas y un Durango en el que habían recalado para trabajar y formar una familia. A pesar de los momentos felices, trataron de no trasmitirles esa «añoranza y tristeza» que marcó sus vidas. Y sin duda, a su juicio, sus vidas calaron de alguna manera en la cultura vasca. Según Donaire, cuyos abuelos procedían de Andalucía y Castilla-León, se produjo un intercambio de culturas que ha enriquecido Durango.

Sus historias son solo una parte de las cientos de vidas que llegaron a la villa entre 1950 y 1980. Relatos marcados por el trabajo duro, la añoranza y la discriminación que EH Bildu se ha propuesto desempolvar para rendirles el «homenaje que se merecen». El próximo martes, la coalición solicitará en el pleno un nuevo trabajo de investigación que dé voz a todas esas historias para rescatarlas del olvido y devolverles «todo lo que hicieron por el pueblo».
“Tachados de maquetos’

«Fueron tachados de maquetos, manchurrianos o belarrimotz, y sufrieron en sus pieles y en la de sus descendientes la discriminación», reconocía el concejal de EH Bilbu, Aritz Bravo, y sin embargo, no se podría entender el Durango de hoyen día sin su esfuerzo y su cultura. El proyecto que pretenden poner en marcha, busca «tender puentes» y crear una sociedad «plural y unida». Para ello, la idea es convocar una beca, que saldría a concurso público, para realizar el estudio de la aportación económica, social y cultural que han hecho los inmigrantes que vinieron durante entre los años 50 y 80 desde distintos puntos del Estado español a Durango.

«No se trata de poner estadísticas y datos, sino de dar a conocer las vidas de estas gentes, de dónde venían, en qué condiciones, como vivían, sus penurias o facilidades», explicó Aritz Bravo. Un mosaico generacional que busca un «relato de pueblo». En este trabajo, aseguraron, que sería muy importante la colaboración de las distintas asociaciones de Durango y de los centros culturales.

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