Amara Berri se vuelca con Siria

El colegio realizó trabajos sobre el país, una exposición y una comida como la de los refugiados en Chíos. Visitó a los alumnos Amaia Arranz-Otaegui, de la Universidad de Copenhague, para presentar su estudio sobre el origen de la agricultura en la antigua Mesopotamia

Diario Vasco, CRISTINA TURRAU SAN SEBASTIÁN. , 20-10-2017
En la Siria hoy devastada por la guerra hace unos 10.000 años nació la agricultura. Es algo que aprendieron los alumnos de 5º y 6º de la ESO del colegio Amara Berri el pasado curso, antes de culminar sus investigaciones con una gran exposición y una comida como las que Zaporeak distribuye en la isla de Chíos. Aprendieron sobre las semillas de los cereales que se cultivan junto a los ríos Tigris y Éufrates de primera mano. Fue con la visita de la arqueóloga tolosarra Amaia Arranz-Otaegui, investigadora de la Universidad de Copenhague.

«En Amara Berri solemos dedicar cada año un trimestre a un área temática que implica a varias asignaturas y distintas actividades de modo transversal», explica Juanma, profesor de Amara Berri jubilado hace escasos 15 días. «El curso pasado fue especial por la actualidad de la guerra de Siria y las cuestiones éticas que nos planteaba la llegada de los refugiados a Grecia, un tema que nos venían proponiendo desde la Asociación de Madres y Padres, por iniciativa de la comisión de solidaridad y oenegés».
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El proyecto fue global. «Por aquellos días salió una noticia sobre una investigadora de la Universidad de Copenhague, principal autora de un estudio sobre el origen de la agricultura, Amaia Arranz-Otaegui, que curiosamente es de Tolosa», explica Juanma. «Había descubierto las primeras semillas cultivadas que se conocen en una excavación que hizo en 2010. Nos pusimos en contacto con ella y, aunque vive en Copenhague, coincidió que venía esos días a Tolosa. Visitó Amara Berri y les explicó a los chavales sus descubrimientos en las excavaciones de Sweida, al lado de Damasco, justo antes de que empezara la guerra».

La investigadora habló a los estudiantes sobre cómo encontraron las semillas, cómo se filtran los lodos que se recogen en la excavación y cómo flotan las semillas. «Los chavales le preguntaban: ‘¿Cómo sabéis que esas semillas tienen 10.500 años?’ Ella les respondió que por el Carbono-14 y de qué forma se puede usar la información que aporta a partir de los huesos encontrados en un yacimiento».

El proyecto sobre Siria se desarrolló el curso pasado durante un trimestre en el área de Ciencias Sociales de 5º y 6º de la ESO. Culminó con una gran exposición, con tiendas de campaña incluidas, fotografías y testimonios de niños sirios y una comida, organizada por Zaporeak, como las que vienen sirviendo en la isla de Chíos. Fue a base de arroz y pollo al curry y una pieza de fruta, servida en los mismos recipientes que usan allí. Fue lo que más les gustó a los chavales, que querían repetir. ‘No se puede’, les contestaban en el comedor. ‘Así pasa en la isla de Chíos’.

«En Ciencias Sociales trabajamos temas como población, tasas de natalidad, emigraciones… los conceptos que entran en el currículo», relata Juanma. «Hay que responder de los conocimientos, pero nosotros los aplicamos a contextos vitales. Teníamos el tema de Siria. Lo situamos. Asia. Su geografía. Su historia. Su clima. Ponemos la información a disposición del alumnado, como elementos que luego ellos van a desarrollar».

Un chaval puede estar interesado en el nacimiento de la agricultura en Siria y una alumna por la arqueología del país. «Hablamos del petróleo, de cómo se extrae. Hay quien se interesa por los equipos de fútbol de Siria y quien lo hace por la música y la danza de los derviches, que entran en trance».

A otros alumnos les preocupa la guerra. «Nos planteamos por qué surge. ¿Los yacimientos de petróleo del país tienen algo que ver? ¿Por qué ha habido tantas guerras en la zona desde los tiempos de Alejandro Magno?».

Gorka, padre de Amara Berri, colabora en la comisión de oenegés. «El curso pasado fue especial», dice. «Organizamos eventos para recaudar fondos para el proyecto Zaporeak , como tamborrada, cross o la fiesta fin de curso. Mediante un trabajo en equipo de mucha gente hicimos ver al alumnado 5º y 6º de la ESO la problemática que viven los habitantes de Siria y todo lo que ello conlleva. Hubo trabajos, charlas y estudios intentando recabar la máxima información de Siria y la emigración de parte de sus habitantes hacia Turquía y Grecia. Estuvieron en contacto con voluntarios que han colaborado en la isla griega de Chíos y fueron los propios estudiantes quienes se encargaron de mostrar toda esa información a los alumnos de 1º a 4º curso a través de una exposición.

El colofón fue el menú de Zaporeak servido en el comedor, en las mismas bandejas desechables que reciben los refugiados. «Pudieron vivir ellos mismos lo que sienten chavales y chavalas de su edad que no han tenido la suerte que tienen ellos».

Ainhoa, de 12 años, y que este curso está en 1º de la ESO, recuerda el pollo al curry y el arroz que les sirvieron así como el trabajo que realizó. «Aprendí que hace muchos años empezaron a sembrar trigo en Tell Qarassa, dentro de un trabajo sobre cuándo y dónde empezaron a sembrar los primeros cereales».

Sobre la guerra dice que la mayoría de la gente «ni siquiera sabe cómo y por qué ha empezado». «No me parece muy bien que, como personas evolucionadas que somos, estemos tirándonos bombas unos a otros y que haya personas sufriendo por ello».

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