REFUGIADOS ESPAÑA (CRÓNICA)

El silencio de Nedal, uno de los "afortunados" refugiados sirios en España

La Vanguardia, EFE, 26-09-2017

Nedal tiene 28 años y vive en España desde 2016: es uno de los pocos refugiados sirios “afortunados” que han podido “disfrutar” del programa de reasentamiento de la UE, pero aún no es capaz de hablar del camino de inseguridad y muerte que hubo de recorrer para llegar a este país.

“No puedo contar mi historia, es un poco fuerte (…) Las personas que tienen detrás un ‘caso especial’ pueden elegir el país al que ir, yo elegí España para vivir, quiero construir mi vida aquí”, explica Nedal en una rueda de prensa organizada por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) para denunciar que España no ha cumplido sus compromisos de recogida de refugiados.

Mañana termina el plazo fijado por la UE para que España reubique a los 17.337 solicitantes de asilo fijados, de los que han llegado tan sólo 1.983.

Antes de aterrizar en España en 2016, Nedal vivió durante dos años en un campo de refugiados en Líbano, adonde recaló tras huir de la guerra de Siria.

Es uno de las 704 personas trasladadas a España dentro del programa de reasentamiento de refugiados que viven desde hace años en campos habilitados por ACNUR en países como Líbano y Turquía.

España acordó traer a 1.449 personas con este programa y no ha cumplido ni con la mitad del cupo comprometido.

Así, Nedal ha sido, en palabras de la directora de políticas de CEAR, Paloma Favieres, “uno de los pocos afortunados que ha podido disfrutar de este proceso”, ya que hay miles de personas “en una situación absolutamente precaria esperando que Europa cumpla sus compromisos”.

El joven sirio, encargado de poner cara a un drama del que se habla más en términos numéricos que personales, trata de sonreír al contar su experiencia, aunque desde el principio descarta entrar en detalles de lo vivido tanto en Siria como en Líbano.

“En Siria no podía llevar una vida normal por la guerra, no era seguro, todos los días había muchos muertos. (…) En Líbano tampoco pude llevar la vida que yo quería y la Organización Mundial de los Migrantes me ayudó a llegar a España tras pasar dos años allí”, resume.

Nedal reconoce tener miedo de pronunciarse porque parte de su familia continúa en Siria y prefiere el silencio “para no tener más problemas”.

Eligió España como destino porque, dice, le gustan su cultura, el idioma y Andalucía.

Aunque se licenció en la universidad en Siria, aquí está haciendo un curso de administración para conseguir un empleo. Sus aspiraciones son “vivir una vida normal y tener un buen trabajo”.

A pesar de ser uno de los pocos reasentados “afortunados”, el camino de Nedal aún es escarpado en España porque aquí “no todo el mundo acepta a los refugiados”.

Está teniendo dificultades para encontrar una empresa en la que realizar las prácticas de su curso de administración, ya que asegura que algunas lo han rechazado por ser refugiado.

También le está costando alquilar un piso: “Cuando digo que soy árabe, no me preguntan nada, sólo cuelgan el teléfono”.

“Por lo menos vivo en paz”, subraya Nedal, a quien le gustaría que su familia que está repartida por Siria, Líbano y Turquía se reuniera con él en España, aunque es consciente de que “no pueden porque la selección es sólo para algunos”.

Desde CEAR piden al Gobierno que, pese a que el plazo de acogida de refugiados establecido por la Unión Europea termina mañana, su obligación de recibirlos no prescribe.

Como en el caso de Nedal, insiste CEAR, el traslado de estas personas no sólo podría mejorar sus condiciones de vida, podría incluso salvarla.

La jurista Favieres critica que algunos rechacen a los refugiados con el argumento del temor al terrorismo: “Ha ido calando el discurso del miedo. En aras de la seguridad, el pato lo han pagado las personas que estaban allí”.

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