Los realojos avivan el «polvorín» de Villaverde

Los vecinos denuncian que el número de realojados en su distrito es tres veces superior a la media de la Comunidad y el doble que la de la capital. Exigen no recibir más realojados. No pueden llevar a sus calles más problemas de convivencia

La Razón, 03-04-2006

Madrid – El distrito más desfavorecido de Madrid no aguanta más. La
solidaridad tiene un límite y los vecinos de Villaverde consideran que ya
han contribuido a la integración de realojados. «Una bomba de relojería».
«Un polvorín». Son algunos de los términos que emplean quienes conocen
bien los problemas de la zona. Representantes vecinales alertan de los
peligros de un exceso de realojos en sus calles: demasiadas complicaciones
que una zona, castigada de por sí, no puede asumir. Temen que la situación
se agrave hasta impedir una convivencia que, por el momento, se antoja
conflictiva. La Comunidad y el Ayuntamiento han garantizado públicamente,
por su parte, que no habrá más realojos en el distrito, pero, hoy por hoy,
la situación es preocupante.
   El desmantelamiento del poblado
chabolista de El Salobral, considerado uno de los más grandes de Europa,
ha disparado las alarmas en Villaverde. 1.213 personas en 400 chabolas
extendidas en 22 hectáreas. Aunque han recibido la palabra de las
autoridades municipales y regionales, no terminan de confiar en la promesa
de que su distrito no será, de nuevo, el que reciba más realojados.
   El hecho de que El Salobral se encuentre en Villaverde es otro de los datos
que generan desconfianza en los vecinos. Por ley, los realojos deben
realizarse en un entorno próximo para evitar el desarraigo. Sin embargo,
Roberto Benítez, presidente de la plataforma ciudadana Civis, denuncia que
su distrito no sólo ha recibido realojados «propios» sino que han venido
personas de otros lugares de la ciudad. «Cuando se desmanteló el poblado
de Pitis, vinieron muchas familias», apunta, aunque matiza que la crítica
no es insolidaria.
   Los vecinos insisten en la tradición solidaria
del distrito. Desde los años 50, Villaverde no ha cesado de ser
considerado como un foco de recepción de ciudadanos. Reivindican su
carácter abierto y solidario, pero matizan: «El número de realojos es un
abuso».
   Lo que las once asociaciones de vecinos de Villaverde
piden es equilibrio. Una redistribución de los realojos entre todos los
distritos de Madrid. «No puede ser que siempre los del sur seamos los más
solidarios con las carencias que tenemos», indica Roberto. «El realojado
no disminuye de por sí la calidad de vida, pero por cada uno que te
encuentras que es un ejemplo de convivencia, hay diez que no quieren
comportarse. El otro día, una anciana llamó la atención a un niño de diez
años que trataba de romper un arbolito a patadas. Cuando le regañó, el
niño la amenazó con la navaja», comenta Reyes Merino, un jubilado de la
zona. Elena Roldán es profesora de infantil y vecina del distrito. Tuvo
que cambiar a su hijo de guardería después de que tuviese problemas en el
barrio de Plata y Castañar. «No podía ir a buscar a mi hijo a una escuela
del Ayuntamiento porque cada día me atracaban. Los coches tienen que
circular despacio porque hay badenes para que no hagan carreras por la
calle. Y se te tiran encima del coche a robarte. Es una zona de chalets
preciosa que han destrozado. Algunos vienen de pisos de realojo que han
destrozado. Meten el burro en el chalet. Hacen rallies en el campo de
fútbol con los coches. Roban y queman vehículos junto a un asilo de
ancianos. Mientras tanto, yo tengo que pagar un piso y, además, costear
con mis impuestos que estas personas tengan casa gratis. No es justo».
Javier es empleado de Limpieza del Ayuntamiento. «Tenemos que ir a limpiar
a estas zonas escoltados por la policía. Ni se preocupan de que campen las
ratas a sus anchas». Mientras, Alejandra, otra vecina se siente
«indefensa». «No puedo ir al centro de salud porque está saturado. Toda
esta gente no está empadronada en el barrio y van al clínico de mi zona».
   Un «polvorín» vecinal. Así, explican que el número de familias realojadas
desde que nació el IRIS se cifra en 96 para una población de 144.000
habitantes. De modo que el porcentaje se situaría en 0,66 familias
realojadas por cada 1.000 habitantes. El triple que en la Comunidad de
Madrid y el doble que en la capital. Han acudido al Defensor del Pueblo. Y
también han recogido 10.000 firmas que el pasado día 14 de marzo llevaron
a la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio para hacer
visibles sus quejas. «Si no cesan inmediatamente los realojos, es posible
que comiencen las movilizaciones y las protestas de los vecinos. Es un
polvorín vecinal porque viven una situación muy delicada». Anuncian que
continuarán sus movilizaciones en el caso de que no se respete una
petición que consideran justa. Según establece la normativa, cada edificio
puede albergar solamente a una familia procedente de chabolas o del
derribo de su vivienda. Los vecinos denuncian que algunos bloques del
distrito alojan hasta ocho familias de los poblados.
   Los vecinos, en
vanguardia. Desde la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos
(Fravm), su presidente, Francisco Caño, conoce bien las reivindicaciones
de los villaverdianos. Considera que el número de los realojados puede
resultar excesivo. Se da una concentración marginal porque la vivienda es
más barata que en otras zonas de Madrid. Por esta razón, los organismos
responsables de los realojos compran los pisos en estas zonas. Considera
imprescindible que las asociaciones vecinales se pongan al frente de las
protestas. Temen que grupos xenófobos tomen el control de la iniciativa
vecinal y después sea difícil controlar la situación. Distritos como
Usera, Latina y Carabanchel también «están alerta» a los posibles cambios
en la política de realojo.
   Los comerciantes de la zona también
se quejan de la situación. Alrededor de doscientas tiendas han cerrado sus
puertas en los últimos años. El presidente de la Asociación de
Comerciantes de Villaverde, Francisco Pascual, concluye: «Los empresarios
somos más beligerantes porque nos afecta directamente al bolsillo. Hasta
hace dos años el número de realojados en viviendas del distrito fue muy
elevado. Ha disminuido pero aún quedan muchos pisos vacíos que son
propiedad de la empresa encargada de los realojos. ¿Qué van a hacer con
ellos? Esto nos genera incertidumbre sobre las promesas de que no
recibiremos más realojados».
   Teresa llegó a Villaverde en
1995. Once años después es el vivo ejemplo de un realojo modelo. Adaptada
y comprometida con su entorno y sus vecinos, se ha convertido en el adalid
de la lucha por convertir Villaverde en un lugar más habitable. «Quiero
que mis hijos estén rodeados de vida. No de muerte». Sabe de lo que habla.
Droga, altos índices de delincuencia. Son algunas de las lacras que
denuncia con voz firme desde su puesto de vicepresidenta de la asociación
de vecinos «El Espinillo». Confiesa que está amenazada por denunciar
públicamente los comportamientos antisociales (cuando no delincuentes) de
algunos de los realojados. Convencida de que el excesivo número de
realojos que recibe Villaverde está en la base de los problemas de
convivencia que existen, se reafirma en los valores de vivir en sociedad.
«Pero no todos los cumplen». En su opinión, los servicios sociales no
realizan un adecuado seguimiento de las nuevas familias que llegan al
distrito. Ella, dice, seguirá apostando por un Villaverde mejor. «Para mis
hijos».
   Madrid – El distrito más desfavorecido de Madrid no
aguanta más. La solidaridad tiene un límite y los vecinos de Villaverde
consideran que ya han contribuido a la integración de realojados. «Una
bomba de relojería». «Un polvorín». Son algunos de los términos que
emplean quienes conocen bien los problemas de la zona. Representantes
vecinales alertan de los peligros de un exceso de realojos en sus calles:
demasiadas complicaciones que una zona, castigada de por sí, no puede
asumir. Temen que la situación se agrave hasta impedir una convivencia
que, por el momento, se antoja conflictiva. La Comunidad y el Ayuntamiento
han garantizado públicamente, por su parte, que no habrá más realojos en
el distrito, pero, hoy por hoy, la situación es preocupante.
   El
desmantelamiento del poblado chabolista de El Salobral, considerado uno de
los más grandes de Europa, ha disparado las alarmas en Villaverde. 1.213
personas en 400 chabolas extendidas en 22 hectáreas. Aunque han recibido
la palabra de las autoridades municipales y regionales, no terminan de
confiar en la promesa de que su distrito no será, de nuevo, el que reciba
más realojados.
   El hecho de que El Salobral se encuentre en
Villaverde es otro de los datos que generan desconfianza en los vecinos.
Por ley, los realojos deben realizarse en un entorno próximo para evitar
el desarraigo. Sin embargo, Roberto Benítez, presidente de la plataforma
ciudadana Civis, denuncia que su distrito no sólo ha recibido realojados
«propios» sino que han venido personas de otros lugares de la ciudad.
«Cuando se desmanteló el poblado de Pitis, vinieron muchas familias»,
apunta, aunque matiza que la crítica no es insolidaria.
   Los
vecinos insisten en la tradición solidaria del distrito. Desde los años
50, Villaverde no ha cesado de ser considerado como un foco de recepción
de ciudadanos. Reivindican su carácter abierto y solidario, pero matizan:
«El número de realojos es un abuso».
   Lo que las once
asociaciones de vecinos de Villaverde piden es equilibrio. Una
redistribución de los realojos entre todos los distritos de Madrid. «No
puede ser que siempre los del sur seamos los más solidarios con las
carencias que tenemos», indica Roberto. «El realojado no disminuye de por
sí la calidad de vida, pero por cada uno que te encuentras que es un
ejemplo de convivencia, hay diez que no quieren comportarse. El otro día,
una anciana llamó la atención a un niño de diez años que trataba de romper
un arbolito a patadas. Cuando le regañó, el niño la amenazó con la
navaja», comenta Reyes Merino, un jubilado de la zona. Elena Roldán es
profesora de infantil y vecina del distrito. Tuvo que cambiar a su hijo de
guardería después de que tuviese problemas en el barrio de Plata y
Castañar. «No podía ir a buscar a mi hijo a una escuela del Ayuntamiento
porque cada día me atracaban. Los coches tienen que circular despacio
porque hay badenes para que no hagan carreras por la calle. Y se te tiran
encima del coche a robarte. Es una zona de chalets preciosa que han
destrozado. Algunos vienen de pisos de realojo que han destrozado. Meten
el burro en el chalet. Hacen rallies en el campo de fútbol con los coches.
Roban y queman vehículos junto a un asilo de ancianos. Mientras tanto, yo
tengo que pagar un piso y, además, costear con mis impuestos que estas
personas tengan casa gratis. No es justo». Javier es empleado de Limpieza
del Ayuntamiento. «Tenemos que ir a limpiar a estas zonas escoltados por
la policía. Ni se preocupan de que campen las ratas a sus anchas».
Mientras, Alejandra, otra vecina se siente «indefensa». «No puedo ir al
centro de salud porque está saturado. Toda esta gente no está empadronada
en el barrio y van al clínico de mi zona».
   Un «polvorín»
vecinal. Así, explican que el número de familias realojadas desde que
nació el IRIS se cifra en 96 para una población de 144.000 habitantes. De
modo que el porcentaje se situaría en 0,66 familias realojadas por cada
1.000 habitantes. El triple que en la Comunidad de Madrid y el doble que
en la capital. Han acudido al Defensor del Pueblo. Y también han recogido
10.000 firmas que el pasado día 14 de marzo llevaron a la Consejería de
Medio Ambiente y Ordenación del Territorio para hacer visibles sus quejas.
«Si no cesan inmediatamente los realojos, es posible que comiencen las
movilizaciones y las protestas de los vecinos. Es un polvorín vecinal
porque viven una situación muy delicada». Anuncian que continuarán sus
movilizaciones en el caso de que no se respete una petición que consideran
justa. Según establece la normativa, cada edificio puede albergar
solamente a una familia procedente de chabolas o del derribo de su
vivienda. Los vecinos denuncian que algunos bloques del distrito alojan
hasta ocho familias de los poblados.
   Los vecinos, en vanguardia.
Desde la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos (Fravm), su
presidente, Francisco Caño, conoce bien las reivindicaciones de los
villaverdianos. Considera que el número de los realojados puede resultar
excesivo. Se da una concentración marginal porque la vivienda es más
barata que en otras zonas de Madrid. Por esta razón, los organismos
responsables de los realojos compran los pisos en estas zonas. Considera
imprescindible que las asociaciones vecinales se pongan al frente de las
protestas. Temen que grupos xenófobos tomen el control de la iniciativa
vecinal y después sea difícil controlar la situación. Distritos como
Usera, Latina y Carabanchel también «están alerta» a los posibles cambios
en la política de realojo.
   Los comerciantes de la zona también
se quejan de la situación. Alrededor de doscientas tiendas han cerrado sus
puertas en los últimos años. El presidente de la Asociación de
Comerciantes de Villaverde, Francisco Pascual, concluye: «Los empresarios
somos más beligerantes porque nos afecta directamente al bolsillo. Hasta
hace dos años el número de realojados en viviendas del distrito fue muy
elevado. Ha disminuido pero aún quedan muchos pisos vacíos que son
propiedad de la empresa encargada de los realojos. ¿Qué van a hacer con
ellos? Esto nos genera incertidumbre sobre las promesas de que no
recibiremos más realojados».
   >Los vecinos de Villaverde
piden que no haya ningún realojo más en su distrito.
   >Consideran que se han rebasado los límites que establece la
legislación y denuncian que duplican los realojos de Madrid capital.
   >Sostienen que el exceso de «realojados» dificulta la integración y la
convivencia en un distrito humilde, ya castigado de por sí.
   >Han presentado 10.000 firmas a la Consejería de Medio Ambiente y
Ordenación del Territorio.
   >Proyectan más movilizaciones si no
se escuchan y atienden sus peticiones.
   >Más de doscientos comercios
de la zona han tenido que cerrar sus puertas en los últimos años por culpa
de las políticas de realojo masivo y descontrolado.
   >Otros
distritos como Usera, Carabanchel o Latina se preparan para los posibles
cambios en la política de realojo.
   

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)