La misión de estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUSCO) garantizó hoy la seguridad de 1.500 refugiados burundeses en Kamanyola (este), después de que al menos 39 de ellos murieran en un enfrentamiento con el Ejército congoleño el pasado viernes.

Desde ese día, la MONUSCO ha proporcionado asistencia vital material de primeros auxilios, agua y comida a los refugiados asentados cerca de su base y junto a la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) desplegó equipos para socorrer y evacuar a los 94 heridos.

De ellos, 57 tuvieron que ser trasladados de urgencia a los hospitales de Goma y Bukavu debido a su gravedad y 37 reciben tratamiento en Kamanyola.

En su comunicado, la misión de la ONU condena el “uso de fuerza excesiva” e indica que ha abierto investigaciones, incluida una de derechos humanos, para esclarecer las causas del enfrentamiento.

El Gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) también ha anunciado una investigación oficial sobre los hechos.

El representante especial adjunto del la ONU en el país, David Gressly, visitó ayer Kamanyola para buscar junto a los desplazados burundeses y a las autoridades locales una solución al problema del registro y realojamiento de refugiados lejos de la frontera con Burundi con arreglo a las leyes nacionales e internacionales.

El enfrentamiento, en el que también murió un soldado congoleño, se produjo en esta localidad de la provincia de Kivu del Sur cuando un numeroso grupo de refugiados se congregó para exigir la liberación de cuatro compatriotas detenidos por supuesta fabricación de armas.

Los soldados trataron de dispersar la protesta con disparos al aire y los manifestantes respondieron lanzando piedras, lo que derivó en un violento enfrentamiento en el que el Ejército disparó contra la multitud.

El alto comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, instó ayer al Gobierno de la RDC a garantizar la protección de refugiados y solicitantes de asilo para “asegurar que no se repita jamás” lo que calificó como una “tragedia devastadora”.

ACNUR asegura que la zona vive una “situación tensa” dado que más de 2.400 burundeses están buscando protección cerca de la base de la MONUSCO en Kamanyola por miedo a regresar a los lugares en donde habían estado antes.

Según ACNUR, cerca de medio millón de personas ha huido de Burundi desde abril de 2015, cuando el presidente del país, Pierre Nkurunziza, anunció que se presentaría por tercera vez a las elecciones.

Su decisión iba en contra de la Constitución y violaba los acuerdos que acabaron con una larga guerra civil en 2005.

Desde entonces, en el país africano han muerto centenares de personas y la Naciones Unidas ha alertado de un posible genocidio.

Tanzania acoge actualmente la mayoría de refugiados burundeses, con unas 249.000 personas en tres campamentos superpoblados, en tanto que Ruanda se ocupa de aproximadamente 84.000 burundeses, Uganda de 45.000 y la República Democrática del Congo de unos 41.000.