El alto comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, criticó hoy en Budapest que Hungría no solo detiene a los inmigrantes y refugiados cerca de sus fronteras, sino que tiene una de las cuotas de aceptación de asilo más bajas de Europa.

“Hay una clara intención de limitar el número de personas que reciben asilo en el país”, aseguró Grandi, quien hizo esta semana una visita de dos días en Hungría, donde visitó la frontera y se entrevistó con los ministros de Exteriores y de Interior magiares.

Grandi subrayó que los solicitantes de asilo que llegan a las fronteras de Hungría son “detenidos” y destacó que las llamadas “zonas de tránsito” deberían llamarse “centros de detención”.

El Gobierno del conservador nacionalista Viktor Orbán levantó en otoños de 2015 vallas alambradas en sus fronteras con Serbia y Croacia para impedir la entrada de inmigrantes y refugiados.

Hungría construyó después “zonas de tránsito” donde los solicitantes deben esperar el fin de su trámite de asilo, sin poder moverse libremente por el país.

En verano y otoño de 2015 llegaron cientos de miles de inmigrantes y refugiados de Oriente Medio a Europa central a través de Hungría, tras pasar por la llamada “ruta de los Balcanes”.

Como reacción, Hungría no solo levantó vallas físicas sino también legales, por lo que el número de personas que intentan acceder al país ha caído mucho, hasta algunos pocos por día.

“La solicitud de asilo no es un crimen, no deberían ser penalizados por pedir asilo”, dijo el representante de ACNUR.

Según destacó Grandi, solo unas diez personas pueden acceder a diario a estas “zonas de tránsito”.

A pesar de estas críticas, el jefe de ACNUR reconoció que servicios que los refugiados reciben en las zonas de tránsito son “aceptables” en cuanto a la alimentación y el tratamiento médico.

La mayoría de los refugiados que llegan hasta las “zonas de tránsito” de Hungría proceden de Siria, Afganistán e Irak.

La tasa de reconocimiento de asilo es solo del 25 por ciento, es decir, en lo que va de año unas 500 personas, “lo que es más bajo que en otros países de la Unión Europea (UE)”, destacó el comisionado.

Por otra parte, Grandi calificó como “muy importante” el programa de reubicación de refugiados entre los países miembros de la Unión Europea (UE).

Orbán rechaza con vehemencia el reparto de refugiados y, pese al reciente fallo favorable de la Justicia comunitaria al respecto, el primer ministro asegura que su país no acogerá a ningún refugiado más.

En ese sentido, Grandi apuntó hoy que ha pedido a Hungría más solidaridad y también cambios en sus políticas de refugiados.