El Observatorio para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos (OMCT) y la Liga de los Derechos del Hombre (FIDH) denunciaron el acoso policial y judicial contra el agricultor y activista francés Cédric Herrou, condenado por ayudar a 200 inmigrantes a entrar ilegalmente en su país.

“Cédric Herrou es víctima de acoso por el mero hecho de defender a las personas inmigrantes que pasan por el valle de la Roya, en los Alpes Marítimos”, en el sureste francés junto a la frontera de Italia, aseguraron ambos organismos en un comunicado divulgado en Francia.

Herrou, de 37 años, fue condenado el pasado 8 de agosto en segunda instancia a cuatro meses de cárcel, exentos de cumplimiento, por haber ayudado a 200 inmigrantes a entrar de manera ilegal en su país y se le decretó la prohibición de salir del territorio francés y de acceder a cualquier estación de tren de la región.

Este habitante del valle del Roya, que comienza en Francia y llega hasta la localidad italiana de Ventimiglia, había sido condenado en primera instancia en febrero a pagar 3.000 euros, pero la Fiscalía recurrió por considerar esa pena demasiado blanda.

En la sentencia de segunda instancia, el activista fue también condenado a pagar 1.000 euros por daños e intereses a la compañía ferroviaria francesa SNCF por haber ocupado un local abandonado, propiedad de ésta, para alojar a unos 50 eritreos.

“Varios agentes de la policía y la gendarmería están apostados en la montaña alrededor del domicilio de Herrou. Y a todo el que le visita es registrado por las fuerzas del orden”, detallaron las organizaciones pro-derechos humanos.

Según denunciaron ambas, se ha sucedido “actos de intimidación e insultos” proferidos por las fuerzas del orden contra Herrou, su abogado y los voluntarios que trabajan con él.

“Herrou recibe, asimismo, numerosas amenazas e insultos por correo y en las redes sociales”, alegaron.

Herrou, miembro de la asociación de ayuda a inmigrantes “Roya Citoyenne”, consideró que su condena está “influida por la política de extrema derecha”.

“No me arrepiento de nada, lo hice con placer y continuaré luchando”, aseguró a la salida del juzgado a comienzos de agosto antes de denunciar un “racismo de Estado” e instar al presidente francés, Emmanuel Macron, a posicionarse.

La frontera entre Italia y Francia es fuente de tensiones entre ambos Estados a causa de los cientos de personas, en su mayor parte de origen afgano o eritreo, que cada día intentan atravesarla para continuar su camino hacia el norte de Europa o reclamar el estatus de refugiado en el país galo.