Musulmanes contra el terrorismo

Unas 1.500 personas se sumaron en Barcelona al acto de los colectivos musulmanes contra los atentados

La Voz de Galicia, María Cedrón , 22-08-2017

«¡Queremos paz, somos Barcelona!, ¡Queremos paz, somos Barcelona!…». Un grupo de niñas de origen pakistaní discurren entre las en torno a 1.500 personas que, convocadas por las más de 140 comunidades o asociaciones musulmanas de la ciudad y de los ayuntamientos de alrededor, se han dado cita en la Plaza de Cataluña para mostrar su repulsa al terrorismo. Los gritos de esas pequeñas son la banda sonora de fondo del mensaje lanzado por la portavoz de la Fundación Ibn Battuta, Miriam Hatibi: «Tenemos un problema que no debemos esconder cuando un joven que ha nacido aquí o ha llegado desde pequeño a Cataluña se rebela contra su país. El reto es que vean esto como su tierra, de manera que sean capaces de rechazar cualquier mensaje radical».

Entre la multitud, Yassn, imán de la mezquita del distrito Ciutat Vella, tiene semblante triste: «No nos cansamos de repetirlo. Hay que impartir la religión musulmana en los colegios, para que los niños no busquen alternativas en otros lugares como Internet. Tienen que saber que lo que defienden los extremistas como el Estado Islámico no es lo que dice el islam, solo es un invento». Mostafá, imán de la mezquita Almohsei, en Horta, está a su lado: «Ningún líder de ninguna célula terrorista conoce el islam. Hay que enseñarlo bien». Ambos están ahí, como Laura, Judit y Carla, para señalar ese rechazo a la violencia. Ellas han ido también para mostrar su solidaridad y que lo ocurrido no abra una brecha en la convivencia entre religiones en la ciudad. Ellas son cristianas, catalanas. Viven en Ciudad Meridiana, como aclara Carla, «uno de los barrios de mayor población inmigrante de Barcelona». Laura y Judit son la prueba de que la convivencia entre religiones no es algo que no se pueda lograr: «No queremos más terrorismos, no todos los musulmanes son como los que han atacado en las Ramblas o en Cambrils», dicen. Quieren que quede claro. Las dos tienen novios musulmanes. Tal vez por eso van cubiertas de pancartas con mensajes como «los musulmanes piden perdón y dicen que no son como ellos. Les pido perdón a ellos. Además les digo que no todos somos racistas».

Ese es el problema al que temen muchos de los que están en la plaza. A que los miren mal, a que tengan que dar explicaciones de por qué llevan hiyab… Tienen miedo a que la convivencia se resquebraje.

Por esa razón han participado en la concentración dos chicas de Barcelona, Esther y Mar. La primera explica que «quieren mostrar solidaridad con esos barceloneses, porque lo son, a los que mucha gente está demandando que justifiquen que están en contra de la violencia». Piensan que es necesario estar porque esos pequeños brotes empiezan a aflorar de forma inesperada.

Una mujer se toma una foto con un musulmán de origen senegalés que dice no ser practicante. De repente empieza a criticar en voz alta «a la comunidad». Los que están a su lado no entran al trapo. Su arma contra la intolerancia: la paz.«No queremos que usen el nombre del Islam para matar»

Mohamed porta una pancarta blanca y grande, con una gran bandera de la paz llena de hastags: «Todos somos Barcelona; basta ya, no en mi nombre; orgullbarcelona todos unidos; paz y amor». Esos son los mensajes que quiere lanzar, igual que un amigo de Hospitalet también es Mohamed que le acompaña. Ambos son musulmanes, han nacido en Cataluña. El primero reitera con contundencia: «Condenamos el terrorismo como barceloneses, catalanes, españoles y musulmanes».

Está enfadado con los que manchan el nombre del Islam. «No nos representan, todos los que cometen actos terroristas como los de la semana pasada no entienden que esta religión es paz. Hemos venido para condenar esos actos, pero también para que no usen nuestro nombre para matar», añaden. No solo eso. Porque solidarizarse con las víctimas es muy importante en estos momentos.«Los atentados atacaron doblemente a los musulmanes»

Alexia y Rahma son amigas, vecinas. Alexia no es musulmana. Rahma lo es. La primera vive en Tiana, y la segunda, en Montgat, pueblos cercanos a Barcelona. Estar en la concentración es para ellas más que una obligación, pero sobre todo lo es para Alexia. «Es una responsabilidad estar aquí para apoyar a la comunidad musulmana que la semana pasada con los atentados fue doblemente atacada». Lo fue porque hay gente que, como explica, está empezando a confundir las cosas. Como una mujer que se acerca recriminando qué tipo de valores tienen unos jóvenes a los que supuestamente vio reír por lo que había pasado. «No había sufrido nunca tanto como el otro día. Lloré y lloré mucho, pero ¿qué tengo que hacer, mostrar una foto llorando?», reflexiona Rahma, que sabe que ha de tener que enfrentarse a las intencionadas miradas o preguntas de la gente. Ella lo tiene claro y dice no al terrorismo.

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