GRECIA REFUGIADOS (CRÓNICA)

La música tradicional catalana suena en el barrio más multicultural de Atenas

La Vanguardia, Irene Gómez Iglesias EFE, 04-08-2017

Canciones populares catalanas, gospel y una nana árabe son algunos de los ingredientes del cóctel multicultural que ha ofrecido esta semana en Atenas la Coral Ginesta de Cervera (Lérida), en un homenaje a los muchos refugiados e inmigrantes que se han establecido en Grecia a lo largo de las últimas décadas.

La idea surgió con motivo del 40 aniversario de la coral, cuenta a Efe su director, Xavier Puig. “Se nos ocurrió Grecia para conocer toda la realidad de los refugiados y, además, poder aportar alguna cosa a nivel artístico o económico”, explica.

En Grecia donde, según el Ministerio de Migración, hay más de 62.000 refugiados la coral ha ofrecido dos conciertos: uno “más serio”, explica Puig, en la iglesia de la comunidad de monjes africanos de Santa Teresa y otro más popular, al aire libre.

El escenario de este último fue la plaza principal de Kypseli colmena, en griego, un barrio ateniense de inmigrantes en cuyas calles se ve la amalgama de culturas que ha caracterizado históricamente a Grecia.

Los albaneses, búlgaros o georgianos que llegaron como inmigrantes a finales del siglo XX se unen con los refugiados sirios, afganos o africanos que han ido poblando este barrio ateniense en los últimos años.

Una plaza abierta y lejos de tranquila no supone el “entorno acústico ideal” para cantar a capela, reconoce Puig, pero sí es el mejor escenario para poder abrir sus canciones “a todos los públicos”.

En la plaza, la vida cotidiana sigue mientras la coral empieza a cantar: grupos de hombres juegan en pequeñas mesas a las cartas, los jóvenes se reúnen en la fuente central y los niños corren y gritan entre las sillas desplegadas para acoger a los asistentes a este concierto.

La gran mayoría no conoce los temas de la coral fundamentalmente canciones tradicionales catalanas, pero escuchan con atención las voces de los 30 coristas leridanos. “¿Son noruegos?”, se pregunta un señor despistado mientras el coro entona canciones como la popular El rossinyol (El ruiseñor) o la sardana L’Empordá.

Una de estas coristas es Teresa Puig, contralto en el coro, que define la experiencia en Grecia como “emocionante”, tanto para ellos como para los asistentes.

“A alguno (de los asistentes) se le caían las lágrimas” con la canción tradicional africana Siyahamba o con la nana árabe Yalla Tnam, cuenta Puig.

¿Cómo llegó esta coral de un pequeño municipio ilerdense a las calles de uno de los barrios más humildes de Atenas?. El nexo entre ambos fue el centro de refugiados Welcommon de Atenas, con quien les puso en contacto Jordi Tolrá, encargado de coordinar a los voluntarios en este lugar.

El centro, en una antigua clínica en el centro de la capital, se define como un lugar de acogida y “de inclusión social e integración de refugiados” basado en la participación de los propios refugiados.

Este es el caso de Daas Aljatib, sirio de 28 años que llegó a Grecia hace un año y medio desde Damasco en un viaje que resume como “difícil”.

El joven, estudiante de ingeniería informática en Damasco y que está estudiando griego “ya he conseguido el nivel A2”, comenta orgulloso, es uno de los voluntarios de Welcommon, donde ayuda a organizar la ropa, limpiar u organizar actividades.

A Aljatib se le ilumina el rostro cuando habla del proyecto en el que está trabajando para formar una organización para refugiados LGTB, que espera poder crear pronto.

Para el joven sirio, eventos como este, de los que explica no suele haber muchos para refugiados, permiten “conocer otra cultura a través de la música”.

El concierto avanza a medida que la noche va cayendo en la plaza.

La coral entona su última canción antes de despedirse del público y opta para el cierre por el tema infantil Epo i tai tai e.

Nada más universal que una canción de onomatopeyas y palmas para unir a un público que viene de todas partes del mundo.

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