CRÓNICA Hablan las niñas que intentó reclutar para el IS la viuda ceutí de 'Kokito' cortacabezas

"Nos decía por internet que éramos las leonas de la yihad"

El retrato de la viuda ceutí de 'kokito' cortacabezas que realizan las niñas de Ceuta a las que quiso reclutar para el ejército de 'leonas' del IS El viernes fue enviada a prisión tras ser entregada a España desde Turquía. Llegó con dos hijos nacidos de padres terroristas, que serán cuidados por los abuelos Asia Ahmed, que recibió un cinturón de explosivos para celebrar su boda en Siria, "tiene un alto potencial de proselitismo y liderazgo", según la Guardia Civil

El Mundo, LUCAS DE LA CAL, 17-07-2017

El sonido del megáfono que llama al Ishá, la última oración del día, retumba por lo alto de los callejones del zoco de la ciudad marroquí de Castillejos, a dos kilómetros de la frontera con Ceuta. El bullicio que arman los curiosos, viajeros, tenderos, confidentes y aduladores es constante. Entre la variopinta mezcla de personajes y olores, una chica ceutí del barrio de El Príncipe, con velo y gafas, que masca un chicle de fresa, aparece con un testimonio valiente contando cómo su vecina quería llevarlas a sus amigas y a ella a la guerra. “Tenía 17 años cuando empezaron a escribirme mensajes privados desde dos cuentas de Facebook con la foto de perfil de un león. Lo hacían en árabe y a veces también en español. Querían saber cómo estaba mi familia, si mi hermano había vuelto a El Príncipe o si mi padre había encontrado trabajo. Después vinieron los vídeos, donde las mujeres cantaban y celebraban, y los pasajes del Corán. Decían que eran las leonas y me preguntaban que si era buena musulmana y que si quería riquezas, me decían que se me iban a abrir las puertas del Paraíso. Yo no entendía nada, pero parecía divertido lo que hacían. Un día, una compañera del instituto me dijo que ella también recibía esos mensajes, y que la que estaba detrás se llamaba Asia. Como era de El Príncipe, nos conocía y le dijo que su esposo, un gran guerrero que liberaba a la gente, tenía un amigo muy guapo que se quería casar con ella. Que estaba lejos, pero que debía ir con amigas a Casablanca y desde allí la ayudarían a llegar. Se refería a Siria”.
Un poco más tarde, a 24 kilómetros de allí, más adentro de Marruecos, en la veraniega ciudad de Rincón, otra joven que vivía en El Príncipe en Ceuta da más detalles de cómo una mujer de su barrio ha intentado reclutar a chicas para unirse a la yihad. “Sí, seguro que era Asia la que escribía. Siempre con cuentas falsas. Siempre contactando con chicas, muchas casi niñas de colegio. Todas lo pensamos pero allí nadie te lo va a reconocer. De esos temas nunca se habla. Ni entre nosotras. Ni con la familia. Si te intentan comer la cabeza. Si te prometen una buena vida con lujos, hijos y un marido. Si te enseñan lo malos que son los infieles contigo. Esas conversaciones y confesiones están prohibidas, por lo menos en la calle”. Esta chica, con tono pausado y buena dialéctica, nos dice que le pongamos un nombre ficticio como el de Nadia. Su testimonio es necesario para conocer la verdadera historia de Asia Ahmed Mohamed, la española de 26 años que se unió al Daesh por amor a un muyahidín que cortaba las cabezas de sus enemigos para después coleccionarlas y fotografiarse con ellas. Él, Mohammed Hamdouch, conocido en los medios como Kokito o el degollador de Castillejos, le regaló un cinturón de explosivos en su boda. Tuvieron un hijo. Pero Kokito murió en combate. Y Asia se volvió a quedar embaraza de otro yihadista, al que también mataron. Ahora, a esta doblemente viuda, la policía de Turquía, donde llevaba desde diciembre detenida por intentar regresar a España, la ha mandado este martes extraditada de vuelta a casa junto con otra chica ceutí, también radicalizada y casada con otro terrorista. Su historia ha salido en periódicos de todo el mundo. Asia declaró el viernes ante la Audiencia Nacional que quería volver a España porque estaba arrepentida. Pero algunas voces de su barrio sospechan que lo que pretendía realmente era continuar su trabajo para el autodenominado Estado Islámico intentando adoctrinar a chicas jóvenes para su terrorífica causa. “Mi primo me dijo que buscó el nombre de Asia y Kokito en internet y su historia hasta le apareció en una web en inglés. Se ha montado mucho revuelo en El Príncipe y su familia está asustada”, cuenta Nadia. Tanto ella como la chica que encontramos en Castillejos confirman las sospechas de los investigadores de la Guardia Civil sobre el papel de Asia. No sólo era una novia de la yihad, como se ha bautizado muchas veces a las mujeres europeas que se unen al Estado Islámico. Según datos del Real Instituto Elcano, desde 2013 han viajado 23 mujeres de España hasta Siria e Irak. A la mayoría las usan como esclavas sexuales para complacer a los combatientes y darles descendencia. En cambio, Asia, dicen, participaba activamente en la difusión de propaganda del Daesh y en el reclutamiento de seguidoras a través de internet.

Turquía entrega a España a las viudas de dos yihadistas
Carola García-Calvo, profesora de Relaciones Internacionales de Comillas ICAI-ICADE, lleva años investigando la movilización yihadista de las mujeres. “A partir del anuncio del califato en 2014, el Estado Islámico diseña una estrategia de llamamiento a chicas jóvenes. Necesitan que se trasladen a su territorio para tener una nueva generación de yihadistas ofreciéndolas un falso proyecto idílico de vida”, explica Carola. “Antes tenían un papel más restrictivo, de esposas y madres, pero ahora suplantan identidades en las redes hablando de mujer a mujer a otras chicas, con un papel de captación que funciona”. “Fue engañada por amor”Cuentan que Asia se ponía en contacto con chicas muy jóvenes, algunas adolescentes, del denostado barrio ceutí de El Príncipe, con problemas dentro y fuera de casa, con una ideología muy fácil de manipular. “Utilizaba el discurso de que éramos las leonas de la yihad. Las guerreras que podíamos servir para la causa. Yo creo que la obligaban a decir esas cosas, que ella fue hasta allí engañada por amor, y que después no le quedó otra que obedecer para seguir viva”, cuenta otra mujer de El Príncipe, a la que vamos a llamar Nawal, de la misma edad que Asia, 26 años. Dentro del islam, la figura del león significa arrojo y valentía. Los terroristas han usado el simbolismo de este animal para motivar a sus combatientes a la hora de ocupar un territorio. Cuando mataron a Kokito, Asia se convirtió en una viuda y madre rechazada, apartada. Entonces empezó a colaborar en la red de mujeres que forman el equipo de “propaganda y captación para Daesh”. La táctica funcionó con los cerca de 5.000 europeos (según un informe de Europol) que ahora están luchando en el bando de los terroristas. Asia se casó (o la casaron) con otro yihadista y volvió a ser madre. A Nawal, una de sus no correspondidas “leonas”, hace tres años, le empezaron a llegar vídeos de las masacres del Estado Islámico. Y de sus celebraciones, siempre repletas de imágenes de mujeres alegres y vitoreando. Aún guarda alguno de los mensajes: “Nosotros no dormimos nunca por el agravio. Sangre por sangre. Demolición por demolición. Diente por diente”. La ceutí también conoce a adolescentes a las que intentaron radicalizar en las redes o en alguna de la veintena de mezquitas que hay en El Príncipe. La primera nota se la confirmaron varios profesores de un instituto del barrio a la periodista de EL MUNDO Ángeles Escrivá en un reportaje que publicó en diciembre de 2014. “La funcionaria asegura que en este curso ha detectado siete casos de menores, entre 15 y 17 años, que han denunciado intentos de captación. Cinco niños y dos niñas. Uno de los profesores apunta a una captadora de excepción: Asia, la mujer de Kokito, incansable proselitista con cara de ángel desde su horrible Arcadia feliz de cabezas cortadas”.Otra periodista, Ángela Rodicio, con más de 30 años de experiencia en Oriente Próximo, analiza en su libro Las novias de la yihad el fenómeno de las adolescentes occidentales reclutadas por el Estado Islámico. Cuenta que el perfil son jóvenes desarraigadas, vulnerables, hijas de inmigrantes de países musulmanes o cristianas convertidas al islam, que buscan un sentido a su vida siguiendo la falsa promesa de casarse con un marido que las va a colmar de riquezas.

‘Kokito’, ex marido de Asia Ahmed.
Esa fue la promesa que Kokito, un vendedor callejero y mecánico de Castillejos, famoso en los medios por posar en las redes con las cabezas cortados de soldados sirios, le hizo a Asia que entonces tenía 23 años cuando empezaron a entablar una relación por internet a finales de 2013. Hasta se casaron por poderes a distancia. El detonante final de la marcha de la ceutí fue la muerte en Siria de su hermano, Ahmed Mohamed (conocido como el Esponja), que se unió también con 19 años a las filas del Daesh. Los abuelosEn junio de 2014, la ceutí Asia, que ya pasaba casi todo el tiempo en Marruecos, voló desde Casablanca hasta Estambul y de allí a Siria, a Al Atarib, uno de los campamentos cerca de Alepo, donde se reencontró con Kokito, que a sus 28 años había sido nombrado miembro del Consejo Islámico al mando de un ejército de 200 hombres. Al investigador en terrorismo Chema Gil Garre él le confesó los deseos de Asia por incorporarse al Estado de Sham. “Como es muy honesta le he mandado el dinero de aquí y pedí su mano para el matrimonio y aceptó”, dijo el matarife. Estos últimos días, en el zoco del barrio de El Príncipe, la casa de los padres de Asia está vacía. Ellos, desde que su hija se fue a Siria en 2014, siempre han estado recelosos de hablar con la prensa. Su hija un día se marchó sin dar explicaciones y no volvieron a tener noticias suyas hasta que ya estaba en Oriente Próximo. Dentro de la vivienda no hay fotos. La madre viajó el martes a Madrid para hacerse cargo de sus dos nietos. El primero, el hijo de Kokito, que nació en marzo de 2015, tiene dos años y es considerado el primer bebé español nacido bajo la bandera negra del Estado Islámico. “No creo que traigan a los críos a Ceuta. Se habla de que tienen unos familiares en Cádiz con los que pueden quedarse”, murmuran en el barrio los pocos vecinos que se atreven a comentar algo de este asunto. La noticia de la vuelta de Asia a España saltó por sorpresa el martes. Junto a ella, las autoridades turcas también extraditaron a otra ceutí con un hijo de tres años, Fátima Akil Laghmich, que salió de la ciudad autónoma hasta Siria en 2014. Ambas intentaron retornar sin éxito el año pasado, pero la Guardia Civil había impulsado una orden internacional de detención y en la frontera turcosiria fueron detenidas. Fátima, de 21 años, se casó con otro terrorista, Mourad Kadi, que, al igual que Kokito, tenía un largo historial de asesinatos y finalmente murió en combate. Desde enero de 2014 hasta marzo de 2017 ha habido 204 personas detenidas por yihadismo en España; de ellas, 25 mujeres. Según los datos del Instituto Elcano, el 60% se implicó en tareas de radicalización y envío de posibles combatientes. La historia de Fátima, hija de un taxista de Ceuta del barrio del Morro, se asemeja mucho a la de Asia. Las dos son de la misma ciudad. Las dos fueron reclutadas por internet. Y, según sus declaraciones ante el juez José de la Mata, están arrepentidas. Por ello intentaron su huida a España sin suerte. Unos dicen que para seguir sirviendo al Estado Islámico desde Ceuta. Otros insinúan que sabían que las iban a detener pero que preferían estar en la cárcel que seguir bajo el yugo de los terroristas y vivir entre bombardeos. “Las chicas tienen un alto potencial de proselitismo y liderazgo”, dicen los agentes de la Guardia Civil que han estado estos años siguiendo la pista de las dos viudas de yihadistas. La fiscal Dolores Delgado, que se refiere a las mujeres con el término de “facilitadoras”, pidió el viernes prisión incondicional para Asia y Fátima. Horas después, el juez atendió su petición y decretó para las dos, prisión sin fianza por un delito de integración en la organización terrorista Daesh.Así que parece que el viaje de la viuda de Kokito el decapitador, la española que intentaba reclutar a chicas de Ceuta para su sangrienta guerra, ya ha terminado. Entre rejas.
Los 50 que nunca volverán
POR ÁNGELES ESCRIVÁ
De los 220 islamistas españoles que han viajado a Siria e Irak, los llamados ‘foreign fighters’ españoles, al menos medio centenar no regresará porque ha muerto, bien en enfrentamientos armados, bien suicidándose al precipitarse contra determinado tipo de objetivos. El primero fue Rachid Hussain, un taxista ceutí de 32 años que, a principios de 2012, estampó el camión repleto de explosivos que conducía contra unas instalaciones militares sirias. No hay cifra oficial de mujeres fallecidas. Sí se sabe que al menos 23 españolas se trasladaron a hacer la yihad y que empiezan a regresar porque las condiciones están empeorando, si eso es posible, dadas las derrotas que está sufriendo el autodenominado Estado Islámico. En total, en estos momentos, hay 34 retornados en España: 13 en prisión, 12 en libertad aunque están siendo policialmente controlados y el resto, residiendo en otros países. Los expertos antiterroristas destacan respecto a los retornados que hay que intensificar los controles de documentación. El Daesh reparte entre ellos el DNI o los pasaportes de los muertos y ahora no basta con controlar las células de las personas que proceden de zonas de conflicto o países adláteres, sino que cualquier retornado potencialmente peligroso puede estar utilizando un pasaporte europeo.

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