De paseo con... Pedro Fernández Puig

“El molino de Aixerrota simboliza la integración”

Deia, Una entrevista de M. Hernández Fotografía de O. Martínez, 15-07-2017

Getxo – Más allá de las exquisitas vistas, más allá del soplo de sosiego al lado mismo del jaleo de la urbe. Más allá de ser escenario de una de las fiestas más multitudinarias de Bizkaia – este año serán el próximo día 23 – … Más allá de todo ello, Punta Galea – que está en plena ebullición de los preparativos para Paellas de Aixerrota – acoge historia y literatura: el fuerte, el molino, los párrafos de Ramiro Pinilla… Otro escritor getxotarra, Pedro Fernández Puig, autor del libro Aixerrota, el legado del irlandés, guía este paseo por los acantilados, por un trozo de los Verdes valles, colinas rojas que ideó Pinilla…

¡Vaya privilegio de sitio!

- Sí, sí. Todo el camino que empieza en Aixerrota es una zona impresionante, que además coincide que es el nacimiento de Getxo con la iglesia de Santa María, que está aquí atrás. En el siglo XII era un monasterio y con él, prácticamente, se crea Algorta; y entre esta zona y el Puerto Viejo va surgiendo el Algorta de hoy en día. Aquí nace, por lo tanto, el municipio.

¿Y cuándo se creó el molino de Aixerrota?

- En el siglo XVIII con Edmundo O’Shea, que es el que se dice que lo construyó porque hubo una sequía muy duradera en la época y lo que hizo fue trasladar aquí la idea de los molinos de viento, que eran más manchegos, y que no necesitaban agua para moler el trigo. Y en este lugar, donde suele pegar el viento muy fuerte, es donde decidió este irlandés hacer el molino a principios del XVIII.

Ya, pero luego lo de la sequía en Bizkaia…

- La idea era buena pero… Fue un intento fallido de funcionar con los molinos de viento, porque cuando terminó la sequía se volvió a los molinos tradicionales de agua. Y este fue cayendo en desuso. Se fue transmitiendo de unas personas a otras. Los más importantes después de Edmundo O’Shea fue la familia de Francisco Antonio de Arteaga, los siguientes propietarios, hacia 1756 o así… Después, se fue alquilando y, poco a poco, cayó en desuso, incluso quedó abandonado, y ya hacia el año 1955 el Ayuntamiento de Getxo se lo tomó en serio y lo compró a quienes eran los titulares en ese momento. Fueron unas negociaciones un poco duras porque el Ayuntamiento sí quería adquirirlo y los propietarios se hacían un poco los locos… Al final lo consiguió comprar y lo reformó, y desde 1967 cada premio que entrega el Ayuntamiento lleva la imagen de este molino.

Es que sí es muy representativo de la localidad.

- Sí. Además, hoy en día, la inmigración, los refugiados… recuerdan un poco la historia del molino, que aunque quien lo construyó fue un noble, era también un refugiado irlandés por las peleas religiosas de la época. Era de los católicos que huían por los enfrentamientos con los protestantes y llegaban, sobre todo, a la zona de Bilbao. Muchos eran comerciantes. Así que el molino es el símbolo de alguien extranjero que viene y se integra.

¿Qué uso tiene hoy en día?

- Se usa como sala de exposiciones.

Y más adelante, se encuentra el Fuerte de la Galea.

- A un kilómetro más o menos, está el fuerte, que en su día era el castillo del príncipe. También es del XVIII, de mediados. El arquitecto fue Jaime Sycre y se construyó con la ayuda de los lugareños, entre comillas, porque les obligaron a los de la zona a levantarlo. Fue un fortín militar para la defensa del Abra y de toda la zona comercial de la época. En 1947, el Ministerio de Defensa abandonó su propiedad y se la cedió al Ayuntamiento de Getxo. Pero ahora está abandonado y es una pena porque además es el único fuerte militar que queda de la época.

Toda esta zona de La Galea es un entorno para desconectar…

- Es el paseo diario de muchísima gente. Incluso personas de fuera aprovecha los aparcamientos, el de Aixerrota y el de al lado del fuerte, para venir y seguir luego hasta la playa de Azkorri.

Ya queda muy poco para uno de los eventos del año para la gente de Algorta: Paellas de Aixerrota.

- Ya está todo el mundo cogiendo los sitios. Desde críos hemos ido. Luego, ya con tu cuadrilla de adolescente te montabas tu txosna y hacías paella o lo que se pudiera. Y ahora, de más mayor, empiezan a ir tus hijos y tú andas con la preocupación (risas).

Escritor getxotarra

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