IRAK REFUGIADOS (CRÓNICA)

El campo iraquí, una esperanza para los refugiados sirios huidos de la guerra

La Vanguardia, Isaac J Martín EFE, 30-06-2017

Apilados en el campo de Qushtapa, a unos 25 kilómetros al sur de Erbil, los civiles que lograron huir de la guerra en Siria tendrán una nueva oportunidad para erigir una vida: aprender la agricultura para cultivar el campo y sobrevivir en Irak gracias a su nuevo trabajo.

Bajo el sol radiante de las primeras horas de la tarde, la tierra parece no dar tregua a los 3.000 refugiados sirios que se encuentran en el campo de Qushtapa, situado en la Gobernación de Erbil (Kurdistán iraquí), a la espera de saber quiénes serán los 250 beneficiados para participar en este proyecto impulsado por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La idea consiste en “educar” durante dos meses a refugiados sirios, “tanto en Erbil como en Duhok (en el campo de Domiz 1) para aprender a cultivar y comenzar a plantar semillas y subsistir con sus resultados”, asegura a Efe Jacob Walla, experto en seguridad alimentaria en la FAO, quien supervisa esta idea.

Todo está preparado en los diez invernaderos que se han levantado en una instalación que se encuentra a unos pocos kilómetros del campo de refugiados, para que a mitad de julio comience la primera etapa del entrenamiento.

Se espera que a mediados de agosto los refugiados oriundos de Siria, que se estima que son 240.000 en Irak, de los cuales el 97 % están en el norte del país, empiecen a plantar sus propias hortalizas con el fin de venderlas posteriormente y obtener unos ingresos.

Esto supondrá un “respiro” para el Gobierno de Kurdistán, pues estas familias dejarán de depender de las ayudas repartidas por las autoridades y “finalmente tendrán un trabajo” en unas tierras que han sido cedidas por el Ministerio de Agricultura kurdo y donde han construido, en tan solo un mes, la instalación, aduce el trabajador de la ONU, originario de Sudán del Sur.

En un primer momento, se plantarán, en mayor medida, “tomates y pepinos, ya que estos son los productos que más se encarecen porque la mayoría de ellos son importados de Turquía”, señala a Efe el coordinador de la FAO para las mejoras del programa, el jordano Fawzi Ahmed.

“Esto va a suponer que dichas personas desarrollen unas nuevas habilidades que necesitan para poder sobrevivir y conseguir un salario”, indica, dado que la gran mayoría de los refugiados sirios se encuentran estancados y parados sin poder hacer nada en los campos por su situación legal, que les impide trabajar.

Tras la formación, “tendrán un horario laboral. Ellos trabajan para sí mismos, por lo que si trabajan una hora, lo que consigan serán sus beneficios”, arguye.

Los criterios para decidir quiénes serán los seleccionados, que representan casi el 9 % del campamento, se basarán explica Ahmed en “el tiempo que llevan en el campo”; así como si son familias con muchos miembros, su “situación personal”, y, además, los que tengan algún tipo de discapacidad, con el fin de integrarlos.

En un contexto en el que “todos están luchando y compitiendo entre ellos para conseguir un trabajo, es importante que exista este tipo de proyectos” para que vean una luz a su porvenir, cuenta a Efe la responsable de comunicación, Karina Coates, oriunda de Australia.

El proyecto, que ha sido financiado por el organismo alemán de cooperación, la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ), tiene otra parte reservada para los desplazados iraquíes; pero ellos, en vez de la agricultura, aprenderán apicultura y a criar gallinas.

Un total de 2.400 desplazados iraquíes de 150 aldeas ya han recibido casi 10.000 gallinas y equipos para alimentar y dar de beber a las aves de corral en los campos. Cada familia recibió 23 gallinas, que producirán para ellos alrededor de 3.450 huevos y 30 kilos de carne cada año, por lo que el excedente podrá ser vendido.

No obstante, al cargamento de abejas le queda un largo viaje ya que, según las fotos mostradas a Efe, aún se encuentran en Italia a la espera de que el avión que las transporta aterrice en Irak para que, en este caso, otras 2.400 personas se especialicen en el proceso de producir miel, lácteos y frutas.

Así como conseguir que el dinero ganado con su venta haga florecer un nuevo y largo camino, obstaculizado entre historias atrapadas en el pasado más reciente.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)