CÓMIC INMIGRANTES (Previsión)

"Alpha", el diario gráfico de un inmigrante que sueña con pisar Europa

La Vanguardia, Sergio Andreu EFE, 19-06-2017

“Alpha” es una crónica de viaje, la novela gráfica de la escritora Bessora y el ilustrador Barroux, ganadora del premio Médicos sin Fronteras, que narra el periplo de un inmigrante marfileño que quiere reunirse en París con su mujer y su hijo, un sueño enfrentado a los muros burocráticos.

Alpha es además el nombre del protagonista de este relato, un joven carpintero que tras intentar sin éxito lograr el visado legal para llegar a Europa, se despide de su Abiyán natal tan sólo con la foto de su pequeña familia en el bolsillo, una imagen que durante los 18 meses de trayecto mostrará a quien se cruce con él para preguntar si han visto a esa mujer y a ese niño, de los que no tiene noticias.

La obra, publicada en España por Norma, está construida gracias a los testimonios de inmigrantes africanos sin papeles que han arriesgado sus vidas para alcanzar Europa, explica a EFE Bessora, que se adentra por primera vez en la novela gráfica después de que Barroux colaborador del New York Times y el Washington Post contactara con ella con una idea clara en la cabeza.

Este dibujante francés, criado entre Argelia y Marruecos, que acababa de publicar un libro sobre la primera Guerra Mundial, quería hablar de África, de las ilusiones y frustraciones de los migrantes que aspiran a llevar una vida mejor, que atraviesan desiertos o se lanzan al mar en cayucos o balsas que muchas veces se convierten en ataúdes.

Hablar, por ejemplo, de vidas como la de Togola, un refugiado que llevaba ocho años en Francia a quien Barroux conoció en un taller de artistas, y en cuya existencia supo reconocer inmediatamente una historia que debía ser contada, aunque el libro sea ficción, y los textos de Bessora se hayan inspirado en éste y otros testimonios de personas que habían realizado esos duros trayectos.

“Me imagino que Europa es bella, pero muy fría también. No hay polvo como en África. Las carreteras están en buen estado. Seguro que todo está más limpio en mi casa. Creo que Europa es un buen lugar para vivir”.

Con este monólogo comienza la novela, concebida como el diario gráfico del propio Alpha, con un dibujo básico, como si fuera realizado en un alto en el camino, a toda prisa, directo y expresivo.

“Cuando leí el potente texto de Bessora entendí que ése debía ser el estilo y la técnica. Compré unos rotuladores en el supermercado por cuatro euros, a lo que añadí un poco de tinta china para potenciar el efecto”, comenta.

Bessora que al igual que Barroux firma únicamente con su nombre es una novelista belga, hija de un diplomático gabonés, que ha optado por un estilo en el que los autores “desaparecieran”, que no quedara rastro de ellos de cara al lector.

“Que fuera Alpha mismo el que hablara, por eso se trata de un relato en primera persona, como si lo estuviera escribiendo conforme va avanzando en su viaje, un personaje con voz propia”, comenta la escritora que mantiene el pulso dramático de la narración pero sin caer en lo lacrimógeno.

“Tenía que resultar creíble, un texto ajustado, honesto, no hacía falta recrearse en la miseria”, aporta el dibujante acerca del tono conseguido por la novela gráfica que se aparta además del punto de la visión que los medios de comunicación europeos están ofreciendo del fenómeno migratorio procedente de África.

“Es un registro totalmente diferente al periodístico, nosotros somos creadores, hemos concebido un personaje con cara y ojos, con una vida, un tiempo, para que el lector pueda empatizar con él”, argumenta la novelista.

A Alpha a quien no le gusta que le llamen “clandestino” y que prefiere verse como un “aventurero” le acompañan en esta odisea otros buscadores esperanzados, una prostituta con sida, un adolescente que sueña con ser fichado por un club de fútbol en Europa, y migrantes anónimos que dejan a sus familias casi sin avisar.

“Nunca sabes lo que depara el futuro, pero puedes estar seguro de lo que te espera si no te vas: nada”, justifica el protagonista en su marcha, tras vender su ebanistería.

España aparece citada en la novela en diversas ocasiones como la frontera terrestre más al sur (Ceuta y Melilla, a la que llaman “el pequeño muro de Berlín”) y también por la marítima vía canaria, que finalmente será la que acabe utilizando Alpha para pisar suelo europeo.

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