CUMBRE DEL G7

El G7 pasa de puntillas sobre la crisis migratoria y apenas menciona las hambrunas en África

El Mundo, ROSA MENESES, 29-05-2017

Con toda la atención centrada en la actitud del presidente de EEUU, Donald Trump, y en sus desacuerdos con los demás líderes, la Cumbre del G7 ha pasado de puntillas sobre el que iba a ser el tema estrella: la cuestión de los refugiados y migrantes. Era la ambición de Italia, que ejerce la Presidencia de turno, que se debatiera ampliamente para buscar soluciones y se pusiera el énfasis en el desarrollo de los países emisores de emigrantes además de tratar sobre seguridad alimentaria. Y para ello se había invitado a los dirigentes de Túnez, Kenia, Níger, Etiopía y Nigeria, además de la Unión Africana. Pero las presiones del resto de líderes del G7, cuyos intereses se inclinaban hacia la seguridad, el terrorismo, el comercio y la lucha contra el cambio climático, pudieron más.

“Se ha dado la extraña circunstancia de que nunca una Cumbre del G7 ha estado tan cerca de África pero al mismo tiempo nunca ha prestado tan poca atención a este continente, pese a que se había invitado a cinco países africanos”, se queja Friederike Röder, directora de la ONG One Campaign y portavoz de la organización en el G7 reunido en Taormina (Sicilia). Desde las costas de este enclave, fundado por los griegos y ocupado sucesivamente por romanos, árabes y normandos, efectivamente puede divisarse a lo lejos la costa africana. El propio presidente tunecino, Beji Caid Esebsi, le comentaba al primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, al ser recibido en Taormina, que había tardado tan sólo 35 minutos en llegar por aire al enclave siciliano, acentuando la cercanía.
1.400 muertos en 2017

Pero todo fue en vano. El ambicioso plan italiano se vino abajo ante las reticencias del resto de líderes. Italia quería una aproximación al tema de la migración más positiva, que hablara de “movilidad humana”, considerara los beneficios que los migrantes aportaban a los países de acogida y mencionara la protección para los refugiados. “Este plan ha acabado en la papelera”, revela Röder a EL MUNDO, durante una entrevista en los márgenes de la Cumbre.

Por el contrario, el comunicado final relega la cuestión a un par de párrafos en los que se “reafirma el derecho soberano de los estados, individual y colectivamente, para controlar sus propias fronteras y establecer políticas en sus propios intereses y seguridad nacionales”. Una frase que parece hecha a la medida de Trump, que prometió construir un muro en la frontera con México y trató aunque sin éxito de vetar la llegada a EEUU de personas procedentes de varios países musulmanes.

El documento final sí menciona que “los flujos adecuadamente gestionados” son capaces de traer “beneficios económicos y sociales tanto a los países de origen como a los de destino”.

Italia ha recibido más de medio millón de migrantes y refugiados, en su mayoría procedentes del África subsahariana, desde 2014. En lo que llevamos de año, unas 1.400 personas entre ellas 200 niños han muerto intentando cruzar el Mediterráneo. Junto a Grecia, carga con el peso de la presión migratoria hacia Europa, pero pese a estar en el G7, uno de los foros globales más influyentes, no ha conseguido ser escuchada.
Una oportunidad perdida

“Sobre el tema migratorio, hay dos conclusiones. Una, que hay que trabajar más a medio plazo en África para afrontar las causas profundas del problema, siendo una de ellas el cambio climático. Y dos, que hay que combinar las políticas de seguridad y de acogida humanitaria en el corto plazo”, señaló Gentiloni en la rueda de prensa que marcó el final del foro con evidente frustración.

La decepción también cundió entre las organizaciones internacionales de cooperación. “Los derechos humanos y la Agenda 2030 ni siquiera se han debatido”, critica Valeria Emmi, de la ONG italiana Cesvi, que trabaja en temas de cooperación y desarrollo. “Esta cumbre ha sido una oportunidad perdida”, concluye mencionando que los países más ricos del mundo también han fallado en buscar soluciones que eviten que 20 millones de personas mueran de hambre de aquí a finales de junio en Sudán del Sur, Somalia, Nigeria y Yemen.

“Los líderes del G7 estaban más concentrados en mostrarse unidos como grupo, pero esto no puede ser una excusa para ignorar África”, añade Röder. “Esta reunión no tenía que haber sido sobre un solo hombre, sino sobre estos 20 millones de personas”, afirma en referencia al foco de atención centrado en Trump.

La siguiente oportunidad para establecer un diálogo cara a cara con África será el G20, que se celebra próximamente en Hamburgo y en el que participa España. “Espero que no la pierdan”, sueña Röder. Mientras, Emmi y otros compañeros de la Coalición Global contra la Pobreza que reúne a 70 ONG italianas se manifestaron ayer portando unas grandes orejas para reclamar a los políticos “que escuchen” a los ciudadanos.

Convocados por organizaciones de izquierda de las que se desmarcaron las ONG, cientos de personas se manifestaron ayer por la tarde contra las políticas del G7. La protesta transcurrió en la zona de Giardini Naxos, al pie de la colina de Taormina donde se habían reunido los líderes. El temor a que la marcha acabara en violencia hizo que las fuerzas de seguridad fueran omnipresentes y que los comercios permanecieran cerrados e incluso con las ventanas protegidas por placas de madera.

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