España lidera dos proyectos de control de fronteras financiados con fondos europeos de cooperación

El Gobierno español ha sido el primero en sumarse al Fondo Fiduciario para África, permitiendo su puesta en marcha y poniéndose a la cabeza de dos proyectos de cooperación policial La Fiiapp gestiona dos proyectos que buscan aumentar la seguridad y control de fronteras a través del Fondo, cuyo presupuesto procede en su mayoría de fondos de cooperación

El Diario, Mariangela Paone, 25-05-2017

En la política de control de fronteras, España es el ejemplo al que Europa mira y en el que se inspira para tratar de frenar los flujos migratorios desde la orilla sur del Mediterráneo. En las decisiones tomadas por la Unión Europea en los últimos dos años son muchas las similitudes con lo que España hizo frente a la llamada crisis de los cayucos en 2006. Y desde el Gobierno no se ha perdido ocasión para subrayar que el modelo español se ha convertido en una referencia en Europa.

Dando ejemplo, el Estado español ha sido el primero en sumarse al fondo fiduciario de emergencia de la UE para África lanzado por la Comisión Europea en la cumbre de La Valeta de noviembre de 2015. La iniciativa de la Comisión para los países de Norte de África, Cuerno de África y Sahel sigue una estrategia de acción parecida a la que usó España hace una década con el Plan África: una mezcla de acciones de cooperación económica y de desarrollo institucional, proyectos dirigidos a la gestión de los flujos migratorios y una ofensiva diplomática en los países de origen y tránsito.

Así como hizo entonces España –cuando el Gobierno español firmó acuerdos de cooperación en materia migratoria y readmisión con varios países de la zona–, la UE promueve ahora este nuevo fondo a la vez que negocia acuerdos con los países por los que pasan las rutas de la inmigración hacia Europa.

El Gobierno español, que hasta ahora ha aportado al fondo el mínimo previsto (tres millones de euros), gestiona directamente 10 proyectos por un total de 107,1 millones de euros. Su aplicación depende de la Agencia Española de Cooperación (AECID) y de la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP).

Fondos de cooperación para control policial

De estos proyectos, seis responden a los objetivos 3 y 4 del Fondo fiduciario: el primero se refiere a la mejora de la gestión de la inmigración y el segundo al fortalecimiento de las instituciones, incluyendo, entre otros aspectos, la prevención de conflictos y el control de fronteras. Los otros dos objetivos del fondo tienen que ver con proyectos de cooperación económica, creación de empleo y resiliencia.

Los proyectos en los que más evidente se hace la vertiente de seguridad y control de fronteras de las acciones previstas por el fondo son los que gestiona la Fiiapp, un organismo público que se rige por el derecho privado.

Uno de los dos proyectos encabezado por la Fundación, denominado GAR-SI Sahel, prevé la creación de “grupos de acción rápida” en Burkina Faso, Mauritania, Mali, Níger, Chad y Senegal. Se trata de unidades policiales “capaces de enfrentarse a todo tipo de amenaza, incluida la amenaza terrorista, el crimen organizado y la trata de seres humanos, la lucha contra los ataques contra el medio ambiente, y con la capacidad de reforzar el control de fronteras claves”, según el documento oficial de presentación del proyecto.

Proyecto ejecutado por la Guardia Civil

El plan recibe un total de 41,6 millones de euros, una de las cuantías más altas dentro de las asignadas por el fondo fiduciario. Si bien Fiiapp figura como gestor del proyecto, su ejecución está en manos de la Guardia Civil, pues sus unidades de acción rápida están inspiradas en las del Instituto Armado.

Según explica una nota de prensa publicada en junio de 2016 por la Guardia Civil, “es un proyecto europeo liderado por la Guardia Civil junto a la Gendarmería Francesa, Carabinieri de Italia y la Guarda Nacional Republicana de Portugal, que formarán unas unidades semejantes a las existentes en España, para favorecer el desarrollo de la zona mejorando la seguridad y las condiciones de vida de las poblaciones más alejadas”. El comunicado no hace referencia a la Fiiapp.

La Guardia Civil es la encargada del entrenamiento y la preparación de los agentes de los GAR de los países participantes, unidades especiales con 100 miembros. El jefe de misión es el general Francisco Espinosa, que, entre julio de 2012 y noviembre de 2013, fue jefe de la misión ‘Eucap Sahel Níger’ que la Unión Europea estableció en Niamey para la formación de las fuerzas de seguridad y las instituciones judiciarias nigerinas.

“La Fiiapp es una organización dedicada a gestionar la participación de las administraciones españolas en proyectos de cooperación internacional. Lo que hacemos es gestionar técnica, administrativa y logísticamente la participación de las administraciones, con el objeto de que el funcionario español que participe en el proyecto se pueda concentrar en su actividad y en los aspectos técnicos”, explica Tobias Jung, director de estrategia de comunicación de la fundación.

" Hay un cambio en la política de desarrollo desde 2011"

“Trabajamos mucho con el Ministerio de Interior. Hay un cambio en la política de desarrollo desde 2011, desde la agenda para el cambio presentada entonces por la Comisión europea, con un enfoque más hacia el concepto de que, para asegurarnos un proyecto de desarrollo sostenible, tenemos que tener un estado de derecho que funcione, sobre cuya base se pueda construir desarrollo económico. Este concepto entra en la estrategia global de la UE, entra en el consenso europeo sobre el desarrollo y eso se traslada en proyectos concretos en temas de seguridad”, añade Jung.

El segundo proyecto gestionado por Fiiapp, con una dotación de seis millones de euros, prevé la creación en Níger de un equipo conjunto de investigación (ECI) formado por policías de Francia, España y Níger para apoyar a las autoridades nigerinas en la puesta en marcha de acciones contra las redes criminales vinculadas a la inmigración ilegal y a la trata.

Es, en sustancia, un proyecto de cooperación policial que parte de la experiencia del ECI entre la policía española y mauritana, un grupo creado después de la crisis de los cayucos para detener la salida de embarcaciones de inmigrantes desde Mauritania hacia las costas de Canarias. Entre 2008 y 2015, realizó 382 operaciones, con 2.632 inmigrantes interceptados y 178 responsables de redes de tráfico de personas arrestados.

Interior presenta como éxito cifras equivocadas

El pasado 13 de marzo en Niamey los directores generales de la Policía española, francesa y nigerina, firmaron el protocolo del equipo conjunto en el marco de una visita de los ministros de Interior de España y Francia al país africano. En aquella ocasión, el ministro español, Juan Ignacio Zoido, subrayó como el ECI Níger " es excelente ejemplo del buen clima de cooperación entre nuestras fuerzas de seguridad". Un proyecto, reza la nota del Ministerio, “que lidera España, a través de la Policía Nacional”.

“Los dos proyectos han sido diseñado por los cuerpos de seguridad, la Fiiapp y las autoridades de los países y los ministerios de Interior de las otras fuerzas de seguridad que participan. Nosotros lo que hacemos es darle un marco metodológico”, explica Jung.

En la visita de mediados de marzo a Niamey, Zoido también felicitó al ministro del Interior de Níger, Mohamed Bazoum, "por las medidas adoptadas por el Gobierno nigerino para luchar contra las redes de tráfico de personas y por los “excelentes resultados” obtenidos en los últimos meses en esta materia que ha supuesto una reducción del número de personas que salen de Níger que ha pasado de las 70.000 en mayo de 2016 a tan sólo 1.500 en noviembre", según indica el comunicado de Interior.

El dato, sin embargo, no es correcto, como reveló la agencia de noticias IRIN NEWS. En el mes de noviembre, 11.457 personas salieron de Níger, como aparece en un informe de la OIM del 24 de enero, casi dos meses antes del comunicado de Interior. En el documento, la organización de las Naciones Unidas, además de dar a conocer el dato de diciembre, corregía el del mes anterior, empleado también en documentos de la UE para subrayar el éxito de la estrategia de control de fronteras.

El papel de la Agencia Española de Cooperación

La AECID gestiona los otros cuatro proyectos ‘Objetivo 3’ (además de otros cuatro ‘Objetivo 1’). Uno se centra en la prevención del racismo y la xenofobia hacia la población migrante en Marruecos. Los otros tres, en Malí y Senegal, forman parte de un programa más amplio que involucra también a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y, en Senegal, a la Agencia de Cooperación francesa.

En el caso de Mali, mientras la OIM se centra en medidas para ayudar la reintegración y la protección de los inmigrantes que han decidido retornar de forma voluntaria al país y de los migrantes en tránsito, la AECID se encarga de realizar actividades de información y sensibilización sobre los riesgos de la inmigración irregular en las zonas de fuerte emigración.

La Agencia también informa sobre las normas acerca de la libre circulación de personas, previstas en el marco de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), en línea con la experiencia realizada desde 2007 cuando se creó el Fondo España-CEDEAO sobre Migración y Desarrollo, dotado con 10 millones de euros.

El proyecto de AECID en Senegal también hace referencia a este Fondo y prevé acciones de apoyo a las instituciones encargadas de las cuestiones migratorias y actividades de información dirigidas a los emigrados y los emigrantes potenciales, a través de las Oficinas de acogida, orientación y seguimiento de los senegaleses en el extranjero (Baos, por sus siglas en francés) presentes en el territorio.

Semejanzas con el Plan África español

En la acción planteada por el Fondo de la UE son muchas las similitudes con la estrategia empleada por España hace diez años para atajar la “crisis de los cayucos”. En el proyecto de la Unión Europea para limitar las llegadas irregulares desde países africanos se encuentran escasas diferencias con la estrategia empleada por el Gobierno español hace diez años para atajar la llamada crisis de los cayucos.

“La inspiración en la estrategia española me parece bastante evidente, porque además España ha sido el primer país con experiencia en tema de control de los flujos migratorios en África subsahariana”, comenta Lorenzo Gabrielli, investigador de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

“Lo que cambia es que antes era muy difícil admitir abiertamente que había una condicionalidad positiva entre la ayuda al desarrollo y el control de las fronteras y ahora en cambio la relación está clara. Y se acepta también claramente que haya una condicionalidad negativa por lo que quien no coopera puede ser sancionado con menos ayudas al desarrollo”, prosigue Gabrielli.

Que no se admitiera no quiere decir que no hubiera una misma lógica de do ut des, toma y daca. Gabrielli, que en la última década ha analizado la evolución de la política europea hacia África occidental partiendo precisamente de la experiencia española, recuerda, por ejemplo, lo ocurrido en el caso de Senegal.

Después de una larga negociación, en 2006 Dakar aceptó un acuerdo de cooperación de control de los flujos migratorios que incluía la readmisión de los senegaleses que llegaban a Canarias y actividades conjuntas de control de la frontera marítima.

“A cambio de la cooperación senegalesa, el gobierno español destina un crédito de ayuda al desarrollo de 20 millones, canalizado hacia el plan REVA (un plan de retorno hacia la agricultura promovido por el Gobierno senegalés). Una dinámica similar se reprodujo con Mali que, después de aceptar la firma del acuerdo de cooperación migratoria, se convirtió en país prioritario para la ayuda oficial al desarrollo española”, añade el experto.

Otra diferencia entre el Fondo y el plan África, según Gabrielli, es que este último “era un borrador sobre el que construir acuerdos de manera local, como una especie de bricolaje sobre el terreno en función de las necesidades de cada caso. Donde el Plan África tenía una estrategia clara era la apertura de embajadas y consulados”.

“El gran problema es que [en este tipo de proyectos] no se toman en consideración los efectos colaterales de la externalización de las fronteras. Se considera, por ejemplo, que han disminuido los flujos hacia Canarias pero en realidad los movimientos se desplazan hacia la ruta central entre Libia e Italia. Cuando se cierra una ruta siempre se abren nuevas, más peligrosas”, concluye.

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