Le Pen relanza una campaña agresiva para unir todos los votos antisistema

Fustiga el liberalismo y apela por igual al antieuropeísmo y el anticapitalismo

ABC, JUAN PEDRO QUIÑONERO París, 27-04-2017

Marine Le Pen confía en desmentir a los sondeos y especialistas que la consideran «derrotada» en la segunda vuelta electoral, el próximo 7 de mayo, y ha relanzado su campaña con gran agresividad e intentando unir todos los votos antisistema, desde la extrema derecha a la extrema izquierda, desde el antieuropeísmo al anticapitalismo.

Jean-Marie Le Pen, patriarca fundador del Frente Nacional (FN, extrema derecha), ha rendido un primer homenaje personal a Jean-Luc Mélenchon, el candidato de extrema izquierda populista eliminado en la primera vuelta, declarando: «El líder de Francia insumisa (partido de Mélenchon) merece todos mis respetos. Negándose a pedir el voto contra Marine Le Pen, ha dado muestra de independencia. Su negativa a dar una instrucción de voto es un modelo que deberían imitar todos los patriotas de cualquier signo político. El amor a la patria y el patriotismo económico son valores comunes».

Votada en la primera vuelta por una gran mayoría de obreros (entre el 30 y el 40%, según las estimaciones), Marine Le Pen multiplica sus gestos verbales hacia todos los electores antisistema, desde la ultraderecha que votó contra François Fillon en la primera vuelta, a los anticapitalistas que denuncian el «liberalismo salvaje» y la «dictadura del euro».
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Tres días después de la primera vuelta electoral, Marine Le Pen ha conseguido algunos ecos estimulantes. Christine Boutin, exministra de Nicolas Sarkozy, fundadora del PCD (partido católico ultraconservador) declaró: «Votaré a Le Pen contra Macron, porque Macron es la encarnación de todo lo que yo detesto. Encarna el liberalismo libertario, la mundialización, el capitalismo, la banca».

François Fillon y toda la plana mayor de Los Republicanos (LR, el partido de la derecha) han anunciado que votarán a Macron para frenar a Marine Le Pen. La patronal, pilar del conservadurismo económico, también ha pedido el voto para el social-liberal. Y Boutin representa una tendencia minoritaria entre las sensibilidades conservadoras. Aunque en la primera vuelta, 1.686.283 electores (4,75 % del total) votaron a un candidato ultraconservador, Nicolas Dupont-Aignan. Y ese voto contribuyó a eliminar a Fillon, favoreciendo el triunfo de Le Pen. Se trata de una cantera de votos imprevisible para la segunda vuelta.

A esos y otros electorados extremistas se dirige Le Pen cuando se presenta como la «única representante de los patriotas franceses», gritándoles: «¡En vuestras manos está el futuro y la libertad de la Nación, amenazada por el liberalismo salvaje!».

Otros 7.594.868 electores (un 21,39 % del total) votaron a los tres candidatos de la extrema izquierda francesa: Jean-Luc Mélenchon, Philippe Poutou y Nathalie Arthaud. En su inmensa mayoría, esos electores son hostiles a la extrema derecha. Marine Le Pen intenta seducirlos con su lenguaje económico «neocomunista».

Se trata de una batalla muy difícil de ganar para la candidata de extrema derecha. Pero ella no se considera vencida. Y en todo caso, contempla esta campaña como un «preámbulo» de la campaña de las elecciones legislativas del 11 y el 18 de junio en las que confía en superar a Macron.

Le Pen espera progresar electoralmente en todos los sectores sociales que perciben con inquietud la mundialización y el euro. Desde los agricultores más modestos a los jubilados menos favorecidos, pasando por los obreros de regiones en crisis y los habitantes de suburbios multiculturales. La candidata del FN se dirige a los obreros que en otro tiempo votaban comunista cuando grita: «Nuestros trabajadores sufren la tiranía de los mercados internacionales, los banqueros y los tecnócratas de la zona euro. Por eso debemos romper con la UE y con los tratados comerciales internacionales». Y se dirige a los franceses inquietos con la inmigración, el multiculturalismo y la crisis de los refugiados, cuando repite: «Debemos defender nuestra soberanía restaurando nuestras fronteras. Los empresarios que den trabajo a extranjeros deberán pagar más impuestos. La seguridad de nuestras ciudades pasa por el cierre de nuestras fronteras y la expulsión inmediata de todos los ilegales».

Hace varios años que extrema izquierda y extrema derecha se disputan el fervor del «patriotismo económico», muy en boga en esta campaña.

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