Solidaridad temerosa en Tenerife

Canarias 7, 27-03-2006


Santa Cruz de Tenerife

El martes llegaron dos cayucos a Tenerife. A bordo iban 121 inmigrantes. Desde el sábado no llegaba ninguna embarcación, pero los tinerfeños saben que hoy o mañana seguirán llegando y asisten al acontecimiento con una mezcla de temor y solidaridad.

Los sentimientos encontrados que está provocando en la población la llegada de inmigrantes se refleja de manera clara en lo sucedido un día de la semana pasada en que la cuenta de Cruz Roja, que aumentó en más 5.000 euros gracias a las aportaciones anónimas, mientras que ese mismo día en una emisora de radio local se recibían, en menos de una hora, cientos de mensajes de móviles que hablaban de «avalancha de inmigrantes», de «oleada» y que preguntaban «qué va a pasar con nosotros, porque no cabemos en la Isla».

Es el sur de Tenerife, a donde llegan los cayucos, la solidaridad se mezcla con el rechazo con mayor facilidad y mientras los voluntarios de Cruz Roja atienden a pie de playa a los inmigrantes, los vecinos asisten atónitos. Unos llevan todo lo que tienen en casa de abrigo y comida, vacían los estantes de sus comercios de jugos y galletas; otros gritan en la orilla que habría que poner cañones allí mismo «y no dejarlos llegar ni al muelle», decía un vecino en Los Cristianos la semana pasada, uno de los días que llegaron hasta cinco cayucos.

En barrios como El Fraile, en Arona, donde residen cientos de inmigrantes africanos y donde los lugareños han amenazado incluso con crear patrullas ciudadanas para protegerse, los vecinos creen que «nos están invadiendo en toda regla». Sin embargo, saben que «los que llegan en patera no se quedan; nos usan como trampolín», decía días atrás Irene Negrín, presidenta de la Asociación de Vecinos, que se preguntaba «a dónde vamos a llegar». Está preocupada «por nosotros y nuestros hijos», pero también por ellos: «Son seres humanos y tenemos corazón». «Muchos son buena gente, trabajadora, pero otros llegan sin papeles, sin trabajo y a lo único que hacen es delinquir», dice.

También Jairo Gonzalo sabe de inmigrantes. Está a pie de playa, movilizando a los voluntarios de Cruz Roja, ayudando a los que llegan exhaustos por el largo viaje. Dice que los vecinos observan con «expectación» y «extrañeza» a los inmigrantes. «Es la primera vez que ven una avalancha como esta y reaccionan con extrañeza». Jairo dice que han sido pocos los episodios racistas que ha visto y que observa preocupación especialmente, por el turismo, pero sobre todo ha encontrado solidaridad.

Los expertos en inmigración piden mesura en el discurso

(Foto: canarias7)AMPLIAR

Vicente Zapata.

Los expertos en inmigración consideran que los ánimos de la población ante un fenómeno como la inmigración, «y más cuando la llegada de inmigrantes se concentra en el tiempo», se exaltan en mayor medida cuando escuchan a los responsables políticos, «que son los que crean opinión», expresiones como «avalancha» u «oleada».


Vicente Zapata, director académico del Observatorio de la Inmigración de Tenerife (Obiten) y profesor titular de Geografía Humana de la Universidad de La Laguna, asegura que estas expresiones son las que pueden llevar «a la confrontación social».


Además entiende que la indefinición que estos días está habiendo entre las distintas administraciones se está transmitiendo a la sociedad «y la sensación de que nada está controlado» , algo que a su juicio también crea incertidumbre y reacciones negativas ante un fenómeno como la inmigración. Zapata considera normal que los tinerfeños estén confusos y se debatan entre la solidaridad y el rechazo porque «hasta que no han sentido en carne propia la llegada de inmigrantes no han centrado su atención en un fenómeno que en Canarias comenzó en 1994, cuando llegó la primer patera».


El lenguaje político lleva a la confrontación

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