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Chipre, “ruta mala” de la migración

Deia, Por Valentí Popescu, 06-03-2017

lA isla de Chipre está a un tiro de piedra de Siria – 60 millas marinas, menos de 200 kilómetros – y forma parte de la Unión Europea (UE), pero apenas ha sido asaltada hasta ahora por la masa de migrantes que pretenden entrar en la Europa rica por las rutas del Mediterráneo Oriental. Hasta la fecha, Chipre, con sus 1.200.000 habitantes, solo alberga a unos mil refugiados en sus dos campamentos de fugitivos.

Lo reducido de esta cifra resulta sumamente sorprendente si se comparan los precios del contrabando humano: llevar a una persona desde el Oriente Próximo a Italia ronda los 8.000 dólares y (algo menos, si es al centro de la UE por la ruta de los Balcanes) en tanto que el trayecto Siria – Chipre no sobrepasa los 2.000 dólares.

Naturalmente, este ninguneo de la vía chipriota no es fruto de ignorancia o caprichos migratorios; la ruta chipriota es en la práctica un callejón sin salida. Por una parte, la Isla no figura en el grupo Schengen y, por tanto, la entrada en ella no facilita en absoluto la llegada a las naciones comunitarias de asistencia social generosa.

Por otro lado, las autoridades de Nicosia han aprendido la lección de las islas griegas del Egeo, donde la acumulación de migrantes ha hecho la vida de indígenas y fugitivos una antesala del infierno. Así, han reformado su legislación para impedir un alud humano como el registrado en el Egeo. Las prestaciones sociales son magra; los trámites administrativos para el reconocimiento de las solicitudes de asilo, lentas e increíblemente restrictivas – se aprueba alrededor del 10% de las demandas – ; y, además, no se les reconoce a los fugitivos el derecho a la reunión familiar. Por ser asilado en Chipre no se tiene oportunidad alguna de traer, consortes, hijos, hermanos o padres. Y, por si todo esto fuera poco, en declaraciones oficiosas, los gobernante chipriotas han dicho repetidas veces que de acoger a alguien, “… preferirían que los migrantes fuesen cristianos ortodoxos…”¡Cuándo la inmensa mayoría de los fugitivos es musulmana!

La política migratoria de Nicosia ha dado hasta ahora los resultados apetecidos, llegándose al extremo de que en los casos en que sus barcos atracaban en los puertos chipriotas, los fugitivos se negaban a desembarcar y tenían que ser llevados a tierra a la fuerza. Pero desde los últimos meses del año pasado ha comenzado a crecer el número de intentos de entrada ilegal en la Isla. La causa es, en gran medida, el atasco migratorio en las islas del Egeo y también por la acumulación en los países del Oriente Próximo de una masa de aspirantes pobres, incapaces de reunir de 5.000 dólares a 8.000 dólares, precio de un viaje clandestino a la Europa rica. En estas condiciones, a los migrantes y a los contrabandistas de seres humanos les sale a cuenta la “vía dura” de la migración por Chipre.

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