El refugiado convertido en terrorista por una ‘selfie’

La Vanguardia, Lluís Amiguet, 05-03-2017

Cuando las bombas le hicieron huir de su barrio, Darayya, en Damasco, a los 18 años, Anas Modamani, cruzó Turquía, Grecia y Serbia hasta llegar andando, tras mil penalidades, a un albergue para refugiados en Berlín.

Como todos los refugiados, durante su huida aprendió, dos palabras en alemán: arbeit (trabajo) y Merkel, a la que no dejó de vitorear junto a sus compañeros de viaje tras el anuncio de la canciller de que Alemania les daría refugio.

Llevaba dos semanas en Berlín en septiembre del 2015 cuando vio a la cancillera en una visita a los refugiados y logró que los escoltas, tras cachearlo, le dejaran hacerse una selfie con su heroína, que accedió sonriente.

Modamani envió la foto a su familia y amigos en Siria, pero un fotoperiodista, además, tomó la foto de la foto, que dio la vuelta al mundo y fue celebrada por la cancillería como el símbolo del éxito de su política de acogida.

Poco después, Modamani encontró empleo en una pizzería berlinesa con la esperanza de reanudar sus estudios animado por la pequeña gloria de su selfie.

Pero empezaron a llegar a su móvil las amenazas de muerte, los insultos vejatorios y una degradante campaña de desprestigio iniciada por los generadores de bulos racistas movidos por intereses políticos.

Los redactores de noticias falsas trataban de dañar la política de acogida, y de paso a Angela Merkel y a su trayectoria europeísta, para favorecer a la antieuropeísta Alternativa por Alemania.

Por si quedara alguna duda de quién movía los hilos, la agencia estatal de noticias rusa publicó un artículo en el que identificaba a Modamani con Najim Laachraoui, uno de los sospechosos de los atentados de París.

Los terroristas fueron detenidos, pero Modamani siguió recibiendo insultos y amenazas, que se recrudecieron cuando un hombre atacó con un camión un mercado navideño en Berlín. Una plataforma digital llegó a publicar la selfie de Anas bajo el titular “Esta selfie es la muerte de Merkel” y a él empezaron a insultarlo por las calles berlinesas.

Ya era un personaje popular en Alemania cuando se cansó de verse difamado en Facebook y fue a ver a un abogado, Chan – jo Jun, quien ha demostrado conocer su oficio al lograr que el tribunal de la ciudad bávara de Würzburg aceptará la demanda contra la red social por difundir las calumnias contra su defendido.

También es significativo el apoyo del Gobierno federal al joven refugiado con unas valiosas declaraciones del ministro de Cultura alemán, Heiko Maas, en las que considera a Facebook cómplice de un delito de difusión de odio racial. El Gobierno ha puesto en marcha una comisión que trabaja ahora en elucidar hasta qué punto las plataformas digitales como Facebook o Twitter son corresponsables de las difamaciones que propagan.

El caso de Modamani ha alcanzado dimensión internacional y vuelo político en plena precampaña electoral alemana. La coalición gobernante está sufriendo el acoso de los cibercriminales, a menudo pagados por Moscú, que pretenden repetir en Alemania los éxitos alcanzados con el Brexit y la elección de Donald Trump.

Además, si el joven refugiado consigue –y no se descarta– una sustancial indemnización, la sentencia podría abrir la puerta a un torrente de demandas similares en todos los tribunales europeos, lo cual podría poner en serio riesgo el modelo de negocio de esas plataformas que difunden noticias sin verificarlas sea cual sea su procedencia, autoría o, a menudo obvia, intencionalidad política.

El caso ha quedado visto para sentencia en medio de una enorme expectación en Alemania y bajo el atento seguimiento de Mark Zukerberg, cuyos abogados intentan demostrar que no es Facebook el culpable de difamación sino los autores del contenido. La cuestión crucial ahora es dirimir si la plataforma puede o no llegar a verificar todas las noticias que propaga y, por lo tanto, en qué medida es responsable.

Si se le aplica el mismo baremo que a los medios analógicos, que sí son corresponsables de cuanto publican, Facebook puede tener un serio problema con Modamani.

La justicia alemana emitirá su veredicto durante el mes de marzo, pero los expertos creen que sólo es el inicio de un largo proceso que llegará al Tribunal Europeo de Justicia. Mientras tanto, Modamani repite a la prensa que él solo quiere recuperar su tranquilidad, pero puede que Facebook tenga que devolverle mucho más.

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