Disturbios en Suecia en un barrio de inmigrantes

Los hechos se producen dos días después de que Donald Trump se inventase un atentado en el país para vincular inmigración y criminalidad

La Voz de Galicia, patricia baelo berlín / corresponsal, 23-02-2017

El atentado que se inventó Donald Trump en Suecia para vincular inmigración y criminalidad ha tenido como consecuencia abrir un debate en el país sobre los éxitos y fracasos de su política de integración. Hay un detonante: dos días después de las afirmaciones del presidente de EE.UU., se produjeron disturbios en un barrio del norte de Estocolmo donde la mayoría de la población desciende de inmigrantes.

Según AFP, fue el lunes por la tarde. Varias decenas de jóvenes se enfrentaron a la policía cuando esta entró en el barrio para detener a un traficante de drogas. Incendiaron coches, desvalijaron comercios y las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a realizar disparos de fuego real para hacerlos recular. Las imágenes estropearon la respuesta que las autoridades suecas habían preparado para responder a Trump y a la cadena Fox, que difundió el reportaje en el que se inspiró el presidente. Para Tove Lifvendahl, editorialista del diario Svenska Dagbladet, existe «una pizca de realidad en lo que dice Trump». «Nos guste o no, es una buena ocasión para preguntarnos si la percepción que el extranjero tiene de nosotros y la nuestra coinciden», escribió.

Los detractores del magnate resaltan que Suecia no ha sufrido atentados desde 2010 y que no experimentó un aumento en la tasa de criminalidad pese a que acogió a 244.000 inmigrantes en 2014 y 2015, un récord en Europa en términos relativos por número de habitante. Aunque Suecia no se haya librado de las dificultades de la integración de población extranjera, sostienen, está lejos de sufrir las tensiones intercomunitarias, las desigualdades, la pobreza y la violencia que soporta EE.UU.

La otra visión señala la sobrerrepresentación de extranjeros en las estadísticas de delincuencia, su baja actividad profesional, los 300 jóvenes que viajaron a Siria e Irak para hacer la yihad, el repliegue religioso y la supuesta existencia de zonas sin ley. Entre estos, se encuentra Benjamin Dousa, representante conservador de origen turco, quien denunció en una tribuna «altercados cada mes, incendios de coches cada día y la mayor tasa de homicidios por arma de fuego a nivel nacional» por habitante.

El historiador Carl Marklund relativiza esta visión diciendo que Suecia, «modelo para los liberales estadounidenses y los progresistas en el extranjero», siempre ha sido el «blanco de ataques favorito de la derecha dura» de todo el mundo.

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