Un «discurso del odio» que ataca los derechos humanos

Amnistía Internacional alerta de la retórica de «deshumanización» de líderes como Orban o Trump Avisa del riesgo de un efecto dominó

El Mundo, ROSA MENESES MADRID, 22-02-2017

«El uso cínico del discurso del ‘nosotros contra ellos’ provoca una agenda deshumanizadora basada en discursos de culpa, odio y miedo a escala nunca vista desde los años 30». Es la inquietante tendencia que se impone en la política mundial, según denuncia Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional España en la presentación, ayer, del Informe Anual 2016-2017 sobre la situación de los derechos humanos en el mundo. «Orban, Trump, Erdogan, Duterte… cada vez más políticos antisistema ocupan el poder y ponen en marcha una agenda tóxica que deshumaniza a grupos enteros de personas», añade.

«Hay 36 países donde en 2016 se violó el Derecho Internacional devolviendo a refugiados que huyen de la violencia. En 22 países se mató a activistas defensores de los derechos humanos. La Unión Europea llega a acuerdos marrulleros con terceros países para mantener a las personas refugiadas alejadas de sus fronteras. En Estados Unidos, Donald Trump ha expresado que reimpondrá los simulacros de ahogamiento como técnica de tortura. En el Reino Unido, Theresa May ha dicho que la Convención de los Derechos Humanos no aportaba nada y que hace a su país menos seguro. En Filipinas, Duterte ha afirmado que le encantaría matar a tres millones de drogadictos, como Hitler mató a tres millones de judíos… Sólo Alemania y Canadá se salvan como honrosas excepciones», enumera Beltrán.

En su recién publicado informe de 476 páginas, Amnistía Internacional (AI) advierte de que los políticos que se valen de esta retórica «tóxica y venenosa» están creando un mundo más dividido y peligroso en el que los derechos humanos están en retroceso. «La manipulación divisiva del concepto de identidad nacional tiene como objetivo ganar votos», añade la ONG internacional. «La demonización de sectores sociales y el recorte de derechos civiles y libertades tendrá consecuencias nefastas», avisa Arancha Vicario, presidenta de la sección española de AI.

El primer blanco de este discurso político que incita al odio han sido las personas refugiadas, resalta la organización. Pero si esta situación persiste en 2017 –lo que parece ser la tendencia– también aparecerán otros sectores en el punto de mira: aumentarán los ataques por motivos de raza, sexo o religión. «Cuando dejemos de vernos unos a otros como seres humanos con los mismos derechos, empezaremos a precipitarnos en el abismo», incide AI.

Uno de los ejemplos más sangrantes ha sido la orden ejecutiva prohibiendo viajar a EEUU a nacionales de siete países musulmanes firmada por Trump nada más llegar a la Presidencia de EEUU y con la que, según AI, «trata de impedir que las personas refugiadas soliciten su reasentamiento en EEUU, dificultando así que quienes huyen de la guerra y la persecución en países asolados por conflictos busquen refugio en el país». Para el abogado y activista de los derechos civiles estadounidense Vincent J. Ward «se trata de la medida más arbitraria que se ha publicado en materia de derechos civiles». Medidas como ésta aumentan «el riesgo de un efecto dominó en el retroceso global de las libertades civiles», según AI.

«¿Cómo un país creado por inmigrantes pone en la diana a personas sólo por su país de origen? Es una ley contra derecho. Estoy avergonzado de ser americano», concluía en la presentación del informe, ayer en Madrid. «Mi trabajo es ahora más importante que nunca», reafirma.

Belal Darder, fotoperiodista egipcio que tuvo que huir en julio de 2016 por la represión del régimen de Al Sisi y se encuentra refugiado en España desde diciembre, ha sido testigo en Egipto de esa misma retórica del odio que se reproduce ahora en Estados Unidos y «que demoniza a todos los que presenten oposición». Estas políticas de señalamiento puestas en marcha por el régimen desde que tomó el poder en 2013 «crean intolerancia dentro de la gente, un odio ilógico que es incontrolable». Y eso, afirma, se constata en el «aumento de los ataques contra la minoría cristiana y de las agresiones sexuales contra las mujeres».

Una de las cuestiones más preocupantes de este crudo panorama es, para Vicario: «¿Quién defenderá los derechos humanos en 2017? No parece que vayan a ser los Estados, así que la lucha vendrá necesariamente de los ciudadanos». «Hubo un tiempo en el mundo en que los Estados se avergonzaban de violar los derechos humanos. Hoy, los límites de lo aceptable han cambiado y se cuestiona el concepto mínimo de Derecho Universal», abunda Beltrán. La ONG constata una «falta de liderazgo en la defensa de los derechos humanos, lo que está creando un escenario mundial más caótico» en este «nuevo orden en el que los derechos humanos aparecen representados como un obstáculo a los intereses nacionales».

«¿Quién va a levantar su voz para hablar de los 23 países donde se cometen crímenes de guerra diariamente?» se pregunta Beltrán, citando a Siria, Yemen, Libia, Afganistán o Sudán del Sur. AI pide, por tanto, que sean los ciudadanos los que se movilicen para preservar los derechos humanos, para proteger a los que se oponen al poder. «El respeto a los derechos humanos es sinónimo de estabilidad. No protegerlos es sembrar las semillas de crisis futuras», concluye el director de Amnistía Internacional España.

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