El órdago fue lanzado el martes en la reunión que los miembros de la iniciativa solidaria Tolosa – Belgrado convocaron con el fin de contar a los tolosarras los episodios vividos en la capital serbia. Pese a las complicaciones a las que han tenido que hacer frente para que el camión lleno de ropa de abrigo pudiera superar los trámites de la aduana, la experiencia les ha servido para conocer las verdaderas necesidades de los refugiados de Belgrado y poner en marcha modestas pero ilusionantes iniciativas. Con el camino ya abierto y la lección aprendida, proponen ahora un bonito proyecto para que voluntarios de Tolosa viajen a Serbia y sigan dando aliento al halo de esperanza que nació en los soportales de la iglesia San Francisco.

“Nos parece una idea bonita. Hace falta gente comprometida, que quiera vivir esta experiencia que, sin duda alguna, los va a enriquecer”, afirmaban el martes Josu Iztueta y Mauro Marotias, recién llegados desde Belgrado. El viaje que en un principio iba a alargarse por una semana se convirtió finalmente en una estancia de dos semanas, lo cual ha permitido al grupo conocer a varias ONG y grupos de voluntarios que trabajan en la capital serbia ayudando a los refugiados. “El pasado viernes, por fin, pudimos descargar el camión con la ropa y un grupo de vascos que sigue allí se está encargando del reparto. El camino está abierto y creemos que se puede dar continuidad a la labor que hemos iniciado gracia a la solidaridad de los tolosarras”, explicó Iztueta.

En este sentido, plantean que puedan crearse pequeños grupos de tres personas que viajen en avión a Belgrado por unos diez días. De los 25.000 euros que se recaudaron en Tolosa se han utilizado por ahora 10.000, por tanto, habría dinero para financiar los viajes y impulsar iniciativas, como gestionar el almacén gigante de ropa que han alquilado o seguir “alimentando” la cocina móvil que han creado junto a un grupo de griegos.

Todas las personas que estén interesadas en el proyecto están llamadas a una reunión que tendrá lugar hoy, a las 19.00 horas, en el Bidaiarien Txokoa de Tolosa. “Queremos recibir ideas de la gente, porque hay que analizar si merece la pena seguir enviando ropa de abrigo en marzo o es mejor hacerlo en octubre”, planteó Iztueta.

Si bien el viernes pasado pudieron descargar uno de los camiones, el segundo trailer se dio la vuelta a mitad de camino ante la incertidumbre con la que se dieron de bruces en la frontera. “Tuvimos que valorar la situación, y era mejor que al menos pudiera entrar un camión a que nos echaran para atrás los dos. Decidimos que el segundo se diera la vuelta y hemos descargado toda la ropa en un pabellón de Irura”, explicaron los impulsores de la iniciativa. De manera que también hacen falta voluntarios para clasificar las toneladas de ropa que esperan pacientes en esta nave.

Y es que aprovecharon la reunión del martes para realizar autocrítica y cuestionar la solidaridad mal entendida por algunas personas que donaron ropa a la causa. “Nos hemos encontrado ya en Belgrado con zapatos de tacón de mujer, botas rotas, ropa de verano… Es duro decirlo, pero hay quien aprovecha estas iniciativas para limpiar el armario y limpiar así su conciencia. También nos hemos encontrado con ropa mejor que la que nosotros llevábamos puesta, y eso sube mucho la moral”, explicaban. Por este motivo, y ante la posibilidad de llevar otra vez ropa que no sea útil, es preferible clasificar las prendas en el pabellón de Irura, antes de partir hacia Belgrado, para lo cual hacen falta voluntarios.

¿Qué hacer ahora en Belgrado?

El grupo tolosarra ha alquilado por dos meses en Belgrado un pabellón de 200 m2 al precio de 500 euros con el fin de almacenar toda la ropa recogida en Tolosa y la que pueda llegar desde Euskal Herria para que el reparto sea coordinado. “No hace falta más ropa, de hecho, hay que parar las recogidas. En estos momentos creemos que podemos ser más efectivos con otras iniciativas”, reconocieron Marotias e Iztueta.

Con las necesidades de ropa cubiertas, los tolosaras en Belgrado se centraron en ofrecer a los refugiados un plato de comida caliente en un ambiente amable. “Unos jóvenes griegos nos propusieron una iniciativa para montar una cocina dentro de los barracones y proporcionarles un segundo plato de comida al día. Decidimos dar nuestro apoyo al proyecto y compramos todo el material, cazuelas, butanos, un generador… para que la iniciativa tenga continuidad”, explicaron. Están sirviendo del orden de 500 cenas en un ambiente distendido, con música y bailes.

Una de las dudas que surgió en la reunión del martes fue si merece la pena centrar los esfuerzos en Belgrado y si han planteado trasladarse a otro punto. “Puede haber muchos lugares de actuación. Lo mejor es crear un grupo operativo de voluntarios para decidir sobre todas estas cuestiones. Quien esté interesado debe acudir a la reunión de hoy”, concluyeron.